El fabricante de automóviles japonés Suzuki se ha visto obligada a suspender la producción de sus vehículos en Hungría durante una semana por las interrupciones en la cadena de suministro, causadas por las continuas agresiones de los hutíes a los barcos mercantes que navegaban por el mar Rojo. Así, Suzuki pretende restablecer la producción de su planta de Esztergom el próximo lunes, donde fabrica dos vehículos utilitarios deportivos, los modelos Vitara y S-Cross.
La creciente tensión en el mar Rojo se debe a los ataques de los rebeldes hutíes del Yemen contra buques comerciales que estén vinculados a Israel, como protesta por el conflicto en la Franja de Gaza.
Suzuki ha sufrido las ofensivas con retrasos en la entrega de motores y otras piezas a su planta húngara, ya que las compañías navieras decidieron redirigir las rutas de sus buques mercantes por Sudáfrica, demorando las fechas de entrega.
En respuesta a los ataques, Estados Unidos y el Reino Unido bombardearon el pasado jueves y viernes posiciones de los hutíes en al menos seis provincias del Yemen, pero el grupo, respaldado por Irán, no ha cesado los ataques a barcos en el área.
Ataque en defensa del libre comercio
Ambos países, además de Australia, Baréin, Canadá, Países Bajos, Dinamarca, Alemania, Nueva Zelanda y Corea, emitieron un comunicado conjunto en el que defendían que el ataque fue cometido en pro de la libertad de navegación y el comercio internacional.
Japón se sumó más tarde a las naciones que justifican los bombardeos, alegando que los rebeldes hutíes siguen dificultando el derecho y la libertad de navegar en el mar Rojo y en las aguas que rodean la península árabe, y que el bombardeo "es una medida para que la situación no vaya a más".
