UGT y CCOO desconfían del cambio de rumbo

Correos prevé un agujero de hasta 634 millones si no activa su giro estratégico

Los datos internos que maneja la compañía auguran que la digitalización y el desplome del negocio postal tendrán un efecto demoledor sobre sus cuentas. Serrano acelerará la diversificación durante 2021.

Correos acelerará la diversificación del negocio en 2021 para esquivar el declive del postal.
Correos acelerará la diversificación del negocio en 2021 para esquivar el declive del postal.
EFE

Mantener el actual modelo de negocio sustentado en la actividad postal tradicional tendría consecuencias devastadoras para el Grupo Correos y arrastraría a la empresa postal del Estado a una espiral de pérdidas millonarias que le abriría un agujero de hasta 634 millones de euros a la altura del año 2023. Éste es el sombrío panorama que asoma en los informes internos que maneja la compañía presidida por Juan Manuel Serrano, a los que ha tenido acceso La Información, y que sustenta también el empeño del equipo directivo de la empresa postal en acelerar el proceso de transformación y diversificación de negocio del Grupo Correos, en el que la compañía se embarcó hace ya casi año y medio y al que se pretende dar un acelerón en este próximo año 2021, según confirman fuentes de la empresa.

En la planta noble de la empresa estatal se entiende como crítico abordar de inmediato el proceso de transformación de la compañía. La pandemia que ha zarandeado la sociedad y la economía española durante 2020 ha venido a completar una especie de escenario de 'tormenta perfecta' para el Grupo Correos, que en apenas un puñado de meses ha visto como Bruselas le limitaba la financiación que recibe del Estado, como la CNMC ponía bajo vigilancia sus ofertas comerciales a grandes clientes para impedir distorsiones en el sector y finalmente como la crisis impulsaba de forma inesperada los procesos de digitalización en un elevado porcentaje de empresas domésticas, y como consecuencia de ello agravaba la caída que ya venía apuntando el negocio postal tradicional. Las cifras que baraja la compañía apuntan a que el pasado año Correos tramitó 500 millones de cartas menos que en 2019 y sus proyecciones estiman que este desplome experimentado en un contexto de pandemia global no se detendrá con la eventual recuperación económica a la que apunta el Gobierno y todos los institutos de análisis a partir de este año, sino que se agravará en los próximos años a un ritmo de caída anual del 22%.

Bajo esta poco esperanzadora premisa, las estimaciones que se manejan en la Dirección de Correos calculan que de no abordar de forma inmediata la transformación del modelo de negocio de la compañía las pérdidas de 338 millones de euros en términos de Ebitda (resultado de explotación del negocio) que se reflejan en el avance de cierre de 2020, se irían hasta cerca de los 400 millones en 2021 y hasta los mencionados 634 millones de euros en 2023. Unas cifras difícilmente compatibles con el mantenimiento de la actividad en una empresa que factura en torno a 2.000 millones de euros anuales en un ejercicio ordinario.

Un plan de choque para 'salvar a Correos'

"Esas cifras no reflejan los resultados que esperamos obtener en los próximos años", aclaran fuentes de Correos, en relación a esas proyecciones que apuntan a un desequilibrio contable de hasta 624 millones de euros y que la compañía ya ha presentado de manera formal a los sindicatos. "Son una especie de 'warning', de advertencia de cómo evolucionarían las cuentas del grupo en el caso de que nos quedáramos sin nacer nada, sin abordar la transformación que necesita la compañía". Y en Correos  se trabaja sobre la base de que los resultados de esa transformación se empezarán a apreciar ya de manera vigorosa este mismo año 2021, en el que espera lograr desacoplarse de alguna forma de ese escenario inercial que arrastraría a la empresa postal del Estado hacia unas pérdidas cercanas a los 400 millones de euros y prevé cerrar el ejercicio con un Ebitda negativo de 'apenas' 79 millones de euros, según las previsiones trasladadas a la SEPI en su Plan Operativo Anual correspondiente a 2021.

La pregunta es: ¿cómo espera conseguir semejante logro? Desde Correos explican que en 2021 aspiran a generar cerca de 190 millones de euros de ingresos extra - a pesar del agravamiento del desplome de la carta, responsable de alrededor del 70% de la facturación de la empresa en 2019 -, "a través de diversas acciones que va a emprender la compañía como una política de subida de precios ligada al crecimiento del e-commerce, el replanteamiento del modelo logístico integral, el impulso del proceso de internacionalización y apertura de nuevos mercados, y la puesta en marcha de nuevos servicios como el lanzamiento de un servicio de telefonía móvil, internet y televisión para empleados y otros más ligados a la logística como es el 'fullfillment' (la prestación de servicios de recogida, almacenamiento y distribución de productos ligados al comercio electrónico)".

