Rafael Fernández, médico para turistas

"Tenemos planes para cubrir todas las necesidades del extranjero contagiado"

El doctor visitó a uno de los primeros positivos en COVID-19 de España, cumplió cuarentena estricta por precaución, dio negativo y volvió al trabajo.

Rafael Fernández, médico turistas
"Tenemos planes para cubrir todas las necesidades del extranjero contagiado".
Ana Isabel Fernández

2 de marzo de 2020. Todavía faltan 14 días para que Pedro Sánchez decrete el estado de alarma en España, pero el médico de turistas Rafael Fernández ya está atendiendo, sin saberlo él ni nadie, a un enfermo de COVID-19. Lo hace con las medidas de seguridad propias de una consulta rutinaria. Seis días después, las autoridades sanitarias andaluzas comunican que el paciente de Manchester que Fernández había visitado en un hotel de la Costa del Sol padece la enfermedad. Ahora, tras más de cinco meses, el doctor asegura que la labor del hospital en el que trabaja ha sido impecable durante la pandemia y, en referencia al mes de agosto que tiene por delante, tercia: "Nosotros trabajamos para que el turista tenga todas las necesidades cubiertas si da positivo". Esto es: desde la atención en el alojamiento, hasta la cancelación de vuelos, pasando por la prolongación de la estancia. Ni un cabo suelto. 

Al tiempo que se suceden vetos y restricciones para el turismo en España, las zonas más visitadas del país trabajan para convertir sus destinos en los más seguros en lo que a la COVID-19 se refiere. Hospitales como el Vithas Xanit Internacional (con certificado Joint Comission Internacional) ubicado en Benalmádena (Málaga), ponen a disposición de hoteles, 'touroperadores' y agencias aseguradoras de viajes toda una ristra de servicios que buscan dar confianza al turista. Aunque, como aseguró Miguel Mirones (presidente del Instituto de Calidad Turística) a este medio hace unos días, "es imposible lograr la seguridad total contra el virus", lo que sí se puede garantizar es una respuesta médica adecuada una vez un turista da positivo. Ahí es donde entran Rafael Fernández y sus compañeros, que, si bien han funcionado como el resto de sanitarios durante los meses más duros de la Covid (lo que hiciera falta para salvar a los pacientes y poner freno a la pandemia), en la actualidad han recuperado ya su actividad habitual.

"La hemos recuperado... en la medida de lo posible", desliza. La cantidad de turistas llegados a la zona es mucho menor que la de cualquier otro verano, pero "sí que tenemos los suficientes" como para que se haya retomado la atención domiciliaria de los doctores. Ese es, precisamente, su puesto. Desde que en 1988 empezó a trabajar en la medicina turística, este malagueño de adopción ha ejercido su profesión siempre en el sector. "Este año" —como para todos los sanitarios— "ha sido el más extraño y difícil". No solo por la cuarentena que tuvo que cumplir tras la visita a aquel inglés en marzo, sino porque una vez dio negativo en el test serológico y con todos los hoteles cerrados, su puesto se trasladó a las Urgencias del hospital y, más tarde, al seguimiento telefónico de los enfermos. Cuando se levantó el estado de alarma y con la llegada de algunos veraneantes volvieron las llamadas a la clínica desde los alojamientos y, con ellas, la atención domiciliaria. Hasta tres puestos diferentes en menos de medio año.

Atención completa desde el minuto uno

"Los turistas, sobre todo los extranjeros, tienen la especial característica de que son personas que se encuentran lejos de su casa, sin familiares ni amigos cerca", matiza Fernández. Es por eso que, en caso de caer enfermos, esperan que la Sanidad del país que los acoge durante sus vacaciones, además de asegurarles atención médica, les proporcionen algunos servicios que van más allá. A diferencia de la de otros estados, la sanidad pública española no deja a nadie al margen, pero, además, clínicas privadas como Vithas Xanit, gracias a sus acuerdos con compañías de seguros, hoteles y agencias de viajes, proporcionan al turista un cuidado que va desde la atención médica en el idioma del propio enfermo, hasta el acompañamiento en la cancelación de vuelos, el transporte medicalizado a su país, o la prolongación de la estancia en el alojamiento turístico en caso de que el turista en cuestión tenga que cumplir una cuarentena. Si no es el caso, recuerda Rafael, "el turista desea que los procesos sean rápidos para poder continuar sus vacaciones, así que tenemos que trabajar a un ritmo muy alto", apunta.

