De valer 2.300 millones a quedarse en sólo 312: Dia dice adiós a 7 años en el Ibex

  • La compañía de distribución vuelve a lograr un nuevo mínimo en bolsa y roza los 0,50 euros por acción en la sesión de su despedida del selectivo.
Gráfico sobre la evolución de Dia en bolsa.
Gráfico sobre la evolución de Dia en bolsa.

Una historia de éxitos y fracasos en sólo siete años. La cadena de supermercados Dia acaba de cerrar un capítulo más de su agitada historia bursátil. Este lunes se ha despedido del Ibex 35, al que llegó a principios de 2012 sólo unos meses después de dar el salto al parqué y convertirse en el único grupo de distribución alimentaria cotizado, capaz de codearse con los pesos pesados de la banca o del sector energético. La noticia no ha sentado bien al valor, que se hunde cerca de un 20% este martes y apenas se sostiene en los 40 céntimos de euro.

Pero su propia crisis, de gestión y de negocio; y la falta de un accionariado de referencia, se han llevado por delante cerca de 2.000 millones de euros de capitalización. Y no hay freno, de momento. Dia cerró este lunes ahondando sus propios mínimos en bolsa. Su acción está a punto de traspasar la barrera de los 0,50 euros, lo que deja su valor en el parqué en sólo 312 millones. Como comparación es menos de tres veces su pasivo financiero, porque la sociedad adeuda más de 1.400 millones de euros al cierre del septiembre.

Dia se convirtió en cotizada en pleno verano de 2011. Aspiraba a quitarse el paraguas de ser una filial de Carrefour (aunque algunos accionistas de la compañía francesa se mantuvieron en su accionariado durante un tiempo). Su precio: 3,5 euros por acción y una capitalización de 2.378 millones de euros. Eso sí, como si fuera un presagio de lo que iba a pasar, su acción perdió en el estreno un 8,46% de su valor.

Entonces, la compañía aspiraba a crecer en España y en los mercados internacionales donde estaba presente y veía posibilidades de crecimiento: Francia, Turquía, China, Argentina, Brasil y Portugal. Hoy sólo está en estos tres últimos, además del mercado español.

Su principio fue prometedor porque Dia, al igual que hizo Mercadona, supo nadar en las turbulentas aguas de la crisis financiera. Se aprovechó del cambio en los hábitos de consumo de los españoles, que dijeron adiós a los hipermercados para comprar en los 'súper' del barrio. Pequeñas compras, para ir tirando. Y Dia se benefició de ello. En 2012, considerado uno de los peores años de la crisis, su beneficio se disparó un 60%, hasta 158 millones de euros.

Afán comprador

Multiplicar su resultado le permitió convertirse en uno de los actores más activos del sector. Los dos grandes pasos los dio en 2014, con la compra de la cadena El Árbol y de más de 140 supermercados del grupo Eroski, en el centro de España, que operaban bajo la enseña Caprabo.

Esa última operación, le permitió dar un salto de nivel, porque inventó una nueva marca La Plaza de Dia, con el objetivo de dar un salto de calidad (y de precio) y posicionarse en una gama más alta, con mayores márgenes. Entonces aspiraba a seguir al mismo ritmo y comprar más competidores. Unas adquisiciones que no ha llegado a completar. En cambio, sí ha materializado en estos años su salida de Francia, Turquía y China que, por un motivo o por otro, no consideraba estratégicos.

Dia, entonces con Ricardo Currás como primer ejecutivo, no consiguió ese objetivo. Ni se ha afianzado tampoco como segundo actor del sector en España. Mercadona copa más del 25% del mercado, mientras Carrefour se mantiene como segundo operador, con una cuota del 8,2%, según Kantar Worldpanel. Y Dia se queda con la 'medalla de bronce' y una cuota del 7,4%, según datos del mes de octubre.

El desembarco ruso

En estos últimos años, Dia ha pisado el freno, tanto de negocio como bursátil, ante la ausencia de un accionista de referencia que le respaldara financieramente. No lo tuvo hasta el verano de 2017, cuando el magnate ruso Mikhail Fridman desembarcó en su capital. Primero compró el 10% del accionariado y, meses después, fue escalando hasta el 25% y el 29%.

Su presencia, al borde de la opa, no ha sido suficiente para despegar la acción. Al contrario, Dia ha sido una de las empresas del Ibex con mayor presencia de inversores bajistas en su accionariado. De hecho, a 7 de diciembre, estas firmas, que apuestan por la caída de un valor en bolsa, aún controlan más de 14,6% de su accionariado, lo que indica que el valor aún no ha tocado suelo en el parqué.

En las próximas semanas, Dia, sin estar en el escaparate del Ibex, no sólo debe acelerar la reestructuración de su deuda, también concluir un año donde, según las estimaciones de Bankinter, podría perder cerca de 100 millones de euros. Sus números rojos, de momento, son una incógnita porque ocultó a los inversores su resultado neto al cierre de los nueve primeros meses del año. Ahora, quedan tres semanas para que Dia logre dar color al ejercicio más gris de su historia.

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