La compañía gana 1.000 dólares por segundo

Charles Pfizer, la historia del emigrante alemán de las "medicinas milagrosas"

Llegó a EEUU en 1849 y a él se le atribuye el desarrollo de la vitamina C. Su fama le vino por desarrollar medicamentos mezclados con azúcar para que fueran más fáciles de tomar y depurar productos químicos.

PFIZER
Charles Pfizer: la historia del emigrante alemán de las "medicinas milagrosas". 
Europa Press

El 20 de marzo del año 2020 la acción de Pfizer estaba en su punto más bajo en cinco años: 27,48 dólares. La farmacéutica americana no despertaba mucha pasión entre los inversores. Ni siquiera el estallido de la pandemia de coronavirus, que ya había llegado a las costas de Estados Unidos, atrajo el interés de Wall Street. El 9 de noviembre de ese 2020, la farmacéutica anunció que tenía la pócima mágica para combatir el coronavirus: había descubierto una vacuna con una eficiencia del 90% contra el Covid-19. El valor de Pfizer empezó a subir y hoy vale más del doble que aquel marzo de 2020.

Las ventas de Pfizer, que se habían estancado en los tres años anteriores, pasaron de 41.908 millones de dólares en 2019, a casi 70.000 millones de dólares solo en nueve meses de 2021. Los beneficios netos fueron de casi 20.000 millones de dólares en esos nueve meses, un 149% más que el mismo periodo del año anterior. Con ese ritmo, Pfizer estaba ganando casi 1.000 dólares por segundo, algo con lo que jamás habría soñado el inmigrante alemán que fundó la compañía en EEUU en el siglo diecinueve.

Karl Christian Friedrich Pfizer nació en Luisburgo, en el estado de Baden Württemberg, en Alemania en 1824. Hijo de un confitero, el joven Karl trabajaba como químico en una farmacia cuando decidió salir junto con su familia de Alemania debido las revoluciones que tuvieron lugar en toda Europa en 1848. Con 2.500 dólares que le prestó su padre, Karl fundó en 1849 la empresa Charles Pfizer and Company junto con su primo Charles Erhart. Primero compraron un pequeño edificio en Brooklyn, en el estado de Nueva York, donde se dedicaron a fabricar medicamentos contra la helmintiasis, una enfermedad producida por gusanos que parasitan los intestinos, como lombrices y solitarias. Ese compuesto era un preparado de santonina. “Dado que el compuesto era amargo, y un tratamiento típico requería tres dosis al día durante varios días, Pfizer combinó sus talentos químicos con los de su hermano pastelero para idear un método agradable para administrarlo: disolver el medicamento en un tipo de azúcar con sabor a caramelo: conos de crema. Sus conos de santonina fueron un éxito inmediato”, afirmaba William H. Stevenson III, en un artículo para la Sociedad Histórica Alemana recogido por 'Forbes'.

Era una época en que las dietas y las condiciones de vida de la población más humilde producían enfermedades de todo tipo, especialmente en los niños. Pfizer también empezó a fabricar y vender derivados químicos de aplicación humana como sal yodada, para evitar todos los trastornos provenientes del déficit de yodo como problemas intelectivos o bocio. Posteriormente, la empresa de Charles Pfizer produjo ácido bórico, que se usaba como detergente y pesticida, y en poco tiempo se convirtió en una de las químico-farmacéuticas más destacadas de EEUU. En 1861 estalló la Guerra Civil en Estados Unidos. Muchos soldados fallecían víctimas de las infecciones por culpa de las heridas. No se conocían los antibióticos. Pfizer inició la fabricación de ácido tartárico. Este ácido, que hoy se usa en la repostería, se empleaba en aquellos años como bactericida para curar heridas de los soldados, o para aliviar dolores dentales como la gingivitis. Los beneficios de Pfizer se duplicaron en los años de la Guerra y se hizo una empresa conocida por depurar los productos químicos a niveles nunca conocidos.

