Los inversores giran hacia las energías limpias

Hito en la revolución verde: NextEra destrona a los dos titanes del petróleo

El principal productor de energía eólica y solar del mundo acaba de superar a ExxonMobil y Chevron como la compañía más valiosa de la industria en Wall Street.

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La compañía de renovables NextEra destrona a las grandes petroleras
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Los tiempos cambian rápido en el negocio de la energía. ExxonMobil no solo ve como su eterna rival Chevron le disputa el título de la mayor petrolera cotizada en Wall Street. Los dos titanes de los combustibles fósiles acaban de ser destronados a la vez por NextEra como la compañía más valiosa de la industria. Es un hito mayor en el proceso de transición energética, que simboliza el avance de la revolución verde.

NextEra Energy es el principal productor de energía renovable –eólica y solar- del mundo. La capitalización de mercado de la compañía de Florida ronda desde comienzos de octubre los 146.000 millones de dólares, frente a los 144.000 millones de Exxon y los 141.000 de Chevron. El vuelco puede ser temporal pero estas valoraciones reflejan el optimismo creciente de los inversores hacia las energías limpias.

Exxon se convirtió en el mayor exponente de toda la negatividad que lastra los valores tradicionales de la industria por su contribución al cambio climático. La petrolera y gasista de Texas perdió así cerca de 300.000 millones de capitalización de mercado desde el máximo a mediados de 2014. El desplome continuado en el precio del barril de crudo está en paralelo metiendo presión a sus resultados.

Es la primera vez que una empresa del sector de la energía arrebata a ExxonMobil el cetro desde que empezó a operar como Standard Oil hace más de un siglo. Se explica principalmente porque las acciones de la petrolera perdieron este año más de un 52% de su valor, mientras que las de NextEra se apreciaron un 25%. Morgan Stantley lo ve como la señal de que debería empezar a diversificar su fuente de ingresos para poder navegar mejor la transición energética.

Reflejo de las fuerzas que mueven la economía, la petrolera abandonó a final del pasado mes de agosto el índice de valores industriales Dow Jones, del que formó parte durante 92 años, para dar espacio a firmas de la nueva economía como Salesforce. Seguía así los pasos de otra compañía histórica, el conglomerado General Electric, que se apeó del selectivo neoyorquino tras 110 años consecutivos.

La valoración de NextEra es, en cualquier caso, sorprendente si se toma como referencia su cifra de negocio. Registró ingresos de 19.200 millones en 2019. Es un pico comparado con los 264.900 millones de ExxonMobil, la tercera mayor compañía por volumen de ventas del Fortune 500 tras Walmart y Amazon. Chrevon es la 15, con 146.500 millones, y hay que bajar al puesto 172 para encontrar a NextEra.

NextEra y Exxon se mueven en direcciones opuestas. La compañía de energías limpias acaba de mejorar su proyección de beneficios para los ejercicios 2021 y 2022 mientras que la petrolera es víctima de la incertidumbre económica creada por la pandemia. Es más, en Wall Street anticipan que NextEra será una de las beneficiarias si el demócrata Joe Biden gana las presidenciales del 3 de noviembre.

Exxon no es la única petrolera bajo presión. Las compañías dedicadas a la producción de combustibles fósiles se están viendo penalizadas por un mayor número de inversores concienciados con el cambio climático y la sostenibilidad. En lugar de apostar su dinero a futuro por compañías en el epicentro del problema, lo dirigen hacia nombres como Vivint Solar, SunRun, SunPower o Bloom Energy.

Se podría decir que es el mismo movimiento que provocó que el fabricante de coches eléctricos Tesla rebasara a Toyota en capitalización bursátil a comienzos de este año, lo que le colocó en lo más alto de la industria de la automoción por valor de mercado pese a fabricar de lejos menos coches. Los vehículos eléctricos, por cierto, ya están desplazando una demanda equivalente a 329.000 barriles de petróleo.

NextEra no solo se beneficia del proceso de transición de las fuentes fósiles a las renovables. Su negocio es más estable que el de Exxon, porque opera como un distribuidor de electricidad y no está expuesto a las tensiones de mercado de los extractores. La generación de energía a partir de fuentes renovables, en paralelo, crece a un ritmo superior al 20% anual mientras la producción de combustibles fósiles cae.

Los últimos datos de la agencia de la energía de EEUU reflejan que las energías limpias representan ya casi el 13% de toda la generación eléctrica. Si se incluye la hidroeléctrica, sube al 21%. Los estrategas de UBS señalan que es una tendencia que continuará durante las próximas décadas por la presión sobre los gobernantes para acelerar el paso hacia una economía descarbonizada y más sostenible.

Las redes eléctricas serán un pilar fundamental en la transición hacia las renovables, como señalan desde Moody´s. NextEra acaba de tantear a Duke Energy, el mayor generador de electricidad del país, para fusionarse y así reducir cuellos de botella en la infraestructura de trasmisión. La reducción de la dependencia de los combustibles fósiles es, por tanto, un proceso continuado que crea a la vez oportunidades y retos para la industria energética, y que requerirá de mucho capital.

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