"Los turistas que dan negativo quieren volver rápidamente a sus vacaciones: tenemos que trabajar rápido"

"En Málaga y en otros puntos de España", asegura el doctor, "hay hoteles que han reservado toda una planta para acoger casos asintomáticos o con sintomatología leve de coronavirus". Es una prueba más del esfuerzo que el sector hotelero está llevando a cabo con tal de rascar algo del verano más inaudito. Sin embargo, sus esperanzas se resquebrajan cada vez que aparece un nuevo brote que aleja a los turistas de su territorio y, por su puesto, con cada nueva restricción por parte de los países emisores de turistas. Con todo, y tal y como ha expresado el doctor Fernández a este digital, tanto él como sus compañeros han vuelto a ver algo de movimiento: "Estoy visitando a pacientes en los hoteles de nuevo", apunta... "A ver cuánto dura".

Seguimiento de los casos

Desde que terminó su cuarentena y tuvo que volver al trabajo en los días más aciagos, cuando los muertos se contaban por cientos, Rafael desempeñó muy diversas tareas. Lo hizo "siempre con los EPI y los materiales necesarios" y compadece a los 'colegas' que tuvieron que conformarse con soluciones más precarias. Una de las labores de las que se encargó durante el confinamiento fue de la atención telefónica al paciente. "Durante las primeras semanas", recuerda, "realizábamos un seguimiento a todo aquél que era sospechoso de padecer coronavirus". Es algo que ha ido cambiando a lo largo de los meses: "Ahora solo lo hacemos con los que han resultado positivos, pero que no presentan un cuadro grave como para permanecer ingresados en el hospital. No obstante, no nos quedamos ahí: también llevamos a cabo la primera fase del rastreo". Se refiere a que preguntan al contagiado por sus contactos más estrechos y, una vez obtenida toda la información, pasan el parte al Sistema Andaluz de Salud.

Después de 34 años en la profesión, Rafael Fernández nunca hubiera llegado a imaginar que tendría que enfrentarse a una pandemia mundial. Lo ha hecho desde una trinchera insólita. Nada parecido a un entorno deprimente o gris. También en el paraíso la COVID-19 ha causado estragos. Acostumbrado a atender las enfermedades comunes de las personas de avanzada edad —en gran parte naturales es de los países norteños de Europa— que desembarcan en las playas andaluzas para retirarse, los últimos meses se ha tenido que enfundar el EPI con tal de tratar, desde su particular posición, de defender la trinchera malagueña de la pandemia. Ahora el objetivo es distinto. Ya no se trata de achicar agua en los hospitales. En su caso, la misión es detectar los casos que aparecen eventualmente y derivarlos, si están graves, al circuito que tiene destinado para ellos el hospital, o notificarlos para que se les aísle en el caso de que el estado de salud del 'positivo' sea leve o asintomático

En unos días en los que la economía y la salud parecen más enfrentadas que nunca, existen figuras clave para conjugar ambos campos. La atención médica para el turista es fundamental para que el visitante extranjero elija España como su destino en 'el verano de la Covid' y, al mismo tiempo, para contener los brote que puedan originarse en las zonas calientes veraniegas. Esa doble función —la de atracción del turismo y la de protección del país— es esencial en los tiempos que corren, pero no es mágica; es un eslabón más. Para que resulte efectiva precisa de diligencia por parte de las autoridades y, por supuesto, de precaución por parte de la ciudadanía.

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