Para mantener contactos con los proveedores necesarios para sus preparados químicos, Charles Pfizer viajaba periódicamente a Europa. En 1859 se casó con Anna Haush, en Luisburgo, su ciudad natal, con la que tuvo cinco hijos. Alice, una de sus hijas, hizo un relato de Charles Pfizer que fue recogido en los anales de la Sociedad Histórica Alemana de EEUU. Según ella, cuando Charles Pfizer vivía en Alemania, creía que sus esfuerzos no iban a fructificar. “Pero allí, al otro lado de ese gran océano Atlántico, había un nuevo país, no solo lleno de innumerables oportunidades, sino que también estaba abriendo sus brazos a todos aquellos que vendrían y ayudarían a edificarlo”. Por eso emigró a EEUU.

En 1882, Charles Pfizer abrió su primera delegación y almacén fuera de Nueva York: en Chicago. En 1900 la empresa se transformó en una sociedad anónima con un capital de dos millones de dólares, o 20.000 acciones con un valor de 100 dólares cada una. Pero seguiría siendo una empresa familiar. Charles Pfizer falleció en 1906. Para entonces, se habían cumplido sus sueños. “Nuestro objetivo ha sido y siempre será el mismo: encontrar la manera de producir productos de la más alta calidad y perfeccionar la manera más eficiente de lograrlo, a fin de servir mejor a nuestros clientes”, dijo antes de morir. Las ventas de la empresa sobrepasaban los tres millones de dólares anuales. Su sucesor y presidente de la empresa hasta 1941 fue su hijo más joven, Emile.

Poco después de terminar la Primera Guerra Mundial, Pfizer dio uno de los pasos más importantes de su historia: producir ácido cítrico, la famosa vitamina C, fundamental en el desarrollo humano, pues su ausencia producía escorbuto. Hasta entonces, Estados Unidos dependía de Europa, que era el principal productor de esta vitamina y que la exportaba a Estados Unidos a través de derivados de productos cítricos. En 1919 James Curry y Jasper Kane, dos químicos de Pfizer, lograron fabricar vitamina C en masa a través de un proceso de fermentación. Para ello, inventaron un nuevo tanque de fermentación que empleaba como materia prima la melaza y no el azúcar refinado. En poco tiempo, Pfizer se convirtió en el mayor productor de vitamina C de Estados Unidos. El método fue perfeccionado en los años treinta por el químico de la compañía, Richard Pasternak. Pfizer construyó una planta especial para fabricar ácido ascórbico y se convirtió en el mayor productor mundial de vitamina C.

Ese original método de fermentación le serviría a Pfizer para cumplir con un importante mandato del gobierno de los EEUU. Poco después de comenzar la Segunda Guerra Mundial, un científico británico descubrió la penicilina, el primer antibiótico de la historia efectivo contra las infecciones bacterianas. El gobierno de Roosevelt le pidió a Pfizer que produjera penicilina en masa para los soldados británicos, y después, para los estadounidenses que entraron en combate. El tamaño de la misión obligó a Pfizer a invertir millones de dólares en una nueva planta, repleta de tanques de gran tamaño donde lograr la fermentación en masa. En cuatro meses de frenético trabajo, Pfizer estaba ya produciendo mucho más de lo esperado. 

Poco después, en 1942, Pfizer salió a la Bolsa de Nueva York, con una oferta de 240.000 acciones a 24,75 dólares por acción supuso un valor de salida 5,9 millones de dólares, uno de los más elevados de aquel año. “Charles Pfizer & Co. es un productor líder de productos químicos orgánicos finos y se cree que es el mayor fabricante mundial de ácido cítrico”, informó en esos días 'The New York Times'. Poco después alcanzó 12,4 millones de dólares. Eso significaba un PER de 10,9 (años en que se recuperaría la inversión tomando en cuenta los beneficios).

