Las ventajas económicas del invierno

La nieve aviva el negocio milenario de la sal nacional para aplacar el frío europeo

Los productores españoles, que son de los más importantes de todo el mundo, destinan el 15% de este producto para el deshielo y tienen un nicho de mercado que se dispara en inviernos duros como el actual.

La empresa Salinas de Torrevieja, en Alicante, no da abasto durante estos días de temporal.
La empresa Salinas de Torrevieja, en Alicante, no da abasto durante estos días de temporal.
Salinas de Torrevieja

A finales del mes de noviembre la Nueva Compañía Arrendataria de las Salinas de Torrevieja (NCAST), integrada en el Grupo Salins (francés), reiniciaba la producción y reincorporaba del ERTE a 29 ‘salineros’ para recuperar las labores de extracción de sal. La ‘crisis’ de las salinas alicantinas era ajena a la pandemia provocada por la Covid-19. Y es que la borrasca sufrida por todo el levante español a principios de año había paralizado la formación del mineral e inundado parte de las instalaciones. Hoy, merced a la acción de otra borrasca, de nombre Filomena, que ha cubierto España de un blanco manto de nieve, la instalación industrial de Torevieja trabaja a pleno rendimiento y hasta allí están llegando todos los días entre 20 y 25 camiones de gran tonelaje para cargar hasta 500 toneladas diarias de sal para el deshielo.

Y es que, como dice el refrán, ‘año de nieves, año de bienes’, al menos para los productores de sal españoles, que después de unos inviernos benignos en los que el consuno de sal y fundentes para carreteras y calles había descendido drásticamente porque prácticamente no había nevado, ven cómo este inicio del 2021 nos ha traído "un invierno como los de antes", que dicen los meteorólogos. As, el consumo de sal para el deshielo se ha disparado, no solo en España sino en toda Europa

Las instituciones, Gobierno central, autonómicos, ayuntamientos, diputaciones, hacen acopio de sal para combatir a Filomena y las empresas salineras se frotan las manos con un invierno en el que, según fuentes del sector, pueden vender más de 500.000 toneladas de sal destinada al deshielo de carreteras y viales públicos, a un precio que oscila entre 70 y 90 euros la tonelada. En total, un negocio que puede rondar los 45 millones de euros.

Para hacerse una idea del consumo de sal estos días, sólo el Ministerio de Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que tiene que conservar la Red de Carreteras del Estado, con 26.465 kilómetros de longitud, de los cuales el 45% corresponden a la Red de Alta Capacidad (autovías y autopistas) y el 55% a carreteras convencionales, maneja 1.440 máquinas quitanieves y 246.000 toneladas de fundentes, principalmente sal. 

Por citar dos de las comunidades más azotadas por el temporal, Castilla-La Mancha mantiene operativas 55 quitanieves apoyadas por seis camiones dotados de esparcidores de sal y 119 máquinas complementarias, 274 operarios de conservación y más de 800 toneladas de sal han sido ya utilizadas; en la Comunidad de Madrid, la Consejería de Transportes, desde su Dirección General de Carreteras, moviliza a 271 profesionales, 57 máquinas quitanieves, 2 turbofresas, 16 retroexcavadoras y 91 vehículos de vigilancia y gestión, disponibles en los nueve Centros de Conservación de la región, que además, disponen de una capacidad de almacenamiento de 5.000 toneladas de sal repartida en 29 silos y 13 naves, junto a 10 plantas de fabricación de salmuera. 

Y así infinidad de ayuntamientos, otras comunidades... En algunas más habituadas a las inclemencias invernales, como en Asturias, sólo para el mantenimiento invernal de la autopista del Huerna (AP-66), principal vía de comunicación entre Asturias y la meseta, se utilizan este invierno 16 máquinas quitanieves, 300.000 litros de salmuera y otras 5.360 toneladas de sal, 350 toneladas de cloruro cálcico y otras 150 de sal para salmuera.

