Caída total de facturación

Llega la vendimia más dura por el miedo a los rebrotes, la uva barata... y Trump

Los temporeros se quejan por la dificultad de trabajar a 35 grados y con mascarilla y los agricultores critican el bajo precio del producto y los mayores gastos que acarrea el protocolo contra la Covid-19.

Un trabajador carga con un cesto de uva durante la vendimia de 2020.
Un trabajador carga con un cesto de uva durante la vendimia de 2020.
EP

Pedro se va a la vendimia en La Rioja este lunes 7 de septiembre. Pedro es dominicano. Lleva viviendo 10 años en España "y tengo papeles en regla". Trabajaba en un hotel en Madrid a través de una ETT, pero con el estado de alarma y la pandemia, el hotel cerró el 13 de marzo y él se vio en la calle. Los ERTE no han llegado a los trabajadores de las ETT y "el paro ya se me acabó". Pedro tiene tres hijos y vive en el barrio de San Diego en Vallecas, Madrid, posiblemente la zona de mayor incidencia de la Covid-19 del país, con más de 1.000 casos por 100.000 habitantes. Allí donde los sanitarios dicen que en las últimas semanas el 75% de las PCR realizados son positivas. "Yo me hice una PCR hace 12 días y salió negativo", cuenta Pedro, "pero aquí hay mucha gente infectada. Cuando llegue a Logroño me imagino que allí me harán otra prueba... Espero encontrar trabajo en alguna viña porque voy a la aventura y necesito trabajar para comer".

Cuando llegue a la capital de La Rioja y hasta que encuentre trabajo, Pedro tendrá que alojarse en Logroño, donde el Ayuntamiento ha puesto en marcha, del 7 de septiembre al 7 de octubre, un dispositivo especial en el Polideportivo de la Universidad, donde se ofrecerá atención social, alojamiento, consigna y manutención a las personas que vienen a la ciudad para buscar trabajo como temporeros en la campaña de la vendimia. El 50% de la vendimia en España está mecanizada, pero aun así las organizaciones agrarias cifran en unos 50.000 el número de temporeros -algunos sindicatos como CCOO lo elevan a 100.000- que trabajarán en la recogida de la uva en nuestro país. Un millón de jornales, cuantifican las organizaciones agrarias como Asaja o COAG.

La campaña se desarrollará según las ‘Recomendaciones para la prevención y el control de la Covid-19 en las explotaciones agrícolas que vayan a contratar temporeros’ del Ministerio de Sanidad y con las medidas que han puesto en marcha las propias CCAA de las zonas vitivinícolas. Así, por ejemplo, el Gobierno Vasco hará pruebas PCR a los 2.500 temporeros que recogerán la uva en la rioja alavesa y el ejecutivo gallego a los entre 3.000 y 4.000 temporeros que trabajarán en la vendimia en Galicia, principalmente en las Rías Baixas y en la Ribeira Sacra. Otros gobiernos autonómicos harán lo mismo y también las bodegas y productores con los trabajadores que contraten. Pero hay miedo en las regiones y las localidades que viven del vino a que la llegada masiva de temporeros, principalmente su movilidad, provoque rebrotes de la Covid-19 como los acaecidos en Aragón y Lleida en la campaña de la fruta de hueso. 

"De momento no tenemos noticias de que haya ningún caso ni ningún brote a causa de los temporeros", asegura el responsable del sector agrario de UGT-FICA, Emilio Terrón. "Pretendemos, en colaboración con el restos de instituciones, conjugar la continuidad de la actividad agraria con la salud de los trabajadores del campo y sus empleadores, así como del resto de la sociedad riojana", explica Iván Reinares, concejal de Servicios Sociales y Desarrollo Comunitario del Ayuntamiento de Logroño. "Queremos ofrecer la atención y servicios adecuados a las personas que vienen a la ciudad para buscar trabajo en la campaña de la vendimia, pero teniendo en cuenta las especiales circunstancias en las que se va a desarrollar este año por la pandemia de la Covid-19, todas las partes implicadas en esta campaña debemos contribuir para lograr que la movilidad de estos trabajadores temporales sea la mínima entre localidades y en ello los empleadores tienen un papel crucial al tener la obligación de garantizar alojamiento a sus trabajadores", explica Reinares.