Antes de que terminase la guerra, Pfizer ya era al mayor productor mundial de penicilina, “la medicina milagrosa” como se la denominó. Fue clave para salvación de soldados durante el Día D, el desembarco de Normandía, en verano de 1944, cuando cayeron heridos cerca de 10.000 soldados. A partir de los años cincuenta, la puesta en venta de nuevos antibióticos como la Terramicina siguieron proyectando el éxito de Pfizer. Con la terramicina se fundó la Fuerza de Ventas Farmacéutica, una división de Pfizer que se convertiría la de mayor crecimiento, porque significaba poner las modernas técnicas de marketing (a veces discutibles, como se vería años después) al servicio de la compañía.

A partir de los cincuenta también fueron los años de la expansión internacional de la compañía: Canadá, Cuba, México, Brasil, Bélgica, Reino Unido, Panamá, Puerto Rico… Pfizer también crecía a través de adquisiciones como J.B Roerig, Mack Illertisen, Warner Lambert… al tiempo que lanzaba medicamentos ‘superventas’ como el antiinflamatorio “Feldene” que se convirtió en el primer producto de Pfizer en vender más de mil millones de dólares en un año. En 1997 la revista 'Fortune' eligió a Pfizer como la empresa farmacéutica más admirada del mundo. Y eso que no sospechaban lo que venía: el 1998 Pfizer sacó un medicamento que saltó a las portadas de todos los medios. Era el citrato de sildenafilo, al que la empresa bautizó con el nombre de Viagra. Trataba la disfunción eréctil, aunque el éxito de ventas no solo se debió a personas con esa disfunción, precisamente. Todo parecía salirle bien a la empresa fundada por Karl Pfizer, que había cumplido ya 150 años.

A principios de la década de 2000, Pfizer había lanzado Bextra, un medicamento para curar la artritis y dolores del ciclo menstrual. Pero se registraron más de 80 casos de reacciones cutáneas severas y en 2005 se retiró del mercado. Para empeorar las cosas, se descubrió que la compañía había instruido a los comerciales para que sedujeran a los médicos para que recetaran Bextra, además de otros medicamentos como Geodon (contra la esquizofrenia), el antibiótico Zyvox y el analgésico Lyrica. Hubo una investigación contra la compañía por malas prácticas. “Pfizer invitó a médicos a reuniones de consultores, muchas de ellas en lugares turísticos. Se pagaron los gastos de los asistentes; recibieron una comisión solo por estar allí”, dijo el fiscal acusador Michael K. Loucks. Pfizer tuvo que pagar una multa de 2.300 millones de dólares (1.900 millones de euros). La compañía parecía estar siguiendo la trama de la novela John Le Carré 'El jardinero fiel', donde una empresa farmacéutica con malas prácticas pone en peligro la salud de todo un continente. Las farmacéuticas tenían muy mala imagen, algo que reconoció el vicepresidente de I+D la compañía.

Los años 2017, 2018 y 2019 no fueron especialmente buenos en cuanto a las ventas. Y 2020 no pintaba bien. Desde 2018 Pfizer estaba invirtiendo 425 millones de dólares en una investigación junto con la empresa alemana llamada BioNTech para desarrollar vacunas contra la gripe basadas en una nueva tecnología llama ARN mensajero. Con esta tecnología, en lugar de inyectar virus debilitados en el paciente para ayudarle a fabricar anticuerpos, se le inyectaban partes del virus (las espículas), las cuales tenían todas las instrucciones del bicho malévolo y serían igualmente reconocibles por el sistema inmune humano. Cuando en marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud etiquetó el brote del nuevo coronavirus como una pandemia, Pfizer y BioNTech anunciaron que se pondrían a desarrollar una vacuna contra el Covid-19 usando la tecnología del ARN mensajero. El 9 de noviembre de 2020, Pfizer anunció que tenía por fin la vacuna milagrosa. Albert Bourla, consejero delegado de la farmacéutica estadounidense afirmó: “Es un momento histórico”. Si Karl (Charles) Pfizer hubiera estado vivo, habría sido el momento más feliz de su vida y habría dicho lo mismo.

Mostrar comentarios