Créditos con BBVA o Santander

Wallbox triplica el gasto de intereses de préstamos tras la subida de la deuda

El fabricante de cargadores elevó este pasivo entre 2022 y 2023 con tipos variables de hasta el 8% más Euribor y los intereses rozaron los 14 millones. Sumó dos créditos con BBVA y con un sindicato que aportaron 60 millones.

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Wallbox triplica el gasto de intereses de préstamos tras la subida de la deuda.
EFE

Los socios actuales, como Iberdrola o Francisco Riberas (Gestamp), no son los únicos financiadores de las operaciones de Wallbox. El fabricante español de cargadores para coches elevó la deuda de manera relevante en los dos últimos ejercicios, con especial incidencia de los préstamos con interés variable. Esto llevó a casi cuadriplicar el gasto financiero hasta rozar los 14 millones de euros frente a los 3,7 millones de 2022. La firma con sede en Barcelona incorpora en estos dos últimos años el mayor endeudamiento como un riesgo más.

La deuda ha sido un recurso recurrente en los dos últimos años por startups y empresas con mucho capital riesgo en su accionariado. Le pasó a Jobandtalent, que ahora busca negociar con Blackrock ante la cercanía de los vencimientos. En el caso de Wallbox, se trata de un proyecto de crecimiento que ha completado importantes inversiones tanto para la ampliación de su capacidad de fabricación, como para la compra de otras compañías. Sólo en 2023 la empresa ha disparado su deuda con dos préstamos muy relevantes.

Uno de esos préstamos es el suscrito en febrero con BBVA Spark de 25 millones de euros con un tipo de interés del Euribor a un mes con una tasa del 8% anual -como el resto incorpora varios derechos de propiedad intelectual como garantía-. El otro fue en octubre: un sindicado con ICO, Institut Catalá de Finances (ICF), Mora Banc y EBN y uno con Cofides que suman 35 millones -30 millones para las inversiones en sus líneas de fabricación en la planta de Barcelona y 5 millones para expandir su fábrica y líneas de ensamblaje en Estados Unidos-. ¿Las condiciones? Euribor a 3 meses con un 3,25% anual.

Esto ha llevado a elevar de manera importante la deuda variable frente a la fija respecto a años anteriores. Y sobre todo a disparar el coste financiero de esos préstamos bancarios debido también a la subida de los tipos de interés. Los gastos en este capítulo han pasado de 3,7 millones a 13,7 millones de euros -los costes financieros totales sumaron 15 millones-. La compañía contaba con unas pérdidas operativas de 106 millones de euros tras ingresar 143 millones -prácticamente la misma cifra de ventas que el año anterior ante una menor demanda de cargadores-.

Los vencimientos del principal de los últimos créditos importantes firmados con los bancos tienen aún cierto margen, aunque atados a un nivel de endeudamiento respecto al beneficio bruto (gross profit). El de 12,5 millones suscrito con Santander en 2021 cumple en 2027. El de 17,9 millones de la entidad presidida por Ana Botín a finales de 2022 concluye en 2029. El de 25 millones con BBVA Spark llega a 2028, al igual que el de 35 millones de EBN y el resto del sindicato de entidades financieras. Desde el año 2022 la empresa incluye este endeudamiento dentro de sus riesgos corporativos presentados a los inversores.

Al margen de la deuda, la compañía dirigida por Enric Asunción ha conseguido mantener el pulso inversor de sus accionistas más relevantes en el accionariado. En abril de 2023 firmó con dos bancos una ‘colocación lenta’ de hasta 100 millones de dólares en acciones. A cierre del ejercicio han sumado 7,5 millones de dólares (6,8 millones de euros al cambio) bajo esta fórmula. A esto hay que sumar dos ampliaciones en junio y diciembre a las que acudieron Francisco Riberas, Iberdrola y el fabricante estadounidense Generac de 48 y 31,6 millones de dólares, respectivamente.

Poder de voto de cofundadores

Pese a ese respaldo la compañía sigue rigiéndose por una estructura accionarial similar a la de gigantes tecnológicos en Estados Unidos. Todas estas colocaciones han sido para distribuir títulos de clase A, que otorgan el derecho de un solo voto cada una. Pero las de clase B son las que tienen diez votos. Y estas -que son 111 millones frente a los 280 millones de las A- siguen en manos de los dos cofundadores lo que les permite mantener el poder. Enric Asunción y Eduard Castañeda cuentan con el 45,6% y 9,7% de poder de voto combinado. Iberdrola apenas cuenta con 4,2% y Riberas (a través de su sociedad patrimonial Orilla Asset Management) suma un 3,9%.

Como suele suceder en estos casos, la compañía incluye esta estructura dual de acciones entre sus riesgos corporativos, pues tiene el “efecto de concentrar” el control de voto en ciertos accionistas y limitar la capacidad del resto en influir en asuntos corporativos. Esto “podría disuadir a otros de realizar cualquier transacción de cambio de control que los tenedores de las acciones A puedan considerar beneficiosas”, según apunta en el informe anual, donde insiste en que los cofundadores “no son parte de ningún acuerdo que les exija votar juntos, pueden tener intereses diferentes” al resto de socios.

Junto con la previsión de pérdidas a corto y medio plazo en su cuenta de resultados -lo que le lleva a asegurar que mantendrán iniciativas de recorte de costes significativas en este 2024 después del ERE de 2023-, la compañía española establece las elecciones de finales de este año en Estados Unidos como otro de los riesgos. ¿La razón? La victoria de Donald Trump podría poner en riesgo los 369.000 millones de dólares de ayudas para inversiones climáticas aprobadas por la administración Biden. También es un reto importante la adopción de los vehículos eléctricos en el mercado para su modelo. 

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