El Gobierno quiere dejar atrás en el consejo de ministros de este martes la fase de 'shock' del coronavirus y sus consecuencias e inaugurar un nuevo tiempo, el de la desescalada y la recuperación económica. "Es el momento de pensar en las nuevas medidas", explica un alto cargo del Ejecutivo cercano al presidente. Con la curva ya "controlada", la estrategia gubernamental pasa ahora por diseñar los primeros pasos para la vuelta a la normalidad en empresas y comercios. Cada día que pasa, cada semana, con la actividad empresarial parcialmente parada o al ralentí es para el equipo económico de Pedro Sánchez un día perdido. Moncloa maneja un plan escalonado para ese retorno de los trabajadores actualmente confinados en los domicilios.
El comité de seguimiento del coronavirus que cada mañana se reúne con Sánchez ya tiene la vista puesta en cómo será la vuelta a actividad en los diferentes sectores. El plan lo lidera la vicepresidenta Teresa Ribera pero cuenta con aportaciones de todos los ministerios del área económica. Son, por supuesto, escenarios sujetos a cambios en función de la evolución de la enfermedad, pero con dos aspectos que guían todas las decisiones: el Gobierno prolongará el estado de alarma 'sine die', con variaciones entre una prórroga y otra, y el principal objetivo pasa por evitar una segunda oleada de contagios, que no se descarta que pueda producirse. Es el mayor temor de Sánchez, los ministros y los técnicos: mitigar nuevos positivos y, en caso de que haya un nuevo repunte de la enfermedad, que la administración actúe con rapidez y contundencia.
Con esa realidad de un posible segundo brote del virus, y siempre que el estudio de seroprevalencia que van a realizar militares de 'paisano' a 60.000 españoles y la información que se está empezando a recoger Sanidad lo aconsejen, la desescalada en empresas y comercios se hará en tres fases. Será una decisión que tome el Gobierno con los datos disponibles en ese momento. En el plan contemplado a día de hoy, la primera medida está pensada para el 11 de mayo. Ese día Sánchez debería poner en marcha un nuevo estado de alarma, tras el que entrará en vigor el próximo 27 de abril con las medidas ya anunciadas hacia los menores de 12 años, con decisiones que afecten a una parte de los trabajadores.
De cara a ese 11-M el Gobierno espera, efectivamente, poder anunciar alguna medida relativa a la vuelta a la actividad empresarial en centros industriales, determinados comercios y servicios. Queda por ver en qué ámbito territorial y a quién afecta. Aún es pronto. Pero una opción contemplada pasa por que un reducido porcentaje de la plantilla pueda regresar a su puesto de trabajo, siempre de manera escalonada.
El segundo hito que contempla el Gobierno se sitúa unos días más tarde, el día 18 o el 25 de mayo, con una reincorporación de otra parte de la plantilla. La idea es elevar ese porcentaje de trabajadores que puedan acudir a su puesto de trabajo. Las fuentes consultadas apuntan a que, si todo marcha según lo previsto, para esos días pueda haber en torno al 50% de determinadas compañías en su lugar habitual de trabajo, en todo momento bajo estrictas medidas de seguridad y tras haber sido sometidos, en la mayoría de los casos, a test de control de la enfermedad.
El tercer hito será cuando una mayoría de empleados puedan trabajar en su puesto habitual. No hay fecha para ese momento, aunque el Gobierno calcula que será en verano, siempre y cuando lleguen los test necesarios. De momento el consejo de ministros de este martes ampliará el teletrabajo como "opción preferencial" durante los próximos dos meses. El Gobierno está adoptando medidas bisemanales pero en el documento de trabajo de cara a la desescalada se contempla que puedan pasar a ser semanales, lunes tras lunes.
Restricciones en la movilidad hasta junio
El gabinete de crisis que dirige la respuesta al coronavirus va dando pequeños pasos, con cautela para que la curva de la pandemia no dibuje una 'eme'. Otro paso importante que deberá dar el Gobierno es levantar las restricciones a la movilidad y en este sentido junio es un mes marcado en rojo. El escenario más razonable para la vuelta a una normalidad relativa que se maneja en las Fuerzas Armadas y de Seguridad, y el comité de expertos de la pandemia apunta a un mantenimiento del estado de alarma 'severo' hasta finales del mes de mayo, que es el momento más próximo en que se prevé que podrá haber cierta libertad de movimientos más o menos global. Este plan destaca el día 31 del próximo mes para permitir determinados desplazamientos ahora terminantemente prohibidos.
En este plan de desconfinamiento laboral primará en todo momento la "seguridad sanitaria", indican desde el Gobierno. Todas estas, además, son directrices generales que se adaptarán a los diferentes territorios. El papel de los ayuntamientos, por tanto, será esencial en esta vuelta a la normalidad parcial y escalonada.
Distancia social y conciliación familiar
Trabajar en los puestos de trabajo, acudir a los comercios y disfrutar en bares y restaurantes no será igual. El Gobierno, en el plan de desescalada que maneja, contempla que la "distancia social" sea la norma que impere en las nuevas relaciones sociales. En el caso de las empresas, el plan de Ribera pasa por establecer diferentes horarios de trabajo para evitar contactos en zonas comunes y accesos. Una propuesta es la de dividir la plantilla en dos turnos rotatorios, siempre siguiendo criterios de flexibilidad, para que un grupo de empleados acuda en turno de mañana y otro, de tarde.
La forma de trabajar va a ser revisada en todos los centros y las fórmulas ya las está estudiando el Ejecutivo en conversación con los agentes sociales. Los puestos también se deberán adaptar a las nuevas circunstancias para garantizar la seguridad sanitaria, indican desde el Ejecutivo. La distancia de separación recomendada es de dos metros, una medida que se aplicará también en establecimientos abiertos al público.
El objetivo es evitar grandes concentraciones de empleados tanto en los centros como en el transporte público, especialmente en las ciudades. El Gobierno también contempla reducciones de jornada (una opción barajada podría ser trabajar presencialmente menos días de la semana), flexibilización de los horarios de entrada y salida y, un aspecto importante, se pretende dar prioridad a la conciliación ante el cierre de los centros escolares.
Este plan de desescalada empresarial está sujeto a cambios, revisiones y no se descarta incluso tener que dar marcha atrás y regresar a la situación actual de confinamiento. O, incluso, si fuera necesario, al 'cerrojazo' económico que se decretó durante ocho días para frenar la curva de contagios. Ya lo avisó Pedro Sánchez este fin de semana.
Lo que también parece claro es que esta vuelta gradual a la normalidad no será igual para todos los sectores. La hostelería y el turismo tendrán que adaptarse a la nueva realidad y esperar meses para retomar su actividad de una forma más o menos normal. El Gobierno también está pensando en estas empresas y en sus empleados. De hecho, según confirman fuentes de Moncloa, este martes el consejo de ministros aprueba un subsidio especial para los trabajadores fijos discontinuos que trabajan en empleos sujetos a una fuerte temporalidad. El turismo, efectivamente, es uno de ellos. La temporada de primavera ya la dan por perdida y las expectativas de cara a la de verano son más bien escasas.
El de este martes, en conclusión, será el consejo de ministros que ponga la guinda al plan de choque económico y social que se inició con el primer decreto del estado de alarma y con las primeras medidas aprobadas por el Gobierno. Ahora el Gobierno pasa a un nuevo escenario: la fase de la reconstrucción. Calculan que se prolongue durante meses. La normalidad total no se producirá hasta que no llegue la vacuna.
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