Un tercio de la ocupación llega desde Francia

El veraneante francés obedece a Macron y 'golpea' al turismo de la Costa Brava

El mercado del país vecino era el flotador al que se agarraba la hostelería del norte de Cataluña para no hundirse en el verano más difícil que se recuerda. 

Costa Brava
El veraneante francés obedece a Macron y 'golpea' al turismo de la Costa Brava.
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No se salva ni la zona fronteriza. Cuando el viernes pasado, el nuevo primer ministro francés, Jean Castex, recomendó "vivamente" a sus compatriotas que no se desplazaran Cataluña, todo aquél que vive del turismo en la Costa Brava (Girona) se temió lo peor. El efecto fue inmediato. Durante el fin de semana posterior al veto turístico, el paso de vehículos por la frontera de La Junquera cayó un 16,72% con respecto al anterior. Las reservas empezaron a cancelarse e, incluso, algunos turistas que ya se encontraban en sus hoteles o apartamentos los dejaron antes de tiempo para volver a casa. Martí Sebrià, gerente de Costa Brava Hotels, reconoce que es un duro golpe para la zona, que esperaba recuperar el tiempo perdido y alcanzar el 90% de ocupación en agosto. Sin embargo, el 'semibloqueo' del mercado francés ha trinchado sus expectativas: "Parece difícil que vayamos a rondar el 80%", apunta. 

La situación es compleja. Hablamos de un 'semibloqueo' y no de un bloqueo con todas las letras porque Jean Castex emitió, en última instancia, solo una recomendación. No impuso una cuarentena de 14 días a la vuelta de los turistas ni ninguna otra restricción, como sí que han hecho el Reino Unido u Holanda. Por eso el flotador que representa el mercado turístico francés para la Costa Brava no se ha pinchado del todo. Ahora bien, pierde aire por todos lados y eso es un drama para el norte del litoral catalán. "Del 100% de la ocupación hotelera anual en la Costa Brava, alrededor de un tercio (más de un 30%) es francesa", desliza Sebrià. "No es que se hayan anulado todas las reservas desde el viernes pasado. Evidentemente, no todo el mundo hace caso a los políticos", continúa, "pero sí que hemos notado el efecto".

"Es muy difícil saber con exactitud cuántas reservas canceladas pertenecen al público procedente de Francia", advierte. Sin embargo, los datos del Servicio Catalán de Tráfico son contundentes. Si el fin de semana posterior a las declaraciones del primer ministro Castex atravesaron la frontera de La Junquera un 16,72% menos de coches que el anterior; la comparativa con el año pasado es desoladora: el tráfico cayó un 53,35% con respecto al 2019. En conversación con este digital, Sebrià da una importancia capital a la llegada de franceses estas vacaciones: "El turismo norteamericano y el escandinavo han desaparecido por completo; y el británico, prácticamente". Esto es porque los viajes de largo recorrido son "menos atractivos" en una situación de riesgo como la que viven casi todos los países. "Por eso", matiza, "se esperaban muchos más viajes por carretera a destinos próximos, como lo es la Costa Brava para los franceses del sur". Hasta ahora, las previsiones eran acertadas, pero el veto de Francia pone en tela de juicio la fiabilidad del destino España y, en particular, Cataluña

un dato

  • Tras el veto francés, el tráfico en el paso de La Junquera cae un 16,72% con respecto al anterior fin de semana. 

"Tratamos de convencerlos para que no cancelen"

Para muestra un botón. Desde SolHome, una conocida inmobiliaria que opera en uno de los pueblos más turistificados de la región, L'Escala, aseguran a La Información que "se han producido muchas cancelaciones en los últimos días". No obstante, los trabajadores de la inmobiliaria no cruzan los brazos cuando reciben llamadas desde Francia para anular sus reservas. Ellos, según una responsable de la empresa, "tratan de convencer a los turistas de que Cataluña es un destino seguro". Pero, ¿qué tipo argumentos esgrimen? "Les explicamos que las mascarillas son obligatorias y que en las playas, los bares y restaurantes hay que mantener la distancia de seguridad", especifican desde la inmobiliaria. En algunas ocasiones logran que el turista se lo piense y mantenga la reserva, pero la mayoría de las veces es imposible y el veraneante termina por renunciar a sus vacaciones en España

La actual temporada estival en Cataluña se puede calificar, sin duda alguna, de 'coitus interruptus'. Primero la campaña veraniega se antojaba toda una incógnita. Luego, al calor de la celebración 'soft' de San Juan, tanto el norte como el sur del litoral catalán reverdecieron y, a continuación, comenzaron a dejarse caer por la Costa Brava —algunos de cuyos pueblos más turísticos están a poco más de media hora de la frontera— los turistas franceses. Todo parecía indicar que lo escarpado de la geografía gerundense y lo cristalino de sus aguas iba a vencer al miedo que provoca la Covid, pero no. Las recomendaciones de Jean Castex helaron, cuando menos a fecha de 31 de julio, el ímpetu de sus conciudadanos por acercarse a las playas catalanas. "Queríamos lograr que la caída de la ocupación en comparación con el año pasado no superara un 10% o un 15%", concreta Sebrià, "pero, dadas las circunstancias, será difícil hacer un agosto por encima del 80%". 

Martí Sebrià: "Queríamos evitar caer más de un 10% o un 15% en agosto, pero va a ser muy difícil"

Consagrados al turismo nacional

"El turismo interior representa algo más del 30% de la ocupación hotelera en la zona; el francés otro 30%, mientras que el 40% restante está dividido entre turistas de distintas nacionalidades: británicos (sobre un 15%), rusos, belgas, escandinavos o norteamericanos, entre otros", observa el gerente de Hotels Costa Brava. Lo más probable, añade, "es que el porcentaje de franceses acabe por no caer una vez tengamos las cifras del 2020", pero eso no será una buena noticia. "No se podrá comparar el 30% de otros años con el de este". Cuando los propietarios echen cuentas, verán que el porcentaje de ocupación francesa aguanta porque el de otros países como Reino Unido cae casi por debajo del 2% y, como se ha apuntado en líneas superiores, los escandinavos y norteamericanos se reducen al 0%. Por contra, la tasa del turismo nacional crecerá, "por ejemplo, a un 40% o un 50%", lo cual no quiere decir que tenga per se que ser más alta que la del año pasado en números totales. Aunque todavía no hay datos, el porcentaje de turistas españoles en la Costa Brava podría crecer a pesar de que las cifras totales cayesen debido a la ausencia de los mercados de otros países

De todos modos, ante el 'cerrojazo' de Reino Unido, la recomendación del primer ministro francés y la pérdida del turismo de largo recorrido, al sector no le queda otra que consagrarse al turismo nacional. La neverita azul del típico dominguero español tiene que verse mucho en las costas catalanas durante el mes de agosto si la hostelería quiere "salvar los muebles", esto último en palabras de Martí Sebrià. "A pesar de todo, todavía tenemos septiembre y octubre por delante", recuerda. El turista francés suele ser habitual en lo que se denomina la 'temporada media'. Por el momento, Quim Torra se esfuerza en jurar y perjurar que Cataluña es un destino seguro y el Gobierno de España trata de mitigar el efecto de las restricciones —y las recomendaciones— al turismo de los distintos países. Salvar los muebles... aunque sea sobre la campana (y si el virus lo permite). Esa es la cuestión. 

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