Francia esquiva, de momento, la recesión técnica (dos trimestres consecutivos de retroceso del PIB). La segunda economía europea avanzó un 0,5% en el segundo trimestre del año, después de haber registrado una contracción del 0,2% entre enero y marzo, y lo logró gracias a la recuperación del consumo privado. Las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INSEE) este miércoles confirman lo avanzado por el organismo hace un mes y constatan, por otro lado, que la inflación tampoco da tregua al país vecino en agosto.
En concreto, el consumo de los hogares se incrementa un 0,3%, después de haber retrocedido un 1,2 % entre enero y marzo. La mejora fue especialmente significativa para el sector servicios, con un fuerte tirón de la actividad en los alojamientos turísticos y restaurantes (sube un 13,4% frente a la caída del 2,6% en el trimestre previo). También es positivo el comportamiento del comercio exterior, que aporta tres décimas de crecimiento entre abril y junio. Las exportaciones aumentan un 0,9% en el segundo trimestre, mientras las importaciones se mantienen estables.
Sin embargo, el freno se aprecia de forma muy clara en la inversión, que apenas avanza un 0,2% cuando en el trimestre previo lo había hecho un 0,4%. En su nota, el INSEE resalta cómo el poder adquisitivo de los franceses se reduce un 1,1% en el segundo trimestre por efecto de la fuerte inflación. La subida de los precios tampoco da tregua en el país vecino. El coste de la vida ha sido un 5,8% superior en agosto de este año que en el mismo mes hace un año. El INSEE constata que la inflación interanual se modera tres décimas en relación a julio por la ralentización de los precios de la energía.
Los resultados, todavía provisionales, reflejan un encarecimiento de la energía del 22,2% en agosto de este año frente al mismo mes del pasado ejercicio (en julio la subida interanual había alcanzado el 28,5%). Por el contrario, aceleran los precios de la alimentación, que sube un 7,7% interanual (en julio lo hizo un 6,8%). Los productos manufacturados cuestan un 3,5% más, frente al 2,7% que habían avanzado ya en julio en relación a igual mes de hace un año.
La subida de los precios se produce mientras París maniobra para tratar de minimizar al máximo el impacto de las crisis energética y las consecuencias que puede tener un cierre del grifo del gas definitivo por parte de Rusia en todo el continente. De momento el Elíseo da marcha atrás en su rechazo al desarrollo del gasoducto MidCat (que conectaría España y Francia por el Pirineo Catalán) y examinará esa posibilidad. La entente formada por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, para lograr que el proyecto salga adelante ha llevado a París a replantearse su postura. Esto y el hecho de que la estatal rusa Gazprom haya decidido esta semana suspender totalmente el suministro de gas al operador francés Engie (medida que entrará en vigor el 1 de septiembre).
En una entrevista emitida en la noche del martes al miércoles en el canal TMC, la primera ministra, Élisabeth Borne, aseguró que París se prepara para la posibilidad de tener que organizar "restricciones" o "cortes" del suministro de gas este invierno, pero incidía en que esa decisión no afectará a los consumidores particulares, algo que no se excluye con la electricidad.
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