En las grandes economías del euro

El freno del IPC y el empuje del empleo plantean al BCE un dilema con los tipos

Los datos en Alemania, Francia y España confirman que la subida de los precios se enfrió en febrero, llegando a ser la menor desde 2021 para la locomotora europea, pero el tirón del empleo hace temer efectos de segunda ronda

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
DPA vía Europa Press

El avance de los datos de inflación de febrero en las principales economías de la Eurozona ha mostrado un panorama de enfriamiento de la tasa general hacia niveles cada vez más cercanos al objetivo a medio plazo que se ha marcado el Banco Central Europeo. El alza de los precios se ha moderado de forma notable en Alemania, Francia y España, en un contexto en el que se mantiene el frenazo o contracción de las dos mayores economías del euro

Sin embargo, esta aparente debilidad se topa de bruces con un mercado de trabajo que, a diferencia de lo sucedido en crisis anteriores, ha mantenido su fortaleza, alcanzando incluso récord de empleo. Esto, unido a las alzas salariales, sobre todo en los servicios, ha despertado el temor a que se produzcan efectos de segunda ronda y, cuando el horizonte de una rebaja de tipos podría parecer más próximo. "Hubo un amplio consenso entre los miembros de que era prematuro discutir recortes de tasas en la presente reunión", reflejan las actas del último cónclave de su consejo de gobierno, celebrado el pasado enero.

Es más, la postura mayoritaria dentro del emisor del euro sigue siendo que el riesgo de bajar los tipos demasiado pronto sigue siendo mayor que el de hacerlo demasiado tarde. Un mensaje contundente cuando las perspectivas para la locomotora europea, la que más peso tiene en el devenir del conjunto de la región, han empeorado de forma evidente

Recesión, debilidad y empuje... con un mercado laboral resiliente

Su propio banco central, el Bundesbank, apunta a que la economía alemana entrará en recesión técnica a lo largo del primer trimestre, después de haberse contraído un 0,3% de octubre a diciembre. Habrá un nuevo retroceso de la riqueza, aunque la entidad descarta una caída persistente y generalizada del PIB germano tanto a medio como a largo plazo.

La oficina de estadísticas del país, Destatis, confirmó el jueves que la tasa general de inflación se situó en el 2,5% en febrero, su nivel más bajo desde 2021. El Índice de Precios Armonizado (IPCA), que es la referencia que Eurostat toma para poder hacer sus comparaciones entre países, se moderó hasta el 2,7%, por debajo del 2,9% que habría marcado en España o del 3,1% de Francia. En cualquier caso, se trata de tasas que (pese a situarse aún por encima de la meta del BCE) no deberían representar mayores complicaciones para las economías del euro.

La perspectiva cambia al poner sobre la mesa los datos de empleo. A finales del pasado ejercicio Alemania alcanzó el récord de 46,2 millones de ocupados, tras aumentar el número de cotizantes un 0,5% en relación al año anterior (en 216.000 personas) pese al parón económico y a los efectos de la política monetaria sobre sus empresas exportadoras y sobre su industria.

En el caso de Francia, donde la actividad avanzó apenas un 0,9% en el conjunto del último ejercicio, ligeramente por debajo de la previsión del Gobierno, que era del 1%. Un crecimiento escaso que no ha impedido al país vecino crear 150.000 puestos de trabajo en el último año. Esta cifra es inferior a la de los años de euforia que siguieron al fin de la Covid, si bien el país galo cuenta con 1,3 millones de cotizantes más que a finales de 2019. 

España se ha situado, por el contrario, entre las economías que más han avanzado en el último año, un 2,5% en el conjunto. Este tirón del PIB en plena desaceleración global -la economía ha crecido cinco veces más que la media de la zona euro- ha permitido que se creasen un total de 783.000 empleos, el mayor aumento en dieciocho años, y que el número de ocupados superase los 21,2 millones.

La última información que ha dado a conocer el BCE apunta a que el alza de los salarios se desaceleró en el último trimestre de 2023 en la Eurozona. Entre los meses de octubre y diciembre la subida fue del 4,46% interanual, frente al alza récord del 4,69% del tercer trimestre del año pasado, por lo que se mantuvo como la segunda mayor de toda la serie histórica. De ahí que la entidad tenga tan presente el fantasma de una eventual espiral inflacionista, por los efectos perversos que esta tendría en una situación como la actual. 

El dilema de bajar en breve los tipos o no

El dilema es cada vez mayor para el organismo que capitanea Christine Lagarde, puesto que el frenazo de la inflación desde el techo que alcanzó en 2022 se debe, sobre todo, a que las cadenas mundiales de suministro se han normalizado y a la caída de los precios de la energía. "La política monetaria sólo pesa sobre la demanda, pero los responsables políticos están indefensos ante las repetidas perturbaciones de la oferta", apuntan desde la gestora Ostrum AM.

En principio, no hay previstos anuncios en relación a los tipos el próximo jueves 7 de marzo, cuando la entidad celebra su próxima reunión. Desde CaixaBank Research interpretan que el BCE todavía quiere tener más confianza en que la convergencia de la inflación al 2% es un proceso "sostenido y robusto" y no descartan que, para ganar tiempo, los miembros del consejo de gobierno de la entidad reiteren que seguirán mirando con lupa los datos y expresen su deseo de disponer de más indicadores económicos antes de mover ficha. 

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