Los bancos, a favor del impuesto

Sánchez plantea aprobar la 'tasa Google' a la francesa si no hay acuerdo en la OCDE

Tim Cook (CEO de Apple) en Moncloa con Pedro Sánchez
Tim Cook (CEO de Apple) en Moncloa con Pedro Sánchez
EFE

Habrá 'tasa Google' en España sí o sí. Y, además, de forma inminente, incluso antes de que acabe este año. Este es el planteamiento del Gobierno de Pedro Sánchez. El impuesto será una realidad haya acuerdo en el seno de la OCDE o se vuelvan a postergar las negociaciones. La hoja de ruta de España, sin embargo, ha encendido las alarmas en la administración estadounidense, que no quiere que nuestro país siga el camino emprendido por Francia, Reino Unido o Italia de aprobar esta nueva figura fiscal en solitario.

El impuesto a determinados servicios digitales es una medida "prioritaria" para el Ejecutivo de coalición. Fuentes gubernamentales explican que el impuesto está incluido en el pacto sellado entre PSOE y Unidas Podemos y que, por tanto, será una realidad a corto o medio plazo. Con esta respuesta intentan quitarse las presiones que están llegando al área económica del equipo de Pedro Sánchez desde diferentes frentes. 

El Ministerio de Hacienda tiene prácticamente diseñada la infraestructura de la 'tasa Google' y calculado su impacto: aumentaría la recaudación en 1.200 millones. De hecho, el 23 de octubre de 2018 sometió a consulta pública el anteproyecto de ley para aprobar dicho impuesto. En él se contemplaba un tipo impositivo del 3% sobre los servicios digitales que tuvieran una facturación mundial superior a 750 millones y cuyos ingresos en España fueran mayores a los tres millones de euros. El decreto definía tres hechos imponibles: la publicidad dirigida a usuarios de una plataforma digital (página web, software, red social); las plataformas que ponen en contacto a empresas y clientes (es el caso de Amazon) y la venta o cesión de datos. Pero la medida fiscal cayó en sacó roto por la convocatoria anticipada de elecciones.

Ahora el Gobierno de coalición se inclina por la opción que ya han puesto en práctica países como Francia -la pionera-, Italia y Austria (desde este 1 de enero) y Reino Unido (a partir de abril).

Apple, Google y Amazon piden 'audiencia' con Sánchez

La principal contestación a la 'tasa Google' vuelve a producirse desde las grandes multinacionales tecnológicas que se verán afectadas por esta medida. Ya movieron sus hilos ante la Directora General de Tributos hace algo más de un año y ahora dirigen sus miradas hacia el propio presidente. Fuentes gubernamentales detallan que hace unos días recibieron la solicitud de tres de ellas (Apple, Google y Amazon) para reunirse en privado con Sánchez en el Foro de Davos. Y Moncloa ha aceptado las tres citas.

Sánchez, de esta forma, mantendrá tres encuentros bilaterales con Tim Cook (CEO de Apple), Andy Jassy (consejero delegado de Amazon Web Services) y Matt Brittin (responsable de Google para Europa, Medio Este y África). El presidente, según fuentes de su equipo, transmitirá a estos directivos sus planes para abordar la transformación digital que va a acometer el Gobierno en los próximos años y les tenderá la mano para colaborar. Hay que recordar que Cook y Brittin ya fueron recibidos por el jefe del Ejecutivo en Moncloa antes de que decidiera eliminar de su hoja de ruta este impuesto 'tech' antes del adelanto de las elecciones.

Aprobar la 'tasa Google' a la francesa, es decir, sin acuerdo en la OCDE, plantearía al Gobierno español problemas con Estados Unidos. La administración Trump quiere proteger a sus empresas nacionales y una nueva fiscalidad contra las tecnológicas podría provocar represalias. Es lo que ha ocurrido en Francia, donde ya ha llegado la amenaza de un incremento de los aranceles a determinados productos galos considerados "de lujo". Es el caso del vino, los quesos, los bolsos o los productos de cosmética. La advertencia sobre París está pendiente de que la diplomacia entre ambas administraciones pueda alcanzar un acuerdo. Si no hay consenso habrá consecuencias comerciales.

El Santander y otros bancos, a favor de la 'tasa Google'

Mientras a las tecnológicas no les gusta el impuesto 'tech', los bancos piden a Sánchez que apruebe la tasa lo antes posible. Una de las entidades más interesadas en ella es Santander. A la firma presidida por Ana Botín sí le gusta la fiscalidad lanzada por Emmanuel Macron en Francia y pide al Gobierno español que dé un paso al frente

La 'tasa tech' francesa contiene algunas novedades que en Santander y otras entidades financieras valoran de forma positiva. Por ejemplo, el modelo español que lanzó Hacienda proponía gravar la intermediación online, la publicidad digital y la cesión de datos. Pero en Francia el impuesto sólo se aplica a los dos primeros casos. Asimismo, en el país vecino quedan exentas de la tasa las empresas con una facturación en el país inferior a 25 millones, mientras que en España se reduce a 3 millones. Por último, en Francia se excluyen las operaciones entre empresas de un mismo grupo, mientras que el proyecto inicial de España sólo excluía las operaciones entre empresas con una participación, directa o indirecta, del 100% del capital. 

El problema adicional que observan en el sector financiero es que las tecnológicas están burlando actualmente el principio general de que las empresas deben tributar donde tienen su actividad y empleados. El motivo: la fiscalidad internacional no está de momento adaptada a la nueva era digital y no impiden el 'profit shifting' de las plataformas digitales. Así, estos gigantes, en lugar de pagar impuestos donde general valor, trasladan sus beneficios a jurisdicciones de baja tributación, consideran.

Las pérdidas por la ausencia de la 'tasa Google'

Los países en desarrollo pierden más de 200.000 millones de dólares al año en ingresos fiscales por el traslado de beneficios, según datos de la OCDE. En el caso Europeo, las pérdidas en el impuesto de Sociedades en la unión se estimaron en 50.000 - 70.000 millones de euros al año en 2015 y seguramente serían mayores en este momento.

Y un dato que manejan los bancos: las filiales españolas de las cuatro grandes tecnológicas (Google, Facebook, Microsoft y Apple) deberían haber pagado entre 200 y 500 millones de euros en impuestos en 2017.

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