En la Eurozona

Los costes laborales amenazan con tipos altos más tiempo y presionan la economía

El paro en mínimos en la Eurozona, las alzas salariales negociadas y el poder de fijación de precios con el que cuentan aún muchas empresas hacen prever que la inflación subyacente se mantendrá sobre el 5% hasta otoño.

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Los costes salariales amenazan con tipos altos más tiempo y presionan la economía
DPA vía Europa Press

La economía de la Eurozona entró en recesión técnica en el primer trimestre del año, pero ni este factor ni la inflación parecen hacer mella en un mercado de trabajo que, de momento, no da síntomas de flaqueza. El empleo aceleró tres décimas su avance hasta el 0,6% entre enero y marzo y la tasa de paro tocó un nuevo mínimo histórico en abril en el 6,5%. Cuando en la región se han negociado ya nuevos aumentos salariales elevados y, dado que muchas empresas aún tienen suficiente poder de fijación de precios, hay quienes temen que la inflación subyacente, que excluye de su cómputo los precios más volátiles, se mantenga por encima del 5% como mínimo hasta otoño

Ese recelo sobrevuela en la sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort, como quedó evidenciado en la dureza que su presidenta, Christine Lagarde, imprimió al discurso posterior a la reunión del consejo de gobierno de la entidad el pasado jueves. El emisor ha constatado que los costes laborales unitarios aumentan a tasas mayores e incompatibles con el control de la inflación, sobre todo en un contexto de caída de la productividad. De hecho, la mayor parte de indicadores salariales apuntan a un repunte interanual en el entorno del 5% en el primer trimestre. Este nivel está dentro de las estimaciones que ya se manejaban hace meses y sugiere que, hasta la fecha, los efectos de segunda ronda son moderados y no deberían comprometer el objetivo de inflación a medio plazo del 2%.

Sin embargo, lo que verdaderamente inquieta a los responsables del banco central es que una inflación más alta durante un periodo más prolongado de tiempo se traslade de forma "más persistente" a los salarios, según explica a 'La Información' José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA). El economista recuerda que esto supondría una pérdida de competitividad respecto a otras grandes economías que sí están controlando mejor el alza de los precios. De ahí que traten de ser creíbles con su mensaje, que hagan énfasis en que no les temblará el pulso y que traten de fijar una expectativas de inflación claras para todos los agentes económicos. 

Tipos de interés más altos por más tiempo

La inercia en las presiones de inflación subyacente hace que gane peso en el BCE la visión de "tipos más altos por un mayor tiempo" y, con toda probabilidad, volveremos a ver un nuevo incremento del precio del dinero de 25 puntos básicos en julio, apunta a este diario Adrià Morron, economista principal de Economías y Mercados Internacionales en CaixaBank Research. Desde su punto de vista, uno de los puntos destacados de la reunión fue el aumento de sus previsiones de inflación subyacente y más concretamente la llamada inflación "núcleo", que excluye la energía y todos los alimentos. La propia Lagarde precisó que la mayor inflación prevista refleja, tanto el efecto estadístico de los datos de precios conocidos en lo que llevamos de 2023, como un cambio de previsiones en los costes laborales unitarios.

Sin embargo, Morron puntualiza que, a la vez que el BCE ha aumentado sus previsiones para los costes laborales unitarios de la Eurozona, prácticamente no ha hecho cambios en otra variable clave y relativamente parecida: la remuneración por asalariado. Esta sutil diferencia es importante para entender en qué medida a la entidad le preocupan (o no) las dinámicas salariales. Y en qué medida los "tipos más altos" pueden ser solo "un poco más altos" de aquí en adelante. Con todo, los efectos ya empiezan a ser evidentes en las familias hipotecadas -sobre todo a tipo variable-, en quienes pretenden conseguir un préstamo para adquirir una vivienda o en el coste de financiación de las empresas, por lo que hay expertos a los que preocupa cómo puedan digerirse los efectos de las alzas que queden por venir.

La remuneración por asalariado mide la retribución del trabajador promedio, teniendo en cuenta el salario y también pagas extras, cotizaciones sociales y bonus. En cambio, los costes laborales unitarios se corresponden a la ratio entre esta remuneración por empleado y la productividad laboral: es decir, no solo miden el comportamiento de los salarios, sino también el de la productividad. "Por lo tanto, las nuevas previsiones de costes laborales del BCE reflejan más un ajuste en las proyecciones de la productividad que no de los salarios", sentencia. Por el momento, el alza de los salarios estaría reflejando, desde su punto de vista, una puesta al día parcial con la inflación sufrida en el último año.

Más consumo, menos ahorro y sin pausa en el horizonte del BCE

La columna vertebral de la actividad es el consumo, y Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments, prevé que resista. Eurostat constató que entre enero y marzo el gasto en consumo final de los hogares se redujo un 0,3% en el área y restó una décima al PIB; mientras, el gasto en consumo final de las Administraciones Públicas disminuyó un 1,6% -pese al despliegue de los fondos Next Generation- y restó otras tres décimas al crecimiento. Con el paro en mínimos y el aumento de los salarios nominales y del empleo, ve muy probable que la tasa de ahorro siga bajando, lo que impulsaría aún más la demanda. "Consideramos que estos vientos de cola son lo suficientemente fuertes como para amortiguar los efectos moderadores de la desaceleración del crecimiento mundial y el endurecimiento de la política monetaria durante el resto del año", asegura. 

En la misma línea y tomando como referencia las nuevas previsiones publicadas por la entidad, Karsten Junius, economista jefe de la gestora J. Safra Sarasin Sustainable AM, advierte de que con un avance del PIB del 1,5% el año que viene y del 1,6% de cara al próximo, el crecimiento sería lo suficientemente fuerte para reducir aún más la tasa de desempleo, hasta el 6,3% en 2025. Así, no solo no están seguros de que estas cifras sean compatibles con la ralentización del crecimiento del crédito y las estrictas condiciones de financiación, sino que tampoco entienden "cómo la presión inflacionista subyacente puede caer en el grado que espera el BCE".

Es poco probable que los datos económicos publicados de aquí a septiembre cambien drásticamente el panorama inflación-salarios para Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée, por lo que el emisor podría verse obligado a subir hasta el 4% el tipo de depósito, esto es, el interés que las entidades de crédito reciben por sus depósitos a un día en el banco central. "No hay pausa en el horizonte y la hoja de ruta del BCE sigue centrada en la lucha contra la inflación con el foco puesto en mercado laboral y, en particular, en los salarios", sentencia.

Mostrar comentarios