Técnica Pomodoro: mejorar la memoria y descansar la mente en el teletrabajo

Quizás, una de las pocas cosas que hemos aprendido de la crisis del coronavirus es que el trabajo nunca volverá a ser como antes. Tanto empresas como empleados han tenido que adaptarse en tiempo récord al teletrabajo, que ha pasado de ser residual a una herramienta casi indispensable en muchos sectores. Por eso, mantener la productividad cuando estamos estudiando o trabajando en soledad se ha convertido uno de los mayores retos de la 'era Covid': ya sea para estudiar unas oposiciones como para desempeñar nuestras tareas lejos de la oficina, debemos buscar fórmulas para evitar caer en la apatía y seguir siendo productivos.

En este sentido, la capacidad de sobrellevar el teletrabajo no solo sirve para capear el temporal de la Covid, sino que el mercado laboral cada vez lo demanda más: en Infojobs, ya hay ofertas de empleo con incorporación inmediata y sueldos de hasta 40.000 euros. Aprender a ser productivo en casa se antoja vital para nuestro futuro profesional y, por eso, la técnica Pomodorob es una de las estrategias educativas que es válida tanto para niños como adultos como método para ayudar a mejorar la memoria al estudiar y, al mismo tiempo, a descansar la mente durante el teletrabajo en cinco fases.

Mira también

Las tres reglas de oro de Jeff Bezos para ser productivo desde que te despiertas

1. Escoge una tarea a corto plazo

Ya sea para aprenderse el temario de unas oposiciones o cuando estamos teletrabajando, la técnica Pomodoro -creada como una forma de gestión efectiva del tiempo- comienza por escoger una tarea en la que uno se pueda concentrar plenamente y que no exija un gran esfuerzo. Por ejemplo, si vamos a empezar a estudiar 10 folios de derecho constitucional, en vez de ponernos como objetivo aprender las 30 leyes que puedan esas páginas, podemos reducir la tarea a retener 10 leyes en un período de tiempo relativamente corto. La clave es dividir los objetivos finales en otros hitos alcanzables más fácilmente.

2. Pon una alarma a los 25 minutos

La técnica Pomodoro establece que ese período debe durar 25 minutos. Este período no está escogido al azar, ya que permite a nuestro cerebro mantener una concentración plena para realizar una tarea corta sin sufrir agotamiento. Los últimos estudios científicos apuntan que la capacidad de concentración de una persona es tan limitada que, por ejemplo, la mayoría de las personas sólo somos realmente productivas alrededor de tres horas al día -de hecho, dos horas y 53 minutos-, independientemente del tiempo total que pasemos trabajando

3. Céntrate plenamente en la tarea

Una vez fijada la alarma, toca centrarse plenamente en la tarea durante 25 minutos. Psicológicamente, es más fácilmente asumible mantener la concentración en una sola cosa durante ese tiempo que tratar de hacer varias cosas a la vez o que dejarse llevar por el tedio que provocan las interminables listas de tareas pendientes. Dividirlas en objetivos sencillos de alcanzar ayuda a reforzar nuestra autoestima a través de un sistema de recompensas realmente simple, pero efectivo. En realidad, es mucho más sencillo que pensar en las ocho horas diarias que pasamos haciendo lo mismo. 

4. Tómate un descanso de cinco minutos

La recompensa es un descanso de cinco minutos tras esos otros 25 minutos de concentración plena. Al contrario de otros esquemas horarios sobre productividad, la clave reside en compensar los esfuerzos mentales con un descansos regulares cada poco tiempo. Si la trasladásemos al ciclismo, la técnica Pomodoro sería más parecida a una etapa de montaña que a una llana: al final, las diferencias con el resto de corredores serán más grandes si nos concentramos en apretar en pendientes del 15% -tomando descansos cada pocos minutos- que manteniendo un ritmo medio durante 200 kilómetros.

5. Repite el ciclo hasta cuatro veces

Sin embargo, los grandes esfuerzos en la alta montaña terminan pasando factura a cualquier ciclista. Por eso, un corredor no suele atacar en todas las etapas. Del mismo modo, la técnica Pomodoro entiende que el ciclo de 25 minutos de concentración plena más cinco minutos de descanso no puede mantenerse eternamente: llega un momento en que la productividad decrece inevitablemente. En este sentido, se recomienda repetir el proceso durante un máximo de cuatro veces y, después, tomarse un descanso más largo, de 15 minutos, y volver a empezar.