España es uno de los mayores productores de sal de Europa, con aproximadamente una producción de alrededor de 4,3 millones de toneladas al año y de ellas. En un año ‘normal’, sólo el 7% de se destinan al deshielo de carreteras, pero en un invierno duro como éste, el porcentaje asciende hasta poder alcanzar casi el 15% del total

En el caso específico de las Salinas de Torrevieja, la producción de sal para el deshielo es, en proporción, una parte de su nicho de negocio (en total, produce alrededor de medio millón de toneladas), pero estos días sus principales clientes son la administración central y las autonómicas que se acercan hasta Torrevieja para hacer acopio de sal y poder conservar sus carreteras. Además, más de la mitad de la producción de sal de Torrevieja tiene como destino el mercado internacional, normalmente el norte de Europa. Aunque desde el puerto de Alicante también salen contenedores llenos de sal hacia Estados Unidos, de la que la mayor parte se emplea en el deshielo de carreteras.

Pero, ¿por qué se hecha sal en las carreteras cuando nieva? Básicamente, la sal que se usa para este propósito es la misma que la usada en alimentación, aunque no es tan pura como la que usamos en la mesa y tiene un color gris parduzco. Es una forma barata y eficaz de proteger las carreteras del hielo porque porque baja el punto de congelación de los elementos con las que se mezcla. El agua se convierte en hielo a cero grados, pero si el agua se mezcla con sal, la temperatura de congelación de la solución será inferior a cero grados. La sal bloquea la capacidad de las moléculas de agua de formar cristales de hielo sólidos. Cuanta más sal se eche en la calzada más bajará el punto de congelación y por lo tanto será más difícil que se forme hielo, incluso hasta los -20ºC.

Bien lo saben en Ibiza donde Salinera Española ya reconocía a finales de septiembre que tenía ‘colocada’ prácticamente la totalidad de su cosecha anual, algo más de 50.000 toneladas, de las que el 35% de la producción se envía a Inglaterra para el deshielo de carreteras. En 2019 las salinas ibicencas recuperaron este mercado, después de 15 años sin hacerlo, y ya han partido desde las Pitiusas entre 15.000 y 20.000 toneladas para el deshielo de carreteras, principalmente de Escocia. El resto de la producción se destina a la alimentación, fundamentalmente a la salazón del bacalao en Islas Feroe, el principal cliente de esta industria salinera.

En Remolinos (Zaragoza) el continuo ir y venir de camiones a las instalaciones de las instalaciones de Ibérica de Sales indica que Filomena está en pleno apogeo. Los romanos ya explotaban la sal en las kilométricas galerías subterráneas de mina María del Carmen (única en España) ahora en manos de la vasca Minersa. Para la mina de Remolinos, la sal para el deshielo, junto a la que se produce para alimentación animal, es su principal nicho de negocio donde es líder en el mercado nacional. Su producción supera las 500.000 toneladas anuales y allí están empleadas más de 50 personas. Y ahora no dan abasto. 

La mina de Remolinos produce sal seca del yacimiento y dicha producción no está condicionada por factores meteorológicos como sucede con la sal marina por lo que dispone de gran flexibilidad de producción y almacenamiento para picos de demanda como el que está sucediendo estos días. Además Ibérica de Sales no solo comercializa sal para España sino que también exporta al Reino Unido, Alemania, los países escandinavos, Andorra, Francia o Italia... 

Sin embargo, la demanda no sólo se concentra en la sede central de Remolinos. En Zaragoza, Ibérica de Sales dispone de un gran almacén que tampoco para estos días. "Estamos desbordados", asegura Matilde Palacios, desde el almacén de Ibérica de Sales en Zaragoza. "Desde que han anunciado el temporal todo el mundo está haciendo acopio de sal. Vienen de Logroño, de Cuenca, de Madrid, de Valladolid, de Navarra, de San Sebastián, de Vitoria... Luego todos los ayuntamientos..." Cuenta que "hay acopio de sal suficiente, pero todo el mundo viene ahora y casi no podemos atender a todos. Nos falta tiempo, no sal. Sal hay suficiente". Y, ¿cuánto cuesta la sal para echar al suelo y luchar contra la nieve y el hielo? "Unos noventa euros la tonelada". Es el negocio de la sal en invierno.

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