Cuaderno de venta

Talgo y el gusanillo que pica a Sánchez para movilizar la SEPI al servicio de CAF

Frontal del Talgo Avril de alta velocidad.
Frontal del Talgo Avril de alta velocidad.
Talgo vía L. I.

Pedro Sánchez viajó este sábado desde Torrejón a Bilbao en su lujoso avión presidencial Falcon de Dassault  en poco más de 40 minutos. La alternativa eran cuatro horas en Peugeot por carretera o algo más en línea ferroviaria. Como saben, el tren de alta velocidad en tierra vasca o navarra es un animal mitológico como el gusano de Dune. Había mitin del PSOE de cara a las elecciones vascas (21 de abril) y las europeas (9 de junio) para relanzar con motivo del 11 y 14M al ex presidente Zapatero a la primera línea política después de años en el ostracismo por el oscuro final de su gobierno. Todo eso debe ser un bulo antisanchista porque en agenda de Moncloa solo consta que visitó el centro de I+D Tecnalia del Gobierno Vasco. 

Sánchez quizá tuvo la oportunidad de entablar en Tecnalia conversación sobre la agenda empresarial vasca si le quedó algo de tiempo fuera de los actos electorales, su obsesión en cada paso que da. Uno de los encuentros obligados debería haber sido con el presidente de la patronal CEV, Andrés Arizkorreta, que también es presidente de Construcciones Auxiliares del Ferrocarriles (CAF), la mayor empresa del sector en España. Tienen motivos de sobra para hablar. El tren ha pasado a ser uno de los asuntos clave que ligan el apoyo del PNV al Gobierno del PSOE en Madrid, después del reciente traspaso de las competencias de Cercanías de Renfe al País Vasco, una de las peticiones a Sánchez después de que hiciera lo mismo Rodalies y ERC.

Un 'caballero blanco' apoyado por la SEPI

El otro asunto a tratar es de mucho mayor calado. La opa desde Hungría sobre su rival Talgo está alineando de nuevo los intereses de Madrid y Bilbao para reactivar el proyecto de crear un gran campeón ferroviario junto a CAF, y a la vez una solución alternativa a la oposición gubernamental que provocaría un conflicto diplomático con un socio de la Unión Europea. ¿Por qué negar el derecho de admisión con  el dinero húngaro y no con el saudí? Sánchez puede haber encontrado el pretexto en que la opa de Magyar Vagon está respaldada por el Gobierno de Viktor Orban para movilizar a la SEPI una vez más. Talgo ha adquirido la calificación de "estratégica" , según el ministro de Industria, Jordi Hereu, y el gobierno hará "todo lo posible" para frenar la operación, como dijo el ministro de Transportes, Óscar Puente. 

Los planes de Sánchez para incrementar el peso del Estado en sectores clave no son un secreto a estas alturas. Con Indra se está articulando un gigante del sector Defensa  junto a varios socios afines como Amber, Sapa y Escribano. En Telefónica, la irrupción de la saudí STC (controlada por Arabia Saudí) ha desencadenado la creación de un ente público para empresas tecnológicas. Aena, Airbus, Enagás, Redeia y el remoloneo a la hora de salir de Caixabank han disparado la cartera cotizada bajo control de Moncloa hasta un récord de 30.000 millones de euros

Ahora CAF tiene todas las papeletas para convertirse en el 'caballero blanco' perfecto que necesita la SEPI para blindar Talgo frente a la incursión húngara. Proforma, la fusión de ambos crearía un grupo de 4.500 millones de euros de ingresos anuales, unos 360 millones de Ebitda y un beneficio de 120 millones. Su deuda financiera conjunta se elevaría hasta los 1.400 millones. En contra, la aversión al riesgo de la aventura aparece como obstáculo para convencer a la empresa de Beasáin. No le ha ido mal en solitario con adquisiciones selectivas de activos que han tenido que vender Bombadier-Alstom y Thales-Hitachi por razones regulatorias.

Pero la última palabra la tendrán sus accionistas. CAF tiene un núcleo duro conformado por el Ejecutivo de Urkullu a través del Instituto Vasco de Finanzas (3%), Kutxabank (14%) y los empleados agrupados en torno a Cartera Social (24%). Dos inversores externos con sendos 5% como Daniel Bravo (5%) y la familia Domínguez (Mayoral) completan una estructura disuasoria de operaciones como la de Talgo. El mejor argumento de Moncloa es que el apoyo público al sector ferroviario no tiene precedentes. La adjudicación de 2.500 millones de euros de fondos europeos NextGen para proyectos de Adif, el gestor público de infraestructuras ferroviarias, movilizará pedidos masivos tanto para Talgo como CAF en los próximos años para la renovación y ampliación de las flotas de trenes. 

