La Píldora Económica

¿Reaccionarán a tiempo los bancos centrales al bajo crecimiento de 2024?

Christine Lagarde, BCE
¿Reaccionarán a tiempo los bancos centrales ante al bajo crecimiento de 2024?
Agencia EFE

A lo largo del último mes hemos ido conociendo los primeros datos del Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre de las principales economías mundiales. Por tanto, este es un buen momento para analizar cómo está evolucionando el entorno económico global.

Empecemos por poner en perspectiva el contexto que nos ha llevado hasta aquí. Tras el fuerte repunte inicial que siguió al fin de la pandemia de Covid-19, se produjo el agotamiento del ímpetu de la reapertura y las secuelas a largo plazo de la pandemia; posteriormente, la crisis energética tras la invasión Rusia de Ucrania, que afectó principalmente a Europa, y finalmente el endurecimiento más rápido de la historia de la política monetaria.

Se deja muchas veces de considerar otros dos factores que también han ejercido un impacto negativo en la actividad global en 2022: las dificultades internas que enfrentó la economía China, en gran parte por su empeño en mantener su política de "covid cero", y las implicaciones de un dólar fuerte sobre la inflación importada en otras economías

Pues, a pesar de todo lo anterior, la economía mundial se ha mostrado muy resiliente en lo que va de 2023. Así, el crecimiento intertrimestral promedio en el primer semestre se situó en un 0,7%, muy por encima del umbral de la recesión profetizada por muchos, y en línea con el promedio de crecimiento observado durante el período 2010-2019.

Sin embargo, esta evolución agregada esconde grandes diferencias entre áreas económicas.

En la Eurozona, con su economía luchando por adaptarse al enorme shock energético, el PIB se contrajo un 0,1% intertrimestral en el tercer trimestre, tras expandirse un 0,2% en el segundo trimestre. La debilidad es generalizada y la situación no tiene visos de mejorar a corto plazo, aunque es cierto que Alemania es la única economía de las cuatro más grandes de la región que está ahora en contracción.

En China, aunque la decisión de abandonar su estrategia de "covid cero" generó un repunte cíclico de la actividad durante los primeros meses del año, varias fuerzas estructurales están pesando sobre su economía. En primer lugar, el liderazgo más asertivo de Xi Jinping genera un entorno más difícil para la iniciativa privada y la creatividad, a lo que se añade una mayor agresividad en sus posiciones de política internacional. En segundo lugar y quizá más importante, China tiene un modelo de crecimiento agotado con falta de consumo privado y una fuerte crisis de la construcción que fue un factor clave en el dinamismo de los últimos años. Eso sí, a pesar de todo, China podrá alcanzar un 5% de crecimiento en 2023 por los efectos positivos de la reapertura tras el covid y por algunas medidas de impulso fiscal.

Pero sin esos efectos base, el año 2024 será mucho más desafiante. Tengamos en cuenta que, ante los excesos generados por un modelo de crecimiento centrado en la inversión, la efectividad de posibles nuevos estímulos será limitada; por otra parte, a corto plazo tampoco será sencillo reemplazar el menor impulso de la inversión con un mayor dinamismo del consumo; esto necesita de una recuperación de la confianza, pero también de un cambio en las instituciones, como un mayor estado de bienestar.

Finalmente llegamos a Estados Unidos, economía que ha mantenido un crecimiento elevado, ejerciendo recientemente de locomotora mundial. Incluso en el tercer trimestre se ha acelerado el crecimiento del PIB hasta el 4,9% intertrimestral anualizado. Pero los últimos datos publicados señalan una clara moderación. Así, el fuerte impulso del consumo privado, que aumentó un 4,0%, se ha sostenido por una fuerte caída de la tasa de ahorro personal hasta el 3,8%, la mitad que la tasa prepandemia; es decir, el exceso de ahorro durante la pandemia ha desaparecido.

Y el impulso del gasto público, que aumentó 4,6 puntos del PIB, pasará probablemente a ser negativo en próximos trimestres dada la restricción del gasto que forma parte de la Ley de Responsabilidad Fiscal, aunque los potenciales gastos fiscales derivados de las subvenciones a las inversiones verdes podrían aumentar este déficit.

De hecho, dos de las tres agencias más importantes de rating han puesto en negativo las expectativas de sostenibilidad de la deuda pública americana, señalando estas dudas sobre la futura reducción del déficit. Es decir, presiones al alza sobre los tipos de interés a largo plazo americanos por las dudas que genera su sostenibilidad, (no mayores tipos de interés porque el mayor crecimiento económico lo requiera). Esta situación implica un freno a la actividad real, vía menor inversión, especialmente menor consumo, por un efecto de menor riqueza.

Los datos ya apuntan en este sentido. Así, el informe de empleo de octubre proporcionó algunas pruebas de que finalmente las condiciones del mercado laboral estadounidense se están comenzando claramente a debilitar. El crecimiento del empleo no agrícola aumentó en 150.000 personas, por debajo de las 180.000 esperados. Y, aunque es cierto que ese dato está afectado por la huelga de los trabajadores del sector automotriz, los aumentos del empleo se concentraron en la atención sanitaria y el gobierno, defraudando en más sectores privados que solo el manufacturero. Y es fundamental añadir que el promedio de horas trabajadas semanalmente bajó a 34,3, lo que compensó con creces el efecto de los 150.000 puestos de trabajo agregado: ajustando para mantener constante el promedio de horas semanales trabajadas, el empleo en realidad habría disminuido en 263.000 en octubre.

En resumen, la fortaleza económica mostrada recientemente por Estados Unidos parece difícil que se extienda en el tiempo, lo que implica que en 2024 Estados Unidos dejará de ser la locomotora de la economía mundial,

Aunque el nuevo gigante asiático y país más poblado ya de la tierra, la India, puede en el futuro pasar a ser la locomotora mundial, por ahora su contribución será pequeña, dado su aún moderado peso económico.

Esto nos deja frente a una frase de los banqueros centrales, “higher for longer”: ¿podrán los bancos centrales seguir diciendo que tendremos tipos altos por mucho tiempo? ¿O hablarán ya pronto de que se empiezan a dar las condiciones para bajar tipos…? Eso sí, en el futuro no muy próximo.

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