Negativo para la bolsas

El nuevo ciclo económico: por qué Morgan Stanley no se fía del escenario 'goldilocks'

El estratega del banco Mike Wilson advierte en un informe de la correlación de la evolución de resultados empresariales con la inflación y advierte de una corrección a la baja de beneficios.

Una presentación a inversores de Morgan Stanley celebrada en Sidney el miércoles.
Una presentación a inversores de Morgan Stanley celebrada en Sidney el miércoles.
DPA vía Europa Press

Durante los últimos años, la visión general de Morgan Stanley sobre los mercados se ha basado en su teoría de que los ciclos se calentarán más rápidamente, pero serán más cortos. Hace más de dos años el equipo de renta variable liderado por Mike Wilson sostenía que esta fase se caracterizaría por un mayor impulso, aunque más breve de lo que se había experimentado hace 50 años.

“Basábamos esta tesis, en parte, en nuestra comparación con el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, que se asemeja bastante al actual en muchos aspectos, lo que provocó la inflación y el exceso de ingresos que se observó en 2021”, comienza en su análisis Wilson en un reciente informe distribuido a sus inversores institucionales. Tanto los fundamentos como los precios de los activos volvieron a los máximos del ciclo anterior a un ritmo históricamente rápido y, ese auge hasta 2021, llevó a la Reserva Federal a endurecer su política monetaria al ritmo más rápido de los últimos 40 años. Una reacción que resultó sorprendente para muchos.

Ahora, el equipo de bolsa de la entidad bancaria estadounidense dice que muchos se sorprenderán de nuevo por la profundidad de la caída de los beneficios en 2023 dentro de sus estimaciones y posterior repunte en 2024 y 2025. “En una importante desviación con respecto a los últimos 30 años, creemos que las acciones están ahora positivamente correlacionadas con la tasa de variación de la inflación”, asegura.

Wilson explica que comprender esta dinámica será fundamental para generar rentabilidad en la próxima década si su analogía con los años 40-50 se mantiene. “El nuevo ciclo inflacionista es mejor para las acciones que para los bonos en un horizonte temporal secular de 7 a 10 años, aunque si este nuevo régimen inflacionista se asemeja al periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, será volátil, con altibajos cíclicos significativos que deberán tenerse en cuenta si se desea obtener el máximo rendimiento de esta nueva hora”, comenta.

A su modo de ver, el periodo de auge y caída que comenzó en 2020 se encuentra ahora en la parte de caída del ciclo de beneficios, una dinámica que aún no estaría en precio y descontada. “Nuestras previsiones de crecimiento del beneficio por acción para este año son cada vez más negativas que cuando publicamos nuestras perspectivas para el próximo año el pasado mes de noviembre”, describe Wilson.

Esto se debería en parte al empeoramiento de los resultados de los modelos matemáticos y estratégicos de la entidad hasta finales de 2023. También a su tesis del apalancamiento operativo negativo, que parece estar cumpliéndose, y al mayor riesgo de beneficios que introduce la tensión de los bancos regionales, que no esperaba el equipo de análisis hace seis meses.

“Creemos que esto pesará aún más sobre las ya estrictas normas de concesión de préstamos y aumenta la probabilidad de una contracción del crédito, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, el corazón de la economía estadounidense y del mercado laboral”, ahonda Wilson.

Un mayor recorte de beneficios

Tras el auge de estímulo relacionado con la pandemia, el año pasado trajo la normalización del exceso de demanda experimentado por muchas empresas durante los cierres, especialmente en los sectores de consumo discrecional, servicios de comunicación y tecnología. Además de la subida generacional de los tipos de interés, el reajuste de la demanda es lo que impulsó el bajo retorno de estos sectores en 2022.

Muchos parten ahora de la hipótesis de que lo peor de las subidas de los tipos de interés ya ha pasado y que estos sectores ya experimentaron lo peor de la recesión de beneficios el año pasado y ahora pueden esperar una aceleración del crecimiento en el segundo semestre de 2023. De hecho, el nuevo repunte del crecimiento de las ganancias ya forma parte de las expectativas del consenso, tanto del lado vendedor como del comprador.

Basta decir que discrepamos respetuosamente de esa conclusión y, lo que es más importante, se trata de un gran cambio con respecto a principios de año, cuando nuestras perspectivas de beneficios no se salían del consenso”, asevera el responsable de renta variable de Morgan Stanley.

Según las conversaciones del banco con sus inversores, la parte compradora habría aumentado sus expectativas de beneficios en un grado incluso mayor (eran más bajistas que las expectativas de consenso de la parte vendedora a principios de año) y eso se debería, a su modo de ver, a que las empresas se muestran más optimistas sobre el segundo semestre, junto con el nuevo entusiasmo en torno a la Inteligencia Artificial que está provocando un nuevo boom inversor.

“Aunque no cabe duda de que este año habrá valores que aceleren su crecimiento gracias al gasto en inteligencia artificial, no pensamos que sea suficiente para cambiar la trayectoria de la tendencia cíclica general de los beneficios de forma significativa, ya que los beneficios se desaceleran y la presión de los costes sigue siendo fuerte. En consecuencia, estamos firmemente fuera de consenso en nuestra opinión sobre los beneficios”, termina Wilson.

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