La previsión original era del 9,8%

Calviño entierra el sueño del 'milagro económico': España crecerá un 6,5%

La vicepresidenta impone seis meses después su criterio de ajustar la previsión oficial al consenso internacional y propina un tijeretazo histórico de tres puntos al dato de PIB que sostuvo los PGE 2021.

Nadia Calviño
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Nadia Calviño.
Europa Press

Hay episodios en apariencia casuales que sólo cobran sentido con el paso del tiempo. El día en que el Gobierno aprobó en Consejo de Ministros su proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2021 la entonces vicepresidenta tercera del Gobierno, Nadia Calviño, presentó un cuadro macro cuya previsión de crecimiento, del 7,2%, no se correspondía con el avance mucho más generoso, del 9,8%, sobre el que se sostenían las cuentas públicas diseñadas por el Ministerio de Hacienda. Desde la Vicepresidencia de Asuntos Económicos se explicó entonces la disonancia como un error técnico que no había permitido incorporar a la presentación de la vicepresidenta el dato de crecimiento esperado por el Gobierno en un marco de ejecución íntegra de los 27.000 millones de euros de los fondos europeos que se esperaban ejecutar en 2021. En su alocución Calviño no mencionó el dato del 9,8% más que de pasada, centrando su explicación en el 7,2%.

No pasó mucho tiempo hasta que la vicepresidenta económica desterrara de forma definitiva de sus intervenciones públicas la referencia a ese crecimiento del 9,8%, por mucho que fuera ésa y no otra la expectativa de avance del PIB que dotaba de sentido las cifras de ingresos de los Presupuestos para 2021. Desde el pasado mes de enero, Calviño pasó a hablar única y exclusivamente del crecimiento 'inercial' del 7,2% y de la posibilidad de que éste pudiera ser impulsado por la eventual ejecución de los fondos europeos. Fuentes del área económica del Gobierno confirman que la vicepresidenta nunca creyó en la previsión del 9,8%, que le incomodaba manejarse con un dato que se apartaba de forma tan evidente del consenso internacional y que siempre vio esa previsión 'inercial' del 7,2% como la verdadera previsión oficial de crecimiento del Gobierno de España.

Han hecho falta seis meses para que la ahora vicepresidenta segunda haya logrado imponer su criterio al respecto en el Gobierno y este viernes ha anunciado en primera persona la revisión a la baja de la previsión oficial de crecimiento de España hasta el 6,5%, lo que supone un tijeretazo sin precedentes sobre la previsión oficial si tomamos como referencia el 9,8% que sustenta los Presupuestos, pero que no implica más que un ajuste a la cruda realidad impuesta por la persistencia de la amenaza pandémica y por el retraso de la tramitación del plan europeo de Recuperación y Resiliencia si se toma como referencia el 7,2% que la vicepresidenta lleva meses haciendo suyo como referente oficial. De hecho, la senda de crecimiento que ha dibujado el Gobierno implica que entre 2020 y 2021 crecerá lo mismo que esteba previsto antes, sólo que ese crecimiento se repartirá de forma diferente con una mayor incidencia el próximo año.

La vicepresidenta económica ha atribuido este ajuste a un puñado de circunstancias: al impacto inesperado sobre la actividad económica en el arranque del año de la tormenta 'Filomena', a la moderación de las expectativas sobre el conjunto de la economía europea al compás de los cierres severos de la actividad en Francia o Alemania, al retraso en la activación del plan de aplicación de fondos europeos y también a un cierto cambio de clima en España, que según ha recordado Calviño salía de un tercer trimestre de fuerte recuperación económica cuando Economía construyó sus previsiones iniciales mientras que ahora sale de un frenazo en el último trimestre del año y una más que probable recaída en el primer trimestre de 2021, que la vicepresidenta ha admitido como posible.