La propuesta de compra húngara es una buena muestra del interés inversor que despierta un sector que va a ser regado por el dinero público. Pero no es la única razón detrás de la operación de Magyar Vagon y Corvinus, el fondo público del Gobierno Orban. De hecho, la opa sobre Talgo viene cocinándose a fuego lento desde diciembre de 2022 cuando el banco de negocios Cato de András Tombor firmó un acuerdo de confidencialidad con Pegaso Transportation, el mayor accionista de Talgo, con el objetivo de plantear una propuesta de compra junto a Magyar Vagon.

Aunque agrupa las acciones de la familia Abelló y los Oriol, la voz cantante detrás de Pegaso es Trilantic, gestora de capital riesgo ex Lehman que fue comprada por sus directivos junto a Nomura, entre ellos, Javier Bañón y Javier Olascoaga. A través de sus fondos han protagonizado algunos de los episodios más relevantes de las empresas vascas en la última década como la OPV de Euskaltel o la venta de ITP a Rolls-Royce y Sener. También impulsó la salida a bolsa de Talgo en 2015 para desinvertir parcialmente y lleva tiempo queriendo hacerlo por completo. El origen de su inversión va camino de las dos décadas, una edad demasiado longeva en el private equity porque normalmente los fondos tienen límites temporales. 

Juego de matrioskas y el problema egipcio

Las ganas de vender se juntaron con la necesidad de comprar de los húngaros, después del roto industrial y financiero que dejó en su sector ferroviario la salida de los rusos de Transmashholding (TMH) y del banco de comercio exterior de Rusia. El Gobierno de Orban ha liderado un frenético, rocambolesco y opaco proceso de operaciones corporativas desde 2022. Y ahí radica una de las sombras del pretendiente de Talgo: el origen del capital, las cargas de trabajo pendientes y los planes industriales que tienen con la multinacional española. 

Por ejemplo, Egipto todavía espera que se cumpla con el macropedido de 1.300 vagones por más de 1.000 millones de euros que encargó en 2018 al consorcio ruso-húngaro. No parece fácil saber a quién reclamar porque es comprensible perder el rastro en el juego de matrioskas en que se ha convertido el sector ferroviario húngaro. En 2020, la rusa TMH compró la empresa pública húngara Dunakeszi Jármujavito (DJJ), que pasó renombrarse como Ganz Mavag. Acto seguido, Magyar Vagon, fundada por el ministro de Defensa Kristóf Szalay-Bobrovniczky, compró el 50% de esa compañía a través de dos 'joint venture' (empresas conjuntas) con TMH.

En el verano de 2022, tras el inicio de la guerra en Ucrania, Magyar Vagon se quedó con el 100% de todos esos activos dando salida a los rusos. Lo que ocurrió a continuación hasta la opa sobre Talgo todavía es más sorprendente porque un grupo de capital riesgo vinculado al magnate Zsolt Hernádi, la petrolera MOL y directivos de esa energética se hizo con la mayoría de las acciones, dando salida en teoría a Szalay-Bobrovniczky. Magyar Vagon pasó a estar controlada por el fondo de capital riesgo Solva II que encabeza Csaba Törő, director general de la empresa ferroviaria y afín también al entorno de Orban y el partido Fidesz-Unión Cívica Húngara. 

El último movimiento se produjo con motivo de los preparativos de la formalización de la opa a Talgo. En diciembre de 2023, Magyar Vagon creó Ganz-Mavag Europe Zrt, un vehículo vacío de contenido y capital que ha sido el encargado de presentar la opa sobre el 100% de Talgo. En febrero, hace unos días como quien dice, dicha sociedad vendió el 45% de las acciones por unos 7.000 euros al fondo estatal Corvinus del Gobierno Orban, según el diario HVG. Con este panorama, la afirmación de los compradores húngaros de que tienen "compromisos de capital vinculantes de sus accionistas, quienes a su vez tienen compromisos vinculantes de financiación bancaria" para poner 619 millones de euros por Talgo debería quedarse en cuarentena hasta que pasen de las palabras a los avales.

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