Psicología

Método Absume: mejorar la memoria con asociaciones mentales absurdas

Nuestro cerebro tiende a recordar mejor las imágenes sin un sentido aparente; por eso, somos capaces de ver plasmada en un cuadro de Salvador Dalí la Teoría de la Relatividad de Einstein.

La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí.
'La persistencia de la memoria'.
FUNDACIÓ GALA-SALVADOR DALÍ

Para Salvador Dalí, la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein era algo más que un cambio de paradigma sin precedentes en la ciencia. Estaba completamente obsesionado con la idea de que el tiempo y el espacio fueran relativos e, incluso, llegó imaginárselos. El resultado fue 'La persistencia de la memoria' (1931), una genial obra surrealista en la que los relojes derretidos sirven para visualizar algo tan abstracto como la relatividad del tiempo; una imagen absurda, sin sentido, que perdurará para siempre como un icono de la revolucionaria teoría de Einstein. ¿Por qué? Principalmente porque el cerebro tiende a recordar mejor las imágenes absurdas, una de las claves del método Absume para mejorar nuestra memoria.

A la hora de estudiar, existen diferentes técnicas que nos permiten retener mejor los conceptos: desde el Palacio de la memoria que utilizaba el mismísimo Sherlock Holmes en las novelas de Arthur Conan Doyle, hasta la técnica Pomodoro, que sirve tanto para mejorar la memoria como para descansar la mente en el teletrabajo. Con el método Absume, se utilizan imágenes absurdas (o directamente surrealistas) para establecer asociaciones mentales persistentes, es decir, que seamos capaces de pasar una información de nuestra memoria a corto plazo al largo plazo.

Esto se debe a que la amígdala, responsable de ordenar al cerebro retener imágenes, tiende a recordar con más fuerza aquellas que son más particulares, mientras que tiende a discriminar las que vemos con mayor frecuencia a diario. En este sentido, cuando dotamos a esas imágenes de un sentido completamente nuevo, estamos generando una nueva imagen, original y genuina, que nuestra mente tiende a considerar más importante simple y llanamente porque no es el teclado del ordenador que usamos todos los días o la taza de café que siempre utilizamos cuando nos levantamos por la mañana.

A medio y largo plazo, la capacidad de memorización funciona de manera algo distinta que cuando tratamos de recordar la lista de la compra. Requiere de más abstracción, tal y como explica en 'Wired' Nelson Dellis, cuatro veces campeón de memoria en EEUU. Entre sus hazañas se incluyen memorizar 10.000 decimales del número Pi o el orden de más de nueve barajas de cartas entremezcladas. Una de sus claves es la asociación de cualquier tipo de información con imágenes absurdas, "cuanto más extrañas, mejor".

Siguiendo con el ejemplo de Salvador Dalí, puede que la mayoría no recuerde que uno de sus cuadros más conocidos se titula 'Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar' (1944), pero lo que probablemente nadie pueda olvidar sea la imagen de la bayoneta que sale de la boca de un tigre, que a su vez sale de la boca de otro tigre, que es vomitado por un pez que surge de una granada, mientras un elefante con patas gigantes pasea por el mar. ¿Cómo olvidar algo así?

'Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar', de Salvador Dalí.
Parte de 'Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar'.

FUNDACIÓ GALA-SALVADOR DALÍ

De ahí el nombre del método Absume, que en realidad es un acrónimo: utilizas imágenes absurdas (AB) que sustituyan el contenido que queremos memorizar (SU), dándole un movimiento y una acción a la escena (M) y exagerando todo lo posible para que nos impacte (E). Es decir, que si queremos memorizar una secuencia numérica muy larga, podemos intentar trocear la información en secuencias más cortas de cuatro o cinco números y, después, les asociamos una imagen lo más absurda posible. Por ejemplo, para recordar la secuencia 38123, aparentemente sin lógica, podemos imaginarnos a un preso y el número en su traje de rayas.

Para hacerlo más surrealista aún, podemos incluir movimiento a la escena: el preso número 38123 puede estar cenando con Donald Trump en un restaurante de Dabiz Muñoz. Cuanto más extraño, mejor. Es probable que al principio la imagen resulte tan impactante que lo último en lo que pensemos sea en el número, pero si conseguimos asociarlo inequívocamente a esa escena, es probable que tardemos mucho tiempo en olvidarlo. El único límite es nuestra imaginación.

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