Negociación abierta

Siro empaña su futuro tras el rechazo al  recorte previo a la entrada de los fondos

La compañía galletera que solicitó ayuda a la SEPI y espera el aterrizaje de dos inversores internacionales no convence a todas sus plantas sobre el plan de productividad necesario para cerrar la reestructuración.

El presidente de Cerealto Siro, José Manuel González Serna, y el consejero delegado del grupo, Luis Ángel López
De izquierda a derecha: el presidente de Cerealto Siro, José Manuel González Serna, y el consejero delegado del grupo, Luis Ángel López.
EFE

El futuro de Siro, la principal empresa galletera de España y proveedor de peso de Mercadona, todavía está por escribirse. Tras aproximadamente un año de espera para recibir el salvavidas de la SEPI y haber tanteado a distintos fondos de inversión como socio estratégico, la compañía palentina tiene encarrilada esta segunda opción. Pero la quiere supeditar a un plan de competitividad que deben apoyar todos los centros productivos de la compañía, que están votando durante esta semana. Y pese a que han convencido a buena parte de sus empleados, algunas unidades han rechazado la oferta y han devuelto la pelota al tejado de la compañía.

Fuentes sindicales explican que estos centros contrarios al plan de competitividad previo a la entrada de los fondos se encuentran en El Espinar (Segovia) y el Centro Especial de Empleo, en Venta de Baños, Palencia. El primero habría votado en su mayoría no con un resultado muy ajustado (49 oposiciones por 41 votos a favor y dos votos nulos) y el segundo lo habría rechazado con mayor contundencia (115 noes, 33 síes, 2 votos blancos y solo 1 nulo). Está previsto que en los próximos días se pronuncien otras unidades productivas.

Donde sí hay constancia de que el plan de competitividad ha salido adelante es en la planta de Aguilar de Campo (Palencia), que emplea a cerca de 326 personas. Entre las condiciones firmadas, de acuerdo a la documentación consultada, está un aumento anual del número de horas o la reserva de la compañía a trasladar la actividad a otras fábricas "más competitivas". El acuerdo consta de otros puntos como el mantenimiento del número de empleados fijos y la posibilidad de poner en marcha planes de salidas incentivadas en la compañía, con un pago tope de 33 días por año trabajado y un máximo de 20 mensualidades.

El 'polvorín' laboral de Siro ha saltado a la esfera política, desde donde se presiona para evitar una sangría en puestos de trabajo en Castilla y León

El problema es que el acuerdo está ligado a que sea aceptado por todas las plantas, explican las mismas voces sindicales, que reconocen que aun así la empresa podría ejecutar una modificación sustancial de las condiciones de trabajo. Desde la compañía rehusaron comentar sus próximos pasos tras esta negativa, pero remarcaron que "la negociación sigue abierta". Alfredo Alonso, presidente del comité de empresa, afirmó esta semana que el mandato de los potenciales inversores era claro: "O había acuerdo de los trabajadores sobre un plan de competitividad o no entraban. Y si no entran, tenemos los días contados", aseguró. Hay que recordar que los empleados ya rechazaron una primera oferta en febrero y se han movilizado con manifestaciones y huelga durante este 2022.

La crispación se ha trasladado a la esfera de la política local. Ante el impacto laboral de la compañía en Castilla y León, el PSOE de la región pidió el martes a la Junta "que escuche" a los trabajadores del grupo en riesgo de despido. "Hay que lograr que la planta de Venta de Baños siga allí", dijo al respecto el líder socialista Luis Tudanca. El representante público también tuvo palabras para los futuros compradores, a los que se dirigió para pedirles que los trabajadores no vivieran "en exclusiva" los ajustes que debe realizar la compañía

Un fondo turco y otro estadounidense

La noticia llega tras el anuncio oficial de quién será previsiblemente el nuevo dueño de la compañía. O, en este caso, los nuevos dueños. Se trata del fondo norteamericano Davidson Kempner y el turco Afendis, quienes inyectarían capital en la compañía a cambio de quedarse con la mayoría accionarial -el socio fundador, Juan Manuel González Serna, se mantendrá con el 25% del capital social-. Los nuevos postores todavía no han firmado definitivamente el acuerdo, según fuentes cercanas al proceso, pero tienen todas las papeletas de terminar siendo los nuevos propietarios tras la salida de Biscuit International (Platinum) de la puja. En el pasado sonaron otros nombres como el de Galletas Gullón, que se retiró del proceso alegando problemas potenciales problemas con Competencia.

En esta decisión también ha influido mucho el retraso del rescate de la SEPI a través de su fondo de recuperación para empresas estratégicas. La empresa galletera solicitó finalmente 90 millones en créditos únicamente participativos, como explicó La Información. Pero su consulta lleva casi un año bajo análisis de asesores externos y todavía no se ha despejado. Es una situación similar a la que han vivido otras empresas españolas que no han tenido otras alternativas que terminar buscando amparo en el capital riesgo: La Menorquina buscó al fondo Cheyne, Room Mate a Angelo Gordon y Mediapro a su socio chino Orient Hontai.

La posición de Siro era delicada antes de la pandemia, pero la crisis sanitaria agravó la situación. La compañía se vio obligada a firmar en la recta final de 2020 un préstamo sindicado por valor de 311 millones de euros con varios bancos (Caixabank, Santander y el Sabadell, entre otros). La ayuda prohibía además obtener financiación adicional -los préstamos participativos de la SEPI no computarían como deuda- y distribuir dividendos o cualquier otra remuneración a sus accionistas. En paralelo, durante 2021 ha ejecutado distintas desinversiones, como la de la fábrica de Medina del Campo (Valladolid) a una filial de Bimbo y otra planta de Burgos al grupo italiano Morato.

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