Otro año para olvidar de los automóviles en la Bolsa por los 'Trumpazos' varios

Ford Explorer ET
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EFE

Al automóvil se le complica y mucho el futuro a corto plazo. Las salidas de tono del presidente estadounidense, Donald Trump, y su política de subida de aranceles a diestro y siniestro, ha hecho mella en las cotizadas de este sector a nivel mundial. Lo último ha sido la amenaza de elevar las tasas a todas las importaciones mexicanas hasta un 25%, una medida que sería devastadora, entre otras, para las firmas del motor japonesas que producen en tierras aztecas y venden en Estados Unidos. No en vano, el Nikkei de Tokio, con un fuerte peso de los fabricantes, ha sido la plaza asiática que más se ha visto penalizada por este anuncio. 

Según datos del Departamento de Comercio estadounidense, los fabricantes de autos enviaron 52.600 millones de dólares (46.970 millones de euros) en vehículos a EEUU desde las plantas de ensamblaje mexicanas solo en 2018 y otros 32.500 millones de dólares en componentes (29.021 millones de euros). Así, el Consejo de Política Automotriz de EEUU, que ya fue muy activo en sus protestas a Trump durante la negociación del USMCA cree que los aranceles arruinarían los beneficios de este nuevo acuerdo comercial propuesto por Trump con México y Canadá (Nafta 2.0), y provocarían un coste significativo para la industria en EEUU.

Donald Trump parece dispuesto a abrir todos los frentes arancelarios posibles en su último año de mandato y la pregunta es si querrá cerrarlos antes de presentarse a las próximas elecciones presidenciales o si querrá llevar el cartel de “America First”, al que habría que añadir “cueste lo que cueste”, se preguntan desde la consultora de análisis de mercados MacroYield.

La amenaza al gobierno de Juan Manuel López Obrador ha sido la enésima salida de tono del líder estadounidense, que mantiene además su intención de elevar también dentro de seis meses (desde el pasado 18 de mayo) las actuales tasas que impone a las importaciones de autos europeos y japoneses hasta el 25%. Es otra de las noticias que mantienen en vilo a los grandes fabricantes mundiales. Las grandes firmas llevan un tiempo tratando de ganar músculo y de buscar socios con los que hacer frente a los importantes desafíos que afectan a su negocio.

De hecho, el automóvil está siendo protagonista de un cambio relevante tanto en la demanda, donde los consumidores se decantan cada vez más por el vehículo compartido, como en la oferta, con la oposición creciente a los combustibles fósiles, una normativa cada vez más restrictiva a nivel medioambiental en Europa, sin ir más lejos, y con el desarrollo del vehículo de conducción autómata.

En el caso de las dos empresas españolas de componentes para el automóvil (Cie Automotive y Gestamp), que tienen a la familia Riberas entre sus accionistas de referencia, el saldo en lo que va de año en bolsa es de un leve avance de poco más del 1%. La mas castigada en el cierre semanal tras la amenaza de Trump a México fue Cie, que cuenta con once plantas en el país azteca, y cuyos títulos se hundieron un 4,41% solo en la sesión del viernes.

En lo que llevamos de ejercicio, los valores más castigados han sido la alemana BMW (-12,3%) y la italiana Fiat (-9,8%). A finales de semana el diario galo Les Echos ha asegurado que la fusión del grupo italoestadounidense con la francesa Renault (-0,2% en el año) se complica por discrepancias entre los dos gigantes. Sus planes crearían al tercer grupo de automoción a nivel mundial con una sinergias de 5.000 millones de euros y una facturación de 170.000 millones de euros con las que sería capaz de plantarle cara a Volkswagen. El líder alemán apenas avanza un 2% en el año, ligeramente por encima del 1% que se anota otro de los grandes del sector en el país, Daimler. 

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