Por encima del 4%

Lagarde abraza la 'fe del converso': el BCE corre el riesgo subir demasiado los tipos

El banco central mantiene el discurso duro de futuras subidas de tipos de interés para entrar territorio restrictivo pese a admitir el estancamiento económico y una disminución de la inflación.

Lagarde da explicaciones sobre la reunión del BCE.
Lagarde da explicaciones sobre la reunión del BCE.
BCE vía La Información

El Banco Central Europeo (BCE) no puede permitirse el lujo de fallar dos veces en su diagnóstico sobre la inflación. Ya lo hizo entre 2021 y 2022 cuando tildó de "transitorio" el proceso de alza generalizada de precios en la zona euro. Ahora que se está desinflando a paso ligero, no puede errar el tiro al declararla controlada. Sus responsables se muestran más contundentes en su mensaje que cuando el IPC ascendía camino del doble dígito en 2022 y fue el último banco en subir tipos. 

En un movimiento para anclar las expectativas de los mercados, que se desvía de la política oficial de evitar orientaciones a futuro, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, preanunció ayer una subida de tipos para el próximo 27 de julio. No constaba en la declaración inicial del BCE en la que se justificaba solo el último aumento, el octavo consecutivo, del 3,75% al 4%. Pero la banquera quiso ir más allá y señaló que habrá un nuevo incremento hasta, al menos, el 4,25%.

"A pesar de que los argumentos en contra de nuevas subidas de tipos son cada vez más fuertes, el BCE simplemente no puede permitirse el lujo de estar equivocado sobre la inflación. El banco quiere y tiene que estar seguro de que ha matado al dragón de la inflación antes de considerar un cambio de política. Esta es la razón por la que están poniendo más énfasis del habitual en la evolución real de la inflación", señala Carsten Brzeski, director global macro de ING Research.

A Lagarde solo le faltó poner el matasellos a la subida de tipos del mes que viene e irse de vacaciones cuando fue cuestionada por ello. "A menos que haya un cambio sustancial en nuestro escenario base, es muy probable que sigamos aumentando las tasas en julio, lo que probablemente no sea una sorpresa. ¿Hemos terminado el viaje? No. ¿Todavía tenemos terreno que cubrir? Sí", aseguró con vehemencia. "No estamos pensando en una pausa, como pueden ver", apuntilló.

Riesgo de pasarse de frenada

El nuevo cuadro de previsiones de junio de los economistas del BCE registró un leve revisión a la baja respecto a marzo en el crecimiento, de una décima para 2023 (0,9%) y otra en 2024 (1,5%). Pese a esta moderación, Lagarde admitió el estancamiento a corto plazo pero recordó que se prevé que la inflación sea demasiado alta durante demasiado tiempo. Ante un panorama en el que el PIB queda en un segundo plano y la evolución de los precios para seguir serpenteando a la baja, los observadores en la sombra del banco central no entienden el exceso de agresividad. 

"El BCE está asumiendo cada vez más el riesgo de empeorar la perspectiva económica. Además, la evidencia histórica sugiere que la inflación subyacente normalmente se rezaga detrás de la inflación general, mientras que la inflación de servicios se retrasa en comparación con la de bienes. Estos son dos argumentos sólidos a favor de una desaceleración adicional de la inflación subyacente en la segunda mitad del año", comenta Brzeski.

El banco central parece menospreciar, casi ignorar, los efectos acumulativos de las subidas de tipos de interés, que suman 400 puntos básicos o 4 puntos porcentuales, disparando en el transcurso de 18 meses los costes de financiación de segmentos como las hipotecas hasta en 450 puntos básicos. En sus diferentes encuestas a hogares y empresas, el BCE ha comprobado que la intensidad de la transmisión monetaria está endureciendo de forma abrupta el acceso al crédito.

"Si bien esta estrategia respalda la credibilidad del BCE, por definición, existe el riesgo de quedarse rezagado. Dado el desfase temporal con el que opera la política monetaria y afecta a la economía, los bancos centrales deberían tener una visión a futuro, no una visión actual. Esa es la teoría. En la práctica, sin embargo, el BCE no cambiará su postura de endurecimiento hasta que la inflación subyacente muestre signos claros de un punto de inflexión", añade Brzeski.

En este sentido, Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, ve asimismo una incoherencia entre el escenario planteado por el banco central y el estado real de al economía que se abre paso.  ¿Será capaz de llevar a cabo subidas de tipos, por ejemplo, en septiembre? El margen de maniobra para el BCE se está reduciendo.

"La realidad es que, con la inflación cayendo rápidamente y la economía en recesión técnica, el final del ciclo alcista está a la vista. La proximidad del fin de las subidas de tipos del BCE ha restado aliento a las velas del euro, pero también es una importante póliza de seguro para la debilitada economía europea", explica Laidler.

Hay además otra cuestión tanto o más importante para los mercados. El BCE no solo subió tipos este jueves y preanunció que los subiría dentro de un mes, el hecho es que también dijo que terminará con las compras de deuda pública del programa APP, uno de los principales amortiguadores de los costes de financiación de los estados, "lo que endurecerá aún más las condiciones financieras”, según Laidler.

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