Los agricultores aseguran que están aplicando todo el protocolo y adoptando las medidas de prevención necesarias frente al Covid-19 para que la vendimia sea segura para los trabajadores, aunque ésto va a suponer un incremento de gastos por explotación de entre 2.000 y 3.000 euros en las regiones en las que las CCAA no asuman, por ejemplo, los gastos de las pruebas PCR, según Juan José Alvarez, director de Asaja. Los agricultores además aseguran que "cumplimos con todos los protocolos sanitarios, legales y económicos para con los temporeros que contratamos". Por ejemplo, pagando el SMI, 7,40 euros por hora. Algo con lo que no está totalmente de acuerdo el responsable del sector agrario de UGT-FICA: "Se han conocido ahora, por la Covid, pero es algo que venimos denunciando desde hace tiempo. Es lamentable la imagen que está dando España de asentamientos insalubres, con hacinamientos, con una grave degradación de las personas… Incumpliendo no sólo los derechos laborales sino los propios derechos humanos", asegura Terrón, quién ha criticado que hay agricultores y organizaciones agrarias, "que están buscando todos los recovecos legales para no aplicar el Salario Mínimo Interprofesional, los 950 euros al mes, y además no declaran a la Seguridad Social todos los días trabajados efectivamente por los trabajadores", denuncia. 

Esta organización sindical denunció en su día la diferencia de condiciones entre los temporeros que trabajan en la vendimia en España frente a las de los 14.000 españoles que cada año acuden a la vendimia francesa. Éstos cobran 10,25 por hora, un 25% más si hacen horas extraordinarias, y trabajan 35 horas semanales. En un mes vendimiando en el país vecino se sacarán cerca de 1.700 euros frente a 1.050, los que llegan a esta cantidad, en España. 

Ahmed (nombre ficticio) porque "no quiero problemas", trabaja en una cuadrilla en una explotación de Castilla - La Mancha. Es marroquí, pero lleva ya "seis años en España". Afirma que "estoy contento y el patrón se porta bien y nos paga lo establecido y todo legal", pero se queja de que "con esto del coronavirus es todo más complicado. La distancia entre compañeros... Es muy duro trabajar con mascarilla a 35 grados".

La vendimia viene marcada por la pandemia de la Covid-19 y la crisis económica, general y sectorial, causada por el virus, así como por las incertidumbres comerciales que, además de la pandemia, generan situaciones que han paralizado el mercado como la política arancelaria de Trump en Estados Unidos o el Brexit en Reino Unido. Así, las exportaciones de vino han decrecido en un 11% en el primer semestre del año y hay bodegas que tienen en sus instalaciones un stock del 60% de su producción de la anterior campaña. Las propias empresas bodegueras señalan, en una encuesta de la federación española del Vino (FEV), que su facturación media descendió en un 38,7% en el primer semestre del año. 

Para hacernos una idea de la importancia del sector del vino en España hay que tener en cuenta que, según los datos oficiales de la Federación Española del Vino (FEV), España es el mayor viñedo del mundo con 969.000 hectáreas (el 13% del total mundial); produce de media 40 millones de hectolitros al año; hay 4.300 bodegas, de las que más de 3.000 son exportadoras, que facturan 6.500 millones al año (el 1% del PIB); España es el mayor exportador mundial en volumen con 21 millones de litros y el tercero en facturación de esas exportaciones, tras Francia e Italia, con 2.700 millones de euros (2019).

Una situación además agravada por el bajo precio de la uva. El presidente de Cooperativas Agro-Alimentarias, Ángel Villafranca, resaltaba la situación de "incertidumbre y zozobra" que atraviesa el sector por las consecuencias económicas de la Covid-19 a causa del cierre de la hostelería y restauración, la ausencia del turismo internacional y la cancelación de fiestas y celebraciones. En cuanto a la producción, se estima una vendimia de unos 43 millones de hectolitros, una cosecha un 14% superior a la de 2019, aunque "desigual" porque en algunas zonas, como en el norte de España, se verá algo mermada respecto al pasado año por el ataque del mildiu y una climatología algo adversa. 

En Valdepeñas (Ciudad Real), por ejemplo, los productores adheridos a esta denominación de origen han paralizado la vendimia porque las bodegas les pagan "la uva un 30% menos que el año pasado". El sumiller y escritor de vinos, Javier Campo, denunciaba hace unos días en un escrito que "si un cava como Freixenet (Grupo Henkell, Alemania) paga a 30 céntimos el kilo de uva para elaborar cava y es el que ‘marca’ el precio del mercado, el viticultor está destinado a desaparecer". En La Rioja, el precio que pagan las bodegas a los agricultores por la uva ronda los 80 céntimos el kilo y en Alicante "apenas llegan a los 40 céntimos", explica el viticultor Enrique Ramón Pulgar Matos. "Una ruina. Hoy la viña no es rentable", cuenta. Como contrapunto, señalar que en la zona de Champagne (Francia) las bodegas pagan a los agricultores entre 7 y 8 euros el kilo de uva.

En una de las denominaciones de origen más reputadas de España, Rías Baixas, en Galicia, una de sus bodegas más señeras, Marqués de Vizhoja, que ya se encuentra en plena vendimia, se llevó a cabo incluso a mediados de agosto un "simulacro de vendimia anticovid", como explica su propietario, Javier Peláez, para comprobar que todos los protocolos establecidos funcionaban bien. 

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