La constructora ferroviaria Talgo ha finalizado las pruebas de homologación de su tren de alta velocidad Avril, adquirido por Renfe para ampliar su flota disponible, según han confirmado fuentes del sector a La Información. Tras terminar la fase de testeo dará comienzo la fase de homologación por parte de los organismos dedicados a la seguridad y calidad, procedimiento que garantizará que se cumplan los estándares fijados.
La Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF) y la Agencia Ferroviaria Europea (ERA) serán las encargadas de verificar este cumplimiento. Esta segunda cuenta con un plazo máximo de cinco meses para ejecutar esta verificación. Una vez ambas entidades den su visto bueno, Talgo pondrá a disposición de Renfe los trenes para que comience el procedimiento de formación del personal —maquinistas y personal de servicio—, lo que dilatará aún más los plazos para su puesta en servicio, que ahora mismo apunta a los meses de verano.
Según las fuentes consultadas, y al menos durante estos meses de pruebas, la operadora pública no podrá acoplar dos unidades de este modelo entre sí, dado que esta homologación todavía sigue en proceso. Por tanto, sólo podrá hacer uso de estos trenes en composición simple, ofertando 581 o 521 asientos por trayecto, según se destinen a sus servicios estándar o Avlo (de bajo coste). Una vez se resuelva esta cuestión, podrá ofertar más de 1.000 plazas por trayecto, pudiendo competir directamente contra rivales como Ouigo, cuyos trenes ya alcanzan ese nivel de capacidad.
En total, Renfe recibirá 30 trenes de una tacada: 20 para servicios AVE y otros 10 a Avlo, su segmento 'low cost'. A la vez, estas unidades tienen distintos diseño y funcionalidad: 15 sólo podrán rodar por líneas de alta velocidad, al disponer de un ancho de rodadura fijo y que podrían tener Francia como destino de operaciones. Los 15 restantes son de ancho variable y podrán circular por líneas convencionales, como las que llegan a Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco o Cádiz.
Meses de retraso y amenazas de indemnización
Talgo y Renfe mantienen una tensa relación desde el pasado verano, cuando la operadora pública denunció el retraso en los plazos de entrega fijados y amenazó con aplicar las cláusulas fijadas en el contrato que penalizarían económicamente a la constructora. La empresa pública adjudicó la construcción y el mantenimiento de estas 30 unidades en 2016 a cambio de 1.495,4 millones de euros. Según la versión de Renfe, debían haber sido entregados en enero de 2021 —aunque no se concretó una fecha definitiva— para comenzar a prestar servicio en verano de 2022.
La entidad dirigida por Isaías Taboas contaba con estas unidades para mejorar la oferta de trenes AVE y Larga Distancia, especialmente los que unen Madrid con Galicia, aprovechando la puesta en servicio de la línea de alta velocidad hasta el territorio. Para afrontar esta ausencia, ha tenido que redistribuir la flota existente y así cubrir las distintas expansiones de la red ferroviaria. Esta situación ha llegado al punto de estar complicando la operativa diaria de muchos servicios al norte de España, debido a las labores de mantenimiento que se tienen que acometer de forma obligatoria.
La firma de los Oriol, por su parte, alegó causas exógenas "de fuerza mayor" para justificar las demoras, que fueron notificadas "en el transcurso del proyecto". Entre ellas, citaba "caídas en la producción e interferencias en la cadena de suministro generadas por la Covid-19 y otros eventos geopolíticos". Estos problemas no están afectando de forma exclusiva a este constructor, ya que hay otros pedidos de Renfe que también están experimentando demoras, según otras fuentes consultadas.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios