Interceptada una nueva carta con tres balas en su interior dirigida a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, según ha podido confirmar La Información a través fuentes conocedoras de los hechos. La Policía Nacional ya está investigando si el envío guarda relación con las cartas enviadas la pasada semana y si detrás del mismo se encuentra la misma persona.
La misiva con los proyectiles ha sido detectada en el Centro de Tratamiento Automatizado (CTA) de Correos, en Vallecas, el mismo que recibió los envíos dirigidos a la propia responsable del Instituto Armado, al ministro del Interior, Fernando Grandez-Marlaska, y al secretario general de Podemos y candidato de Unidas Podemos en las elecciones del 4-M, Pablo Iglesias. Entonces no pudo ser interceptada por un error de un vigilante pero esta vez sí.
Hay que recordar que Correos ha abierto expediente a INV Vigilancia, empresa de seguridad a la que tiene subcontratada el escaneo y calificación de la correspondencia, por no haber detectado esas tres cartas de amenaza con munición de diferente calibre sin percutir. También solicitó la "retirada inmediata" del servicio en la empresa pública del vigilante que no detectó los proyectiles.
Este mismo martes una sucursal de Correos en Sant Cugat del Vallès (Barcelona) ha intervenido hoy una carta dirigida a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con dos proyectiles en su interior, según fuentes policiales.
Tras los acontecimientos de los últimos días, Correos, que ha reconocido este martes en una reunión con los sindicatos la existencia de "brechas de seguridad" en sus protocolos de supervisión de los envíos postales, según ha publicado El Mundo, ha reforzado la vigilancia en la ruta que siguen las cartas desde que llegan al CTA de Vallecas, pasan por el escáner de rayos X y se distribuyen para su posterior entrega a los destinatarios.
Según fuentes sindicales, el dispositivo humano para la revisión de las sacas que pasan el control de seguridad estaba formado hasta hace apenas 72 horas por un solo vigilante, que tenía la esforzada tarea de supervisar todas las sacas que pasaban por ese control, lo que según fuentes del centro puede suponer una carga de en torno a 1.200 sacas de cartas en una hora.
El fallo de seguridad puesto de manifiesto por los envíos de sobre con balas ha llevado a Correos y a la empresa concesionaria del servicio a reforzar los controles poniendo dos vigilantes para revisar los contenidos sospechosos que se perciban por el escáner.
En una reunión mantenida este martes, el responsable de Seguridad de Correos ha admitido ante los sindicatos que el protocolo de seguridad sobre los envíos postales no se revisa desde el año 2009 y que éste apenas alcanza para supervisar el 4% de los envíos, ya que de los 60 escáneres con los que cuenta la compañía sólo están operativos algo más de la mitad, según refieren fuentes sindicales.
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