14.000 millones de inversiones

Los 'secretos' de la carrera compradora de Cellnex: 30 operaciones en 5 años

El equipo de adquisiciones de la operadora ha vivido un frenesí que desembocará en el histórico acuerdo de Hutchison, que implicará el pago de hasta 10.000 millones.

Tobías Martínez es el consejero delegado de Cellnex Telecom.
Tobías Martínez es el consejero delegado de Cellnex Telecom.
Archivo / L. I.

La de adquisiciones y fusiones de Cellnex es una maquinaria que lleva varios años a pleno rendimiento. La gestora española de torres de telecomunicaciones culminará en las próximas semanas una carrera de más de cinco años de compras con el desembolso de hasta 10.000 millones para hacerse con el control de todos los emplazamientos de la hongkonesa Hutchison en Europa. Una carrera impulsada por la euforia desatada en este mercado en el viejo continente, ante las necesidades de las telecos de deshacerse de infraestructuras fijas para aliviar sus abultadas deudas financieras, y que ha puesto a prueba su capacidad de integrar equipos y activos y de convencer al mercado de que puede ser el operador 'neutro' de referencia.

En marzo de 2015 empezó realmente esa carrera. Dos meses antes de su estreno en bolsa, tras la escisión de Abertis, sacaba la chequera y daba un primer puñetazo en la mesa. Después de compras menores de activos a compañías como Telefónica o Yoigo, aterrizaba en Italia para hacerse con las torres de la operadora local Wind. Se hacía con el 90% de las acciones de su división de infraestructuras con una inversión de casi 700 millones de euros y la incorporación a su portafolio de 7.400 postes. Ese fue sólo el principio. Después llegaron muchas más: Bouygues Telecom (Francia), en 2016 y 2017; Iliad (Francia e Italia) y Arqiva (Reino Unido), en 2019, o, más recientemente, Play (Polonia). En total, presencia en nueve países y control sobre 73.000 emplazamientos.

"Con el tiempo, Cellnex podría convertirse en operador esencial en la consolidación del mercado europeo de infraestructuras de telecos". Esa era la apuesta que la compañía entonces presidida por Francisco Reynés -hoy al frente de Naturgy- comunicaba a los accionistas en el folleto de salida a bolsa en 2015. Y ese ha sido su leitmotiv: el mercado europeo no tenía grandes gestores independientes de torres, en su gran mayoría en manos de las grandes operadoras, como sí habían formado en Estados Unidos -American Tower es uno de los casos más emblemáticos-. Para eso había que ser agresivo en adquisiciones y, sobre todo, convencer a las telecos de desprenderse de activos en los que han invertido miles de millones para convertirlos a ellos en su proveedor de referencia. A todo esto contribuyó el fuerte endeudamiento de las operadoras y la necesidad de reducirlo por una vía más o menos rápida.

¿Cuál es el racional detrás de todas estas adquisiciones? Son costosas, pues implica una inversión inicial muy fuerte -basada en deuda o en ampliaciones de capital más o menos agresivas- con precios por torre que se han ido incrementando en los últimos dos años ante el calentamiento del mercado. Sólo en los dos últimos años ha emprendido ampliaciones de capital por valor de más de 6.500 millones de euros y colocaciones de bonos de deuda de más de 2.300 millones. Cellnex compra los emplazamientos, para justo después firmar un acuerdo de servicios preferentes con la operadora vendedora para prestarle el servicio de mantenimiento y puesta en marcha de esos activos. En estas alianzas se incluyen también compromisos de construcción de otros nuevos. 

La devolución de ese fuerte desembolso inicial para adquirirlos viene de ese flujo de caja estable en el tiempo y de la posibilidad de dar acceso a otras operadoras en cada una de las torres para elevar su rentabilidad. La tasa de ocupación de cada uno de los postes ha ido incrementándose poco a poco, para estabilizarse en el último año. En total, cada uno tiene de media 1,5 clientes. Los inversores han respaldado de manera abrumadora esta estrategia, con demandas 'récord' en las diferentes colocaciones y con subidas continuadas de la acción especialmente en los dos últimos ejercicios.