El equipo directivo configurado por Juan Manuel Serrano - el que fuera jefe de gabinete de Pedro Sánchez -  ha dejado claro desde el principio de su mandato su intención de transformar la histórica empresa postal del Estado en un gigante de la logística, más volcada hacia la paquetería o el movimiento de mercancías que al negocio postal tradicional; diversificada en diferentes ramas de negocio y convertida en una empresa de prestación de servicios. Una transición en la que no ha dudado en airear públicamente su desconfianza sobre la evolución a futuro del negocio postal tradicional, lo que ha levantado no pocas ampollas entre los sindicatos, ni tampoco en visibilizar su apuesta estratégica por Correos Express, la filial de paquetería del grupo postal, a cuyo responsable, Avelino Castro, ha situado a los mandos del giro estratégico del grupo. 

¿Salvavidas o 'golpe de gracia'?

Uno de los problemas que la actual Dirección de Correos enfrenta en esa travesía es la oposición sindical. CCOO y UGT, los sindicatos con mayor representación en la empresa postal del Estado (alrededor del 70%) , no solo desconfían de los planes del equipo de Juan Manuel Serrano sino que mantienen desde hace meses un enconado enfrentamiento con la actual cúpula directiva de la compañía -agravado por la gestión de la pandemia-, a la que acusan de querer desmantelar el grupo postal con la coartada de este 'giro estratégico'. En su opinión las catastróficas proyecciones de evolución del negocio elaboradas por la Dirección de Correos, que la compañía les dio a conocer el pasado 21 de enero en una reunión convocada para tratar de reactivar (sin éxito) la negociación del futuro Plan Estratégico de la empresa, no constituyen más que una maniobra para tratar de "meter miedo" y "forzar una negociación" a la que ni CCOO ni UGT parecen dispuestas a acudir bajo las premisas que plantea la empresa.

"Es un ejercicio de 'trilerismo' político. Han exagerado el efecto de la caída del negocio postal y se han puesto en el peor de los escenarios económicos posibles para forzar una negociación sobre lo que la actual Dirección de Correos quiere hacer con la compañía", interpretan desde CCOO, el sindicato más representativo en el grupo postal. "Nosotros no aceptamos ese modelo. Queremos un debate real sobre el modelo al que debe ir Correos en los próximos años, sobre cómo se va a financiar y sobre cómo enfocarlo desde el punto de vista laboral. Pero queremos que esa negociación se haga con el Gobierno de forma directa, no con la dirección de la empresa en la que hace tiempo que ya no confiamos", remachan desde el sindicato. Su opinión no es mucho mejor respecto al 'plan de negocio' presentado por la empresa. "Es un mero maquillaje del presentado hace dos años. Los mismos elementos con un par de retoques".

A UGT las proyecciones presentadas por Correos le inducen a pensar que se está trasladando información engañosa al Gobierno sobre la compañía y, en su opinión, suponen la asunción implícita de que su gestión "ha conducido a Correos a una situación de déficit estructural de difícil corrección y pueden llevar a la empresa la ruina". El sindicato socialista considera que Juan Manuel Serrano llegó a una empresa que necesitaba importantes medidas de gestión, pero que tenía un modelo de futuro encarrilado con nuevas áreas de negocio en fase de consolidación. "La Dirección ha despreciado esas nuevas áreas de negocio y también a los trabajadores de la compañía. Ha basado su gestión en un análisis muy simplista que venía a afirmar que las cartas desaparecerían y que el futuro pasaba por redirigir el negocio hacia la paquetería. Es decir, que una empresa con 1.500 empleados sería la solución para la matriz de un grupo que cuenta con 55.000. Es evidente que la estrategia no ha funcionado", analizan. 

Correos contrató a mediados del año pasado, en plena pandemia, a los exministros de Trabajo, Manuel Pimentel (PP) y Valeriano Goméz (PSOE) para tratar de engrasar el diálogo de la empresa con los sindicatos en torno al plan estratégico. Llegaron, según aseguró en su día la propia compañía, como 'facilitadores' para tratar de allanar al terreno a una negociación que se preveía complicada. Seis meses después ya se les trata como 'mediadores' y su aplicado trabajo no ha servido, al menos hasta la fecha, para abrir un espacio de negociación sobre el Plan Estratégico de Correos, que la Dirección de la empresa estatal considera imprescindible para el futuro de la compañía, pero en el que los sindicatos UGT y CCOO continúan sin entrar como mínimo hasta que no haya una implicación explícita del Gobierno.

Al margen de este pulso, desde el sindicato CSIF, el tercero por representación en Correos, se analiza la situación en otra clave. "El escenario de futuro de Correos es preocupante, pero estamos convencidos de que es una empresa viable y con futuro que se tiene que adecuar a los tiempos y a la realidad", aseguran fuentes del sindicato. "Es evidente que si una empresa quiere ser competitiva no puede quedarse atrás, pero defendemos que eso no puede hacerse a costa de empeorar las condiciones de los trabajadores".

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