La subida de los precios volvió a acelerarse en diciembre en la Eurozona, cuya economía podría no haber conseguido esquivar la recesión técnica al cierre del año pasado. La tasa anual de inflación se situó el mes pasado en el 2,9% entre los países que comparten moneda, frente al 2,4% de noviembre, en un contexto de fuerte debilidad que mantiene en alerta al Banco Central Europeo (BCE). La potencia con la que la entidad ha respondido a la crisis inflacionaria, tras aplicar diez subidas consecutivas de los tipos de interés en apenas quince meses -un tiempo récord- ha golpeado con dureza a algunas de las grandes economías de la región, con Alemania a la cabeza.
Por eso y porque la inflación dista de estar controlada, como han advertido desde el propio emisor, el banco central tiene por delante un panorama muy complejo. Más aún con la escalada de las tensiones en el mar Rojo y Oriente Medio y el temor a que estas generen nuevos cuellos de botella en el comercio mundial, calentando la inflación y colocando de nuevo al mundo en una situación similar a la que se produjo con la desescalada de la pandemia... aunque con menos margen de los estados y los bancos centrales para hacerle frente.
Al mismo tiempo, buena parte de los gobiernos del área están en pleno proceso de retirada de sus medidas anticrisis, lo que también tendrá efectos sobre la inflación a medida que se vaya produciendo. De momento, el BCE ha optado por mantener sus tasas de referencia en el 4,5% desde el pasado mes de septiembre, en lo que supone su nivel más elevado en más de dos décadas.
Los datos que ha dado a conocer este miércoles Eurostat, la oficina de estadísticas europea, confirman que el repunte de la inflación en diciembre se produjo al bajar menos los precios energéticos (lo hicieron un 6,7% interanual frente al 11,5% que cayeron en noviembre) y acelerarse la subida de los alimentos frescos, que pasaron de encarecerse un 6,3% interanual en noviembre a hacerlo un 6,8%. En ambos casos se trata de los elementos más volátiles.
La inflación subyacente mantiene su senda de moderación
La parte positiva de los datos es que la inflación subyacente, que excluye de su cálculo los dos grupos anteriores y tiende a mostrar tensiones más estructurales de los precios, mantiene la senda de moderación y se reduce tres décimas con respecto al mes previo hasta el 3,9%. Si se eliminan también el alcohol y el tabaco de la ecuación, la inflación se modera del 3,6 al 3,4% en un solo mes.
En el caso de los servicios, donde el BCE ha venido vigilando el efecto de las alzas salariales en un contexto en el que el mercado de trabajo parece inmune al frenazo, los precios han vuelto a subir un mes más al 4% interanual. En el caso de los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 2,5% en diciembre, cuatro décimas menos que el mes previo. La tasa de inflación del conjunto de la Unión Europea también se incrementó hasta el 3,4% anual desde el 3,1% de noviembre.
El temor a los efectos de la crisis del mar Rojo
El proceso de desinflación paulatina que se había ido produciendo a lo largo del año pasado estuvo favorecido por factores exógenos -por la normalización de las líneas de abastecimiento y de los precios de la energía-. Sin embargo, aparece de nuevo el riesgo de crisis múltiples que podría desbaratar la ralentización del precio de los bienes de consumo a nivel mundial, advierte Gilles Moëc, economista jefe de la gestora AXA IM.
"Los recientes acontecimientos en el Mar Rojo sugieren que el impacto inflacionista de la crisis de Oriente Medio podría adoptar una forma distinta de la 'habitual' sacudida de los precios del petróleo, ya que las líneas de suministro están empezando a interrumpirse de nuevo", apunta el experto.
