Más gasto en consumo

La temporada turística se alarga y mitiga el freno del PIB en el segundo semestre

Hay temor a que las exportaciones se vean más afectadas por el estancamiento en el que la política de tipos del BCE ha sumido a países como Alemania para frenar la inflación y a que el consumo no resista a final de año

Turistas en la Alhambra de Granada JUNTA DE ANDALUCÍA (Foto de ARCHIVO) 27/6/2023
Turistas en la Alhambra de Granada JUNTA DE ANDALUCÍA (Foto de ARCHIVO) 
Junta de Andalucía

El consumo de los hogares y la inversión, sobre todo en construcción, tiraron del PIB entre abril y junio, compensando el deterioro de las exportaciones ante el frenazo en seco que han registrado algunos de los principales socios comerciales de España, las grandes economías de la Eurozona. Ese avance del 0,4% trimestral, pese a ser inferior a lo previsto, confirmó que la economía aguanta de momento en un contexto que ha ido empeorando con la persistencia de la inflación y la agresiva subida de tipos con la que el Banco Central Europeo (BCE) busca hacerle frente. 

Las perspectivas apuntan, en principio, a una temporada turística más larga este año. Esto podría mitigar el impacto negativo de una nueva caída de las exportaciones y el enfriamiento de la actividad previsto a finales del ejercicio. En sus últimas previsiones, publicadas el viernes, los economistas mantienen en el 2,3% el crecimiento del PIB este año (en línea con la estimación del Banco de España y ligeramente por encima de la del Gobierno). Esto, a la espera de ver cómo se comporta el turismo. En principio, contemplan que la temporada se alargue, dado que los hoteleros están avanzando buenos datos de ocupación de cara a septiembre. 

Este escenario conlleva varios cambios importantes. El primero tiene que ver con el que hasta ahora era uno de los males endémicos del turismo en España, como explica a 'La Información' Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas (CGE). El mayor volumen de actividad siempre se ha concentrado en los meses de verano, pero cada vez más la demanda se ha ido trasladando a otros periodos, gracias a que la oferta se ha diversificado notablemente en los últimos años (turismo rural, de museos, congresos, gastronómico...) y a la modificación en los hábitos de consumo. 

Es por este motivo que en el CGE esperan que la temporada turística se alargue a septiembre y, en menor medida a octubre, con un turismo de más calidad, y un gasto medio por visitante superior (en verano las familias tienden a buscar paquetes más económicos que incluyan más gastos fijos). Basándose en esta previsión han optado por no rebajar sus estimaciones de crecimiento, pese a que Estadística redujo finalmente una décima (al 0,5%) el avance del primer trimestre, y a que el del segundo no cumplió con las expectativas, al situarse en el 0,4%.

De momento, las cifras de llegadas de viajeros internacionales confirman el empuje del sector. En julio 10,1 millones de turistas extranjeros optaron por España como destino para sus vacaciones, una cifra que no se había alcanzado nunca antes en ese mes y que supone una mejora del 2,6% en relación a la registrada en 2019, antes de que estallase la pandemia de Covid. Su gasto creció muy por encima, un 16% hasta los 13.853 millones de euros, afectado por el alza generalizada de los precios. 

Las empresas del sector agrupadas bajo el paraguas de Exceltur, la Alianza para la Excelencia Turística, revisaban al alza a comienzos del verano su estimación de PIB turístico nominal para el conjunto del ejercicio hasta los 178.831 millones de euros, un 13,6% por encima de los niveles de 2019. Sin embargo, descontando la inflación, el PIB turístico real cerraría 2023 aún un 1% por debajo de los niveles prepandemia, lo que supone situarse por detrás de la recuperación del resto de la economía española.

El temor a que la economía de la Eurozona se gripe

El temor está en lo que pueda suceder a finales de año, cuando los principales organismos a nivel nacional e internacional esperan un mayor enfriamiento de la actividad en la Eurozona en general y cuando a nivel interno el consumo podría deteriorase por el impacto que tiene para los hogares el encarecimiento de la cuota hipotecaria, de los combustibles o del precio de los alimentos. Pedraza señala cómo los hogares han tenido que tirar de crédito al consumo para poder hacer frente a sus necesidades de gasto ante la caída del ahorro -que ha estado motivada por el alza de la inflación o de los propios costes financieros-. 

Los riesgos a la baja están ahí y lo que suceda con las grandes economías del entorno (y principales socios comerciales) puede afectar de forma más negativa a las exportaciones. "Es cierto que existen algunos riesgos a la baja, y no nos sorprendería acabar revisando a la baja las previsiones para algunos países, especialmente en las próximas semanas", reconoce Rubén Segura-Cayuela. Pese a ello, el economista jefe para Europa de Bank of America considera que hay más resistencia de la que temen algunos participantes en el mercado, y las fuertes fuerzas recesivas siguen sin ser un "escenario razonable", desde su punto de vista. 

Al final, el enfriamiento de la economía en general era el principal objetivo que se había marcado el BCE para poner coto a la inflación. La entidad se ha visto obligada a aplicar la política de tipos más agresiva desde la creación del euro después de haber reaccionado con algo más retraso a la escalada vertiginosa de los precios que trajeron consigo la crisis energética y la guerra en Ucrania. Esta política ya ha tenido efectos en el sector servicios, que se ha estancado en el tercer trimestre, sumándose a la crisis profunda de la que la industria no consigue recuperarse. El índice PMI Compuesto de actividad de S&P Global que elabora HCOB apunta a una contracción de la actividad en la región del 0,2% entre abril y junio. 

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