El hombre más rico del mundo

De la ‘tormenta perfecta’ a la euforia: los dos años de infarto de Tesla y Musk

La compañía se aprovecha de la ola alcista y de las altas expectativas del mercado para disparar su valoración, tras despejar dudas sobre sus cuentas. La sombra de la burbuja planea sobre el fabricante.

El fundador de Tesla, Elon Musk, en su visita a una de las plantas de la empresa en Berlín.
El fundador de Tesla, Elon Musk, en su visita a una de las plantas de la empresa en Berlín.
DPA vía Europa Press

Verano de 2018. La ‘tormenta perfecta’ se cernía sobre el gigante Tesla: dudas sobre su capacidad para devolver la deuda; una producción con fuertes retrasos, y un consejero delegado, Elon Musk, especialmente señalado por sus salidas de tono en público. Dos años y medio después, el primer ejecutivo se ha convertido en la persona más rica del mundo, según la lista Bloomberg. Y el fabricante de coches eléctricos ha disparado su valor, al multiplicarlo por más de diez y superar la barrera de los 800.000 millones de dólares, ante la desmedida euforia en los mercados bursátiles y con algunas voces alertando sobre una burbuja de fondo. ¿Qué ha pasado en todo este tiempo? Dos años y medio de infarto, en los que ha demostrado su capacidad para generar beneficios y ha logrado cumplir con todas las previsiones de producción de vehículos.

A mediados de ese complejo año 2018, todas las alarmas estaban encendidas en la compañía. El principal problema radicaba en el capital. La compañía ‘quemaba’ dinero a una gran velocidad. Musk se negaba a acudir al mercado. Las pérdidas seguían tiñendo de rojo las cuentas de resultados del fabricante. Sólo en el primer trimestre de ese ejercicio rozaron los 800 millones de dólares para unos ingresos de 3.400. Ese déficit desapareció por primera vez en su historia a finales de ese mismo ejercicio. Era el primer beneficio trimestral completo: 139 millones de dólares. Desde esa fecha hasta hoy, los números rojos no desaparecieron por completo, pero dejaron de ser una preocupación tan acuciante para algunos de los inversores. Había demostrado que, pese a estar en plena expansión, podía generar ganancias.

Esa optimización de las cuentas también empezó a llegar poco a poco a su capital, clave para tratar de calmar a los inversores y analistas que arrojaban dudas sobre su capacidad de hacer frente a sus gastos y a la deuda. A principios de 2019, meses después de toda esa tormenta, la compañía levantó 2.500 millones de dólares en una ampliación récord, mezcla de capital y deuda. Esas reticencias de Musk a captar dinero en el mercado desaparecieron el pasado 2020, marcado por la pandemia del coronavirus. En total, la empresa ha completado tres ampliaciones de capital puras captando 12.000 millones de dólares. Se ha aprovechado de la euforia bursátil y la enorme subida del valor de las acciones. Según las estimaciones de Bloomberg, la caja alcanzaría los 20.000 millones.

¿La consecuencia de todo este reforzamiento del capital? Básicamente, que esas dudas de los analistas se han ido despejando con los números. Y la última prueba está precisamente en la revisión de la calificación de la deuda que hizo la agencia S&P a mediados del pasado mes de diciembre. “La cantidad de liquidez de Tesla ha reducido sustancialmente su riesgo financiero”, apuntaba la entidad en un informe en el que hablaba que todas esas ampliaciones de capital que se firmaron han reducido su deuda neta “esencialmente a cero”. “Adicionalmente, la compañía continúa mejorando la ejecución operativo, convirtiéndose en más eficiente en la producción y haciendo avances en su expansión global”, concluía.

El balance se sumaba a otra preocupación en aquel lejano 2018: la capacidad para responder a la demanda a través de una cadena de producción que, habitualmente, incumplía todos los plazos. Esto ha ido perfeccionándose. Y la culminación es el año 2020. Prometió cerrar el ejercicio con 500.000 vehículos fabricados y, finalmente, se quedó a unos miles de unidades de ese objetivo. Pese a que se trata de un hito en la historia de la empresa, esa cifra está muy por debajo de algunos de los rivales y, sobre todo, lejos de lo que un día prometió Musk. El CEO apuntó en el año 2016 que superaría el millón de coches en 2020.

Como telón de fondo y gran facilitador se encuentra la euforia de los inversores y la enorme subida en bolsa de las acciones. Según confirmaba la propia Bloomberg, la apertura de la planta en Shangai (China) -que, en teoría, prueba su capacidad para expandir su red internacionalmente-, el inicio antes de lo previsto de la fabricación de su modelo ‘Model Y’, los avances en la tecnología de las baterías o la inclusión en el índice S&P 500 ha llevado a los inversores a disparar su valoración por encima de los 800.000 millones -diez veces el nivel con el que empezó el año- que llevó al propio Musk a hacer una de las suyas y afirmar el pasado mes de mayo en su cuenta de Twitter que las acciones estaban sobrevaloradas (Toyota, por ejemplo, mantiene su capitalización en los 250.000 millones). A esos factores hay que sumar también la enorme liquidez del mercado, que también ha llevado a precios récord al sector de las grandes ‘tech’. Pese a que ha habido inversores que han retirado sus apuestas en corto, sigue habiendo analistas que señalan una sobrevaloración clara, con ratios a años luz de sus competidores del sector del motor o del sector tecnológico.

Lo que no ha cambiado en estos dos años y medio tumultuosos en el seno de la compañía es la excentricidad de su consejero delegado y las intervenciones polémicas en las redes sociales. Durante los primeros meses de la pandemia del coronavirus planteó una verdadera batalla con las autoridades locales estadounidenses para reabrir alguna de sus fábricas. Se mostró muy crítico con estas medidas y publicó numerosos mensajes controvertidos sobre la enfermedad. Además, publicó aquel tuit en el que defendía que existía una sobrevaloración de la compañía y otros más que también levantaron polvareda.

Ahora, tras despejar algunas de las dudas más acuciantes sobre su negocio y su empresa, Musk se enfrenta a una situación muy diferente, con un mercado eufórico. Lo hace superando a Jeff Bezos como el hombre más rico del mundo, según la lista Bloomberg. Dos años y medio después de aquel verano negro, le toca demostrar que esa euforia está realmente justificada.

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