Pese a ello, Nadia Calviño ha descartado que el Gobierno pecara de optimista en la previsión que sustentó los Presupuestos. "Nuestra previsiones siempre se han caracterizado por la moderación y la cautela y siempre se han basado en la información disponible". De hecho, la máxima responsable del área económica del Gobierno ha descartado que esta fuerte revisión a la baja de la previsión de crecimiento - que se carga de un plumazo una tercera parte del crecimiento económico que el Ejecutivo esperaba para 2021 el pasado mes de octubre - vaya a obligar a realizar algún tipo de ajuste presupuestario o vaya a condicionar la respuesta del Gobierno frente a la crisis. A este respecto ha recordado que la Autoridad Fiscal también ha revisado a la baja el crecimiento y aún así también ha revisado a la baja su expectativa de comportamiento del déficit público.

La 'España resiliente': aguantan empleo e ingresos fiscales

Buena parte de la tranquilidad gubernamental se basa en la certeza de que la crisis económica provocada por la pandemia ha dañado menos de lo esperado tanto a los ingresos fiscales como al mercado laboral durante 2020. Lo normal cuando la economía se te cae un 10,8%, como sucedió en España el año pasado, es que los ingresos fiscales vayan detrás de esa caída y el empleo se desplome incluso de forma más intensa, como sucedió en la crisis financiera. Los datos dicen que el pasado año tanto los ingresos como el empleo cayeron significativamente menos que la economía y desde el Gobierno se atribuye ese efecto a la operativa de los ERTE, que ha mantenido una renta a un millón de trabajadores que en otras circunstancias la hubiera perdido y además ha sostenido los ingresos por IRPF.

El asterisco de este argumento es que en el caso de los ingresos fiscales lo que ha ocurrido en 2020 se debe en buena medida a que en España empresas y particulares responden por sus rentas con un año de retraso y, por tanto, las rentas y beneficios de 2019 han sostenido la recaudación de 2020, pero por el mismo efecto podrían hundir los ingresos fiscales de 2021. Y en el caso del empleo hay cerca de 800.000 trabajadores aún en ERTE, cuyo futuro es incierto, como ha admitido la propia vicepresidenta al señalar los posibles impactos permanentes de la crisis sobre la economía - que no han terminado de aflorar por las diferentes medidas de protección dispuestas desde el Gobierno - como uno de los riesgos de las nuevas previsiones presentadas este viernes.

Las nuevas previsiones del Gobierno apuntan a un crecimiento del empleo del 4% en 2021 y del 2,7% en 2022, que permitirán una reducción de la tasa de paro del país hasta el 15,2% este año y hasta el 14,1% en 2022, cuando el Gobierno espera que se recupere el nivel de PIB anterior a la crisis.

El efecto tractor de los fondos europeos se diluye

Cuando el Gobierno presentó su cuadro macro el pasado mes de octubre decidió presentar dos escenarios. Un primer escenario calificado de 'inercial', con un crecimiento del 7,2%, que aspiraba a reflejar el rebote que experimentaría la economía española tras el 'shock' pandémico; y un segundo escenario, el del crecimiento del 9,8%, que pretendía reflejar el poderoso efecto tractor que la ejecución diligente de los fondos europeos que prometía el Gobierno tendría sobre la actividad económica. 

Los fondos europeos, aseguraba el Gobierno por aquel entonces con el 'subidón' de haber arrancado a Bruselas 140.000 millones de euros para la recuperación de la economía española, aportarían nada menos que 2,7 puntos al crecimiento y permitirían recuperar el PIB anterior a la crisis por la vía rápida. Ya entonces analistas y organismos internacionales sospecharon de este escenario, pero ahora el Ejecutivo ha abandonado esa diferenciación y según ha admitido Nadia Calviño este viernes el nuevo escenario de crecimiento del 6,5% descuenta también el impacto de los fondos europeos, que aún así sitúa en unos dos puntos, apenas siete décimas menos que en octubre pese a que ni siquiera se ha iniciado su despliegue y todavía existen dudas sobre cuándo podrán empezar a ejecutarse.

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