En 2023

El Bundesbank avanza una recesión más intensa en Alemania con caída del 0,5%

El banco central alemán advierte de que la inflación seguirá de media en el 7,2% el año que viene (el mes pasado se disparó hasta el 10%, muy por encima del 6,8% que registró la tasa anual del IPC en España).

Joachim Nagel, presidente del Bundesbank
Joachim Nagel, presidente del Bundesbank
DPA vía Europa Press

A Alemania, la locomotora europea, le va a costar recuperarse del shock energético agravado por la guerra en Ucrania y superar la dependencia de su economía de Rusia. El banco central alemán, el Bundesbank, prevé ahora una caída mucho más severa de la mayor economía europea por tamaño, que se contraerá el año que viene un 0,5% y que por entonces seguirá golpeada por una inflación que, de media, se situará en el 7,2% (el mes pasado se disparó hasta el 10%, muy por encima del 6,8% que registró la tasa anual del IPC en España). El riesgo que conllevan estas perspectivas es el posible efecto arrastre que la crisis alemana puedan generar en otras grandes economías del área del euro por sus fuertes interrelaciones. 

"En comparación con la proyección de junio, la tasa de cambio del PIB para 2023 se revisó considerablemente a la baja", ha apuntado el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, que asumió el cargo a comienzos de este año. Desde su punto de vista, el deterioro del suministro de energía, el menor tirón de la demanda externa en un contexto de incertidumbre (una variable clave para un país cuya economía depende en buena medida de las exportaciones) y los mayores costes de financiación que trae consigo el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo explican estas perspectivas más pesimistas. Este jueves la entidad capitaneada por Christine Lagarde dejó claro que seguirá adelante con las subidas de tipos el próximo año para controlar una inflación desbocada. 

De las perspectivas que ha hecho públicas la entidad se desprende además que la recuperación de la economía germana va a ser lenta, puesto que contempla que el PIB crezca un 1,7% en 2024 y que vuelva a desacelerarse algo en 2025 para avanzar al 1,4%. Antes, el Bundesbank prevé que Alemania despida este ejercicio con un crecimiento del 1,8%. El fuerte encarecimiento de la cesta de la compra impactará de lleno en el consumo de los hogares, de forma que la actividad se mantendrá en terreno negativo hasta mediados del próximo ejercicio. 

La inflación seguirá elevada los tres próximos años

La inversión de las empresas y en la construcción se verán lastradas por el aumento de los costes de financiación, a la vez que el Estado pisará también el freno en lo que a gasto público se refiere -sobre todo en el que venía ejecutando para atajar las consecuencias de la pandemia de Covid-. Si la recuperación será lenta, la vuelta a unas tasas de inflación más asumibles también lo será. El banco central germano sitúa la tasa anual de IPC en el 8,6% de media este año; la modera apenas al 7,2% el que viene y la mantiene todavía en el 4,1% en 2024. De cara a 2025 Alemania habrá logrado situar la inflación media en el 2,8%, aún por encima del objetivo de estabilidad que persigue el BCE.

La intensidad de la batalla que Berlín va a librar contra su mayor bestia en lo económico (por las consecuencias devastadoras que la inflación tuvo para el país en el periodo de entreguerras, en las primeras décadas del siglo XX) se refleja también en las proyecciones que el Bundesbank hace para la inflación subyacente, que excluye de su cómputo elementos más volátiles como la energía o los alimentos frescos. Tu tasa anual se situará en el 3,9% de media este año, pero aumentará al 4,3% el próximo ejercicio, para moderarse al 2,9% en 2024 y situarse aún en el 2,6% de cara ya al 2025.

Pese a todo lo anterior, la propia entidad reconoce que sus cálculos están sujetos a un enorme grado de incertidumbre dada la actual coyuntura internacional. Primero, por la evolución impredecible de la guerra y por ver cómo las medidas que el Ejecutivo de Olaf Scholz va aprobando impactan en la actividad. El Bundestag aprobó a finales del mes pasado un 'escudo' de 200.000 millones para proteger a los alemanes de la subida del gas y la electricidad. Fue un paquete no exento de polémica, que recibió críticas por parte de otros países de la UE que no cuentan con ese músculo financiero para aprobar medidas anticrisis.

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