El sexto paquete de sanciones a Moscú para aislar su economía como represalia por la invasión de Ucrania se atasca. La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, no pudo convencer este lunes al primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, de que apoye las sanciones comunitarias al petróleo ruso, durante una reunión sorpresa en Budapest que concluyó sin grandes avances. "El paquete significaría importantes problemas para Hungría", aseguró el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, tras el encuentro, en referencia al veto que Hungría mantiene de incluir la prohibición de la compra de petróleo entro del sexto paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia.
This evening’s discussion with PM Viktor Orban was helpful to clarify issues related to sanctions and energy security.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) May 9, 2022
We made progress, but further work is needed. I will convene a VC with regional players to strengthen regional cooperation on oil infrastructure.
El Gobierno húngaro insiste en que esa medida arruinaría la economía húngara, muy dependiente del petróleo y del gas que compra a Moscú. "Hasta que no haya solución a estos (problemas), no podemos apoyar (la propuesta de la Comisión Europea), aseguró Szijjártó en un breve vídeo en la red social Facebook. Szijjártó dijo que "a pesar de que hubo pequeños avances (en el encuentro de hoy) habrá que negociar sobre muchos temas". Von der Leyen coincidió con ese análisis en un mensaje en la red social Twitter. "La conversación de esta tarde con el primer ministro, Viktor Orbán, ha servido para aclarar cuestiones relacionadas con las sanciones y la seguridad energética. Hemos avanzado, pero es necesario seguir trabajando", escribió Von der Leyen.
La presidenta de la CE agregó que convocará una conferencia telemática "para reforzar la cooperación regional en materia de infraestructura petrolíferas". Hungría y otros países de Europa Central y del Este, como Eslovaquia, República Checa y Bulgaria, se oponen a estas sanciones debido a su dependencia energética de Moscú. El Ejecutivo comunitario propuso el pasado miércoles prohibir las importaciones de todo el petróleo ruso en un máximo de ocho meses, aunque Hungría y Eslovaquia tendrían de plazo hasta finales de 2023, una prórroga que esos países piden sea de tres años.
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