El proceso para la unión definitiva de Unicaja y Liberbank en una sola entidad financiera ya ha empezado. Los consejos de administración de ambos bancos dieron luz verde al proyecto de fusión el pasado día 30 de diciembre y desde entonces ha comenzado el proceso para que los accionistas refrenden esta unión. En cambio, más allá de las sinergias y los beneficios que esta operación pueda traer para unos y otros, también tendrá una parte negativa, sobre todo, para los accionistas de Liberbank. La nueva entidad, una vez que se culmine la fusión, estará sometida a la nueva tasa Tobin.
El impuesto, que entrará en vigor el próximo 18 de enero, grava las transacciones financieras, entre las que se encuentra la compra-venta de acciones de empresas con una capitalización bursátil superior a los 1.000 millones de euros. En estas operaciones, el gravamen será del 0,2%. La nueva Unicaja quedará, por tanto, sometida a este nuevo impuesto, ya que tras el cierre de la operación de fusión con Liberbank, y según la situación bursátil actual, el valor en bolsa de la entidad resultante será de unos 1.800 millones de euros.
El objetivo de este nuevo impuesto -que afectará a todas las grandes empresas del Ibex35 y varias del Mercado Continuo- es recaudar unos 850 millones de euros anuales y de él queda excluida la compra de acciones de pymes y empresas no cotizadas. La primera liquidación de este gravamen se llevará a cabo el 22 de febrero, su cobro tendrá carácter mensual y, por lo general, los diferentes brokers que se utilizan para este tipo de transacciones lo incluirán en sus comisiones.
Los siguientes pasos en la fusión
La nueva Unicaja prevé finalizar el proceso de fusión legal en el tercer trimestre de 2021. Para ello, primero debe recibir el informe solicitado por el Registro Mercantil de Málaga a un auditor independiente que validará que los acuerdos adoptados por los consejos de administración de ambas entidades se ajustan a la realidad de ambas empresas. Posteriormente, los máximos órganos de cada compañía deberán reunirse de nuevo para convocar las juntas de accionistas en las que los propietarios de sus títulos aprobarán la fusión. Se prevé que esto se produzca a finales del primer trimestre.
Una vez que tengan este visto bueno, comenzará el periodo en el que se solicitarán las autorizaciones regulatorias para la fusión, un proceso que se prevé sencillo, pero que se alargará varios meses. Será entonces, según lo previsto, durante el mes de junio cuando Unicaja y Liberbank pasarán a ser un solo grupo a efectos legales. A partir de ahí, comenzará la integración real, que finalizará con la parte tecnológica ya en 2022.
La entidad resultante será la quinta entidad financiera en España en activos, con más de 109.000 millones de euros gestionados y tendrá una importante presencia en territorios como las dos Castillas o Asturias. La ecuación de canje final de la fusión quedó establecida con un reparto del 59,5% del capital para Unicaja y 40,5% para Liberbank, lo que convierte a la Fundación Unicaja en el accionista mayoritario con poco más del 30% del capital.
El gran punto de discusión surgido a apenas unos días del cierre de la operación y que amenazó con romper las negociaciones tenía que ver con el gobierno corporativo y la posibilidad de limitar el mandato del consejero delegado en el tiempo. Finalmente, se solventaba unas horas antes del visto bueno definitivo gracias a un acuerdo mediante el cual el consejo de administración evaluará en 2023, cuando la presidencia deje de ser ejecutiva y Manuel Azuaga se 'jubile', la idoneidad de Manuel Menéndez para continuar como consejero delegado.
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