El giro verde de las petroleras Repsol y BP concentra aún más el negocio renovable

  • Los grandes de la energía quieren entrar en el sector eólico y fotovoltaico a toda costa e invierten de forma acelerada en proyectos sobre el papel.
Gráfico dueños renovables.
Gráfico dueños renovables.

Las petroleras buscan proyectos de energías limpias para invertir. Es un negocio con pocos actores y trufado por la especulación. Pero es el futuro y las grandes compañías lo saben. En las últimas semanas, Repsol y BP han puesto los ojos -y la chequera- en la misma dirección: Forestalia, compañía creada en 2011, con una cartera de proyectos de 5,5 GW de potencia eólica y fotovoltaica alimentada en las subastas renovables convocadas en 2016 y 2017. Los grandes de la energía quieren entrar en el negocio verde a toda costa, lo que acelera un proceso de concentración que cuestionan las asociaciones que agrupan a los pequeños productores.

El giro más notable de los últimos meses lo protagoniza Repsol. Ha comprado centrales de gas e instalaciones hidroeléctricas, ha rebajado el valor de sus activos más contaminantes y negocia la compra de 850 Mw eólicos a Forestalia en Aragón por alrededor de 900 millones de euros. Sigue la estela de BP, que puso los ojos en el mismo "yacimiento verde", Forestalia. La filial de BP, Lightsource adquirió en octubre a la compañía aragonesa 298 MW eólicos por 270 millones de euros. 

La agitación en el sector renovable es lógica. España ha acelerado el proceso de transición energética con el Gobierno de Pedro Sánchez y las renovables están en el corazón del proceso, con planes para instalar 50.000 nuevos MW en la próxima década. El primer empujón se produjo ya hace dos años. En 2016 y 2017 regresaron las subastas para adjudicar proyectos. El dinero volvió a tintinear en los departamentos de análisis e inversión de empresas, fondos y bancos. El tirón fue notable. En 2018 se invirtieron en España 6.840 millones de euros en renovables, frente a los apenas 1.000 millones de un año antes, según datos de Bloomberg NEF.

Reconfiguración del negocio

El movimiento afecta a todos los actores implicados en el desarrollo del negocio: de Red Eléctrica de España (REE), que tiene que dar paso a la nueva generación en la red, a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) cuyo servicio de reclamaciones se ha visto desbordado por las quejas de promotores cuyas peticiones de enganche han sido rechazadas. El negocio renovable se está reconfigurando y la entrada de grandes jugadores como Repsol, BP o las eléctricas lo concentra aún más.

Los pequeños productores, como los agrupados en la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (Anpier) sostienen que, en contra de lo que sucede en países como Alemania, Francia o Italia, el negocio renovable, especialmente el solar fotovoltaico, se concentra cada vez más en un puñado de empresas y de fondos de inversión. Todo descansa en una normativa que, al menos hasta el momento, ha incentivado la construcción de macroparques, a través de condiciones inalcanzables para pymes e iniciativas locales.

Los macroparques, al estilo del anunciado por Iberdrola en Extremadura o los que impulsan en Murcia empresas como Cobra (ACS) y fondos austriacos, copan las solicitudes de puntos de conexión a REE, lo que dificulta que empresas locales y explotaciones agrarias de la zona puedan poner en marcha sus propios proyectos. Así, el 90% de los 3.000 MW fotovoltaicos de la última subasta que se celebró en España se repartieron entre menos de 30 empresas y un 25% está ya en manos de fondos internacionales.

Un negocio copado

La consultora Haz Energía elaboró hace apenas un año el ránking de las empresas que copan el negocio en España. Dos decenas de empresas controlan casi las tres cuartas partes del negocio de las energías limpias en el país. Pocas empresas, grandes proyectos. Es lo contrario de lo que están haciendo países como Alemania, Italia, y Francia, que apuestan por instalaciones de renovables de pequeño tamaño, vinculadas al autoconsumo. En Alemania, más de la mitad de la potencia fotovoltaica corresponde a proyectos de menos de 40 kW . También en Francia el 98% de estas instalaciones tienen potencias inferiores a 100 kW. En Reino Unido, solo en los últimos tiempos ha empezado a cambiar la dinámica a favor de grandes proyectos fotovoltaicos.

España va por otro camino. El informe Solar Power Europe, de junio de 2018 la sitúa junto a Rumanía y a Bulgaria. Son los países que apuestan por megaproyectos de renovables. Una estrategia alejada también de mercados como el austriaco, el suizo y el holandés, en los que las grandes instalaciones fotovoltaicas sobre suelo han jugado un papel muy residual, frente al mayor desarrollo que se ha producido en las instalaciones sobre cubierta.

La propia REE alerta en el documento 'Red Eléctrica y la integración renovable' sobre la posibilidad de que muchos de los proyectos que están en marcha en España no sean "maduros", es decir, que puedan no tener un proyecto industrial detrás. El problema está detectado. Lo grave son sus consecuencias. En teoría, el despegue de la energía fotovoltaica y del autoconsumo, debería bajar los precios en el mercado mayorista de electricidad. Pero en el sector hay comportamientos de "canibalismo" con consecuencias para el bolsillo.

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