Relaciones de confianza

Pese a ese respaldo, no lo ha tenido fácil para convencer a las operadoras. Según explican fuentes oficiales de la gestora, han necesitado años de actividad y unas primeras alianzas más ligeras antes de cerrar acuerdos mucho más ambiciosos. El objetivo de esas primeras tomas de contacto era conocer su forma de operar y generar una relación de confianza. Así sucedió, por ejemplo, con Bouygues Telecom con la que se suscribió una primera operación muy pequeña en el año 2016 para posteriormente ir estrechando la relación hasta ser hoy uno de los grandes clientes de Cellnex. También ha sucedido con Iliad en el mismo país. 

Ese mayor nivel de conocimiento en el mercado le ha permitido suscribir acuerdos para negociar en exclusiva con operadoras en la venta de las torres. Con estas medidas, tiene la posibilidad de reducir los plazos (y la competencia) en las conversaciones y que pasen menos de seis meses desde los primeros contactos hasta la firma definitiva. En otros casos el proceso se puede alargar por encima de un año, debido a que el dueño de los emplazamientos decide hacer un proceso competitivo al que invita a varios operadores. En total, según confirman desde la compañía, se han sumado cerca de una treintena de operaciones, con una intensificación de la actividad en los dos últimos ejercicios.

Después de la compra, ¿cómo es la integración? En el lado de los activos, éstos pasan a manos de Cellnex, que se encarga de su mantenimiento y de la gestión del día a día para la operadora. Pero ese no es el único capítulo. En buena parte de las transacciones, la española no se hace sólo con las torres, sino que compra las acciones de una filial donde están 'insertados' los activos. Esas sociedades cuentan con personal adscrito que, de manera automática, pasa a formar parte del grupo dirigido por Tobías Martínez. Esta integración del talento es más decisiva en el caso de que la transacción sea la primera en el país y, por tanto, suponga el aterrizaje de la española en un mercado nuevo. "Llegar al país sin personal es algo especialmente complejo", aseguran las mismas fuentes, que aseguran que eso fue lo que sucedió en Francia con Bouygues Telecom en 2016. 

Toda esta carrera ha sido ejecutada por un equipo que ha ido ganando mucho peso en el seno de la cotizada. En los últimos años ha estado liderado por José Manuel Aisa, director corporativo de Finanzas y M&A del grupo. Aisa ha desarrollado su labor en el área de desarrollo corporativo de Abertis desde el año 1999, donde ha participado en las principales transacciones. Además de todo el equipo de fusiones y adquisiciones, la gestión de las operaciones se ha convertido en algo transversal para el grupo, pues implica también a los grupos vinculados a desarrollo de negocio, finanzas, operaciones y comercial. 

Aisa y su equipo tienen ahora el reto de continuar con esta agresiva política de compras. En las próximas semanas estarán enfrascados en el cierre definitivo de una operación que lleva meses fraguándose: la adquisición de todas los activos europeas del grupo hongkonés Hutchison, que supondrá un desembolso de casi 10.000 millones de euros. Esto supone incrementar su planta de torres en casi un 40% y agotar buena parte de su capacidad financiera actual. La negociación está siendo de las duras. Y es un caso paradigmático en la reciente historia de la compañía: la vendedora ha pasado en menos de un año de denunciar la posición de dominio de la española por la compra de Arqiva en Reino Unido, tratando de tumbar la operación ante el regulador británico, a ultimar la 'entrega' de sus más de 28.000 emplazamientos.  Mientras tanto, Telefónica sigue engordando su filial Telxius y Orange y Vodafone crean sus propias sociedades. Aún hay mucho que comprar.

Mostrar comentarios