Los hoteles despiden la temporada

Las cifras de la 'catástrofe turística' en España: 25 millones de viajeros menos

Las datos de agosto confirman el desplome del turismo en el país, que pide soluciones para evitar el cierre de muchos de sus hoteles.

turismo málaga
Las cifras de la 'catástrofe turística' en España: 25 millones de viajeros menos.
Europa Press

Los datos son drásticos. El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma lo que ya se sabía, lo que ya venían anunciando los hoteleros: el del 2020 ha sido el peor verano de la historia en lo que al turismo se refiere. En concreto, y teniendo en cuenta tanto a los turistas nacionales como a los extranjeros, 25.380.798 viajeros menos han pasado sus vacaciones en algún punto de España este año con respecto al pasado. Mientras que en 2019, 36.524.535 personas veranearon en España entre junio y agosto; en 2020, el año de la pandemia, han sido solo 11.143.737. La temporada comenzó de la peor manera en junio, con España estaba todavía sumida en el estado de alarma; pero tampoco logró alzar el vuelo en julio, cuando se cosechó un 64,28% menos de turismo, ni en agosto, cuando el porcentaje fue un 54,77% menor. Con todo, fuentes de las principales asociaciones hoteleras del país hablan de 'catástrofe' para el sector y señalan que muchos de sus alojamientos turísticos se están viendo obligados a cerrar antes de tiempo para no seguir perdiendo dinero. Algunos, incluso, terminan la temporada sin saber si podrán volver a abrir sus puertas en junio del 2021. 

Entre las 15 provincias más turísticas del país, Baleares destaca por encima de todas. En 2019, recibió 5.277.056 turistas, siendo, por mucho, la más visitada de España. Sin embargo, este año, la cifra de turistas que ha cosechado desciende a los 503.102. La caída es estrepitosa y en parte se debe a que Baleares es un destino eminentemente internacional, es decir, que la mayoría de los turistas que llegan a sus costas, hasta 4.672.977 (un 88,55% del total), lo hacen desde fuera de España. En el contexto de la pandemia, las restricciones que emitieron varios actores europeos (Reino Unido, Francia, Bélgica o Países Bajos entre otros) unidas al miedo a la hora de coger un avión e, incluso, a la mala prensa de España en cuanto a los datos de contagios han perjudicado gravemente a las provincias que, como Baleares, dependen en mayor medida del turismo extranjero

Barcelona es otro ejemplo de lo mismo. Si en 2019 veranearon en la provincia hasta 3.887.816 turistas, en 2020 han sido solo 508.612. También en su caso, año tras año, entre un 70% y un 80% de los visitantes son internacionales. Un fenómeno similar se da en Canarias y, en menor medida, en las playas malagueñas —repletas de británicos en los meses de verano— o en Madrid, donde aproximadamente la mitad de veraneantes suelen llegar de fuera de España. Es por eso que muchos de los hoteles han decidido cerrar antes de tiempo para no seguir perdiendo dinero. "No hay turistas y pocas compañías pueden permitirse abrir solo para mantener a la plantilla", aseguran fuentes de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FHEM). Incluso en las provincias (como la balear o la canaria) en las que se ha conseguido 'destemporalizar' el turismo, es decir, mantener los servicios operativos prácticamente todo el año, la pandemia ha logrado mandar a casa, ya en septiembre, a muchos de los hosteleros. 

el dato

  • 4.773.954 turistas menos llegaron a Baleares en 2020 con respecto a 2019. 

El turismo nacional salva a algunas zonas

De todas formas, el desastre no ha sido igual para todos. Los datos del INE de los meses de julio y agosto confirman la tendencia que ya señaló este medio a principios de verano: las provincias consagradas a un turismo de perfil nacional han soportado mejor la crisis que las demás. Ahí está el caso, sin ir más lejos, de Asturias, que ha mantenido el 62,6% de los turistas del año pasado. Si bien es cierto que los números totales del Principado están muy lejos del 'top cinco' de las provincias turísticas españolas, también lo es que sus hoteles han podido aguantar el tirón de forma más holgada. Sucede algo similar en Cádiz o Huelva. Las tres provincias reciben habitualmente más turismo español que extranjero y aunque "el verano ha sido malo para todos", como asegura Antonio María Ceballos, presidente de la Federación de Hostelería de Cádiz (HORECA), a La Información, las cifras han sonreído algo más a aquellas zonas menos dependientes del exterior y que, por tanto, no se han visto tan afectadas por las restricciones europeas. 

El propio Ceballos asegura que hasta un 75% de los turistas habituales de Cádiz son españoles, pero que "ni de broma es una cifra que se haya mantenido este año". En cuanto al final anticipado de la temporada, el presidente de HORECA desliza que "un hotel funciona por el libro de reservas". Si no hay, continúa, "hay que cerrar". Y, evidentemente, en un contexto de pandemia todavía descontrolada poca gente se atreve a reservar con demasiada antelación, por no hablar de las escasas certezas que se vislumbran en el futuro más próximo a nivel laboral. Todo ello mantiene esos "libros de reservas" de los que habla Ceballos prácticamente en blanco y, por ende, obliga a sus dueños a echar el cierre. "Hasta junio del año que viene ya no hace falta que me pregunte nadie por los hoteles. Van a estar, en su mayoría, cerrados", afirma. 

Un invierno negro en el horizonte

¿Y qué pasa con la temporada invernal? Jorge Marichal, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), insiste en que "es urgente y fundamental aplicar las medidas sanitarias necesarias para que se eliminen las restricciones, recomendaciones y cuarentenas en el ámbito de la Unión Europea (UE)". Solo de esa forma sería posible, según la entidad, que los destinos turísticos invernales pudieran pensar siquiera en salvar la temporada de los deportes relacionados con la nieve y el turismo rural propio de la estación. Si no se pone remedio y los distintos países de la UE mantienen se mantienen en sus trece, la "situación de colapso" que vive el sector se tornaría "irreversible" para muchos. "Afrontamos una carrera contrarreloj y no permitiremos más retrasos en la aplicación de estas medidas", afirma Marichal en un comunicado de CEHAT. 

En definitiva, la temporada estival termina confirmando los vaticinios del mes de junio. La diferencia, sin embargo, estriba en que entonces eran eso, vaticinios y previsiones; pero ahora es la cruda realidad. Ya ha pasado: el verano ha sido catastrófico. La incertidumbre campa a sus anchas entre chiringuitos, restaurantes y hoteles; muchos trabajadores continúan en el ERTE (39.875 perdieron su empleo en agosto) y un gran número de empresas no puede asegurar que sus alojamientos turísticos vuelvan a abrir en invierno o el verano que viene. España ha perdido 25 millones de turistas (16.757.455, extranjeros) en 2020 con respecto al 2019 y, para muchos, la debacle no es solo un bache, sino que se trata de un antes y un después. El 'sol y playa' ha pinchado con el virus y las asociaciones hoteleras piden respuestas a la Administración para tratar de salvar los muebles de un sector que, hoy por hoy, se mantiene a la deriva

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