Sánchez se vio con el embajador saudí en secreto en medio de la crisis de Navantia

  • Una respuesta a Transparencia desvela que el presidente se implicó en la ofensiva diplomática del Gobierno para atajar la crisis con Arabia Saudí.
Pedro Sánchez y Margarita Robles / EFE
Pedro Sánchez y Margarita Robles / EFE

Los primeros días del mes de septiembre de 2018 fueron testigos de la mayor crisis diplomática que tuvo que vadear el Gobierno de Pedro Sánchez en sus nueve meses escasos de mandato. El desencadenante fue una filtración del Ministerio de Defensa a la Cadena Ser sobre su intención de desactivar la entrega de 400 bombas inteligentes a Arabia Saudí -acordada por contrato desde el año 2015- ante la sospecha razonable de que fueran a ser utilizadas en el conflicto bélico que el país mantenía (y mantiene) en Yemen. 

La maniobra de Defensa aspiraba a paralizar la operación de venta, ya formalizada, mediante la devolución de los 9,2 millones de euros ingresados por la misma y dejar bien sentado el principio -incluido en el programa con el que el PSOE había concurrido a las últimas elecciones generales- de que el Gobierno de España no colaboraría en armar a ejércitos que vulneran los derechos humanos. En sus cálculos no entró que Arabia Saudí pudiera cuestionar otros contratos igualmente firmados desde hacía meses, pero de una cuantía mucho mayor. Y eso fue exactamente lo que sucedió. El Gobierno de Riad vinculó la suerte del contrato de 9,2 millones de euros de las 400 bombas al de más de 1.800 millones rubricado con Navantia para la construcción de cinco corbetas que garantizaba la carga de trabajo de los astilleros públicos al menos para los próximos cinco años.

El Gobierno inició entonces una febril ofensiva política y diplomática para salvar el megacontrato de las cinco fragatas, que arrancó con la contundente desautorización de la maniobra de Margarita Robles por parte del presidente del Gobierno, continuó con la reactivación del contrato de venta de las bombas a Arabia Saudí -justificada de manera rocambolesca por el Gobierno- y exigió una ardua labor diplomática para recomponer las relaciones con Riad.

Hasta ahora, lo que había trascendido es que había sido el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, el que había asumido el liderazgo de la ofensiva diplomática, en la que también participaron de un modo u otro la propia Margarita Robles, el responsable del CNI, Félix Sanz, y el número dos de Exteriores, Fernando Valenzuela, en sucesivas reuniones y contactos telefónicos con el embajador de Arabia Saudí en España, el príncipe Mansour Khalid A. Alfarhan Al-Saud. Sin embargo, una respuesta de la Secretaría General de Presidencia del Gobierno a una consulta realizada a través del Consejo de Transparencia y Buen Gobierno ha servido para desvelar que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también se reunió en primera persona con el embajador saudí en España en aquellas fechas en que las relaciones diplomáticas entre ambos países pasaban por su  momento más crítico.

Implicación en primera persona

Ante la demanda de un particular para conocer todos los "datos de la reunión o reuniones mantenidas entre el presidente del Gobierno y el embajador de Arabia Saudí" con detalle de la fecha, la hora y el lugar de celebración de las mismas, Presidencia del Gobierno responde que "no es posible ofrecer datos de contenido sobre la reunión mantenida entre el presidente del Gobierno y el embajador de Arabia Saudí", dando por sentado que tal reunión sí existió. 

Pedro Sánchez asumió desde el primer momento de la crisis, y así lo dijo en público, que las relaciones comerciales diplomáticas entre Arabia Saudí y el Reino de España eran una cuestión del presidente del Gobierno, pero el relato público del Ejecutivo siempre hizo descansar en Exteriores los contactos con el régimen saudí para resolver la crisis.

La información es relevante porque indica el punto al que llegó la crisis diplomática desencadenada por la filtración del Ministerio de Defensa y el grado de implicación que exigió del Gobierno para conseguir que la herida finalmente se cerrara y Arabia Saudí terminara ejecutando el contrato para la construcción en Navantia de esas cinco corbetas. 

Presidencia no tiene intención de aportar información adicional alguna sobre la reunión ni sobre la presunta carta que el embajador de Arabia Saudí entregó al presidente del Gobierno en el curso de la misma y eso le ha valido un nuevo 'tirón de orejas' de Transparencia, que recuerda al Gobierno que, como mínimo, la agenda del presidente del Gobierno debía ser pública como ya sucede en varias comunidades autónomas y en un puñado de países de nuestro entorno. 

El Consejo de Buen Gobierno y Transparencia exige, de nuevo, al Gobierno que proporcione la información sobre el día de celebración, lugar y hora del encuentro que el presidente del Gobierno mantuvo con el embajador de Arabia Saudí y, aunque no exige lo mismo para la supuesta carta que se le entregó en esa reunión, sí demanda al Ejecutivo mayor transparencia sobre la agenda del presidente del Gobierno "como reflejo de su desempeño diario y del ejercicio de sus competencias, funciones y tareas". 

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