Más de 800 millones en juego

Talgo se postula para los megacontratos de trenes en Marruecos de cara al Mundial

El reino alauita quiere acelerar sus conexiones ferroviarias de cara a la cita futbolística del año 2030 y pone en marcha la maquinaria para renovar sus trenes de Cercanías y también ampliar su flota de alta velocidad.  

Tren Avril de Talgo
Tren Avril construido por Talgo, circulando en pruebas tras ser adquirido por Renfe
J.E.

La constructora ferroviaria mira hacia Marruecos para extender su cartera de pedidos para lo que queda de década. El país africano tiene la ambición de potenciar su red ferroviaria coincidiendo con la celebración del Mundial masculino de fútbol en 2030, y según confirman fuentes del mercado a La Información, Talgo estaría interesada en optar por los distintos concursos que vaya promoviendo el reino alauita. El primero de ellos, valorado en 839 millones, deberá salir próximamente y está destinado a la compra de trenes para servicios de cercanías y regionales, pero Marruecos tiene presupuestados 1.167 millones de euros (12.770 millones de dirhams) para la adquisición de nuevo material móvil hasta 2026, lo que abre la puerta a que haya un segundo pedido de trenes de alta velocidad. 

Talgo busca poner en valor el importante potencial de dos de sus grandes productos: el tren Avril de alta velocidad, y el tren ligero de cercanías y regionales EMU, que puede alcanzar los 160 kilómetros por hora, pero que todavía no ha logrado comercializar. El primero acaba de recibir la homologación definitiva para circular por las vías españolas, un hito fundamental que permitirá que entre en operación de la mano de Renfe durante la próxima primavera. Operadores nacionales e internacionales como Iryo y países extranjeros tienen un ojo puesto en su rendimiento de cara a poder encargar unidades en un futuro próximo. 

A favor de la constructora española juega el hecho de que el Gobierno de España refrendó a principios de año un memorándum de entendimiento con su homólogo marroquí en el que se contemplaba apoyo para la construcción de grandes infraestructuras, como la expansión de la red de alta velocidad. También el que España haya sumado a última hora a su vecino del sur en la candidatura ibérica, pese a que inicialmente sólo se planteaba un Mundial junto a Portugal, algo que podría implicar compromisos en forma de inversiones en ambos países.

Los cantos de sirena no sólo llegan desde el lado norte del Mediterráneo. Hace un par de semanas, la directora general del Instituto de la Empresa Familiar de Marruecos y exdirectora del Consejo Económico Marruecos-España, Houda Benghazi, hizo mención a la puesta en marcha de una nueva relación industrial en el ámbito ferroviario entre ambos países: "Creo que la próxima cadena de valor que vamos a tener será la de los trenes. España y Marruecos construirán los trenes que vamos a utilizar en el mundial. Es una licitación, pero estoy segura de que mi país será inteligente y lo va a hacer con los españoles, y no con los japoneses", esgrimió.

Primer objetivo: el contrato de Cercanías

La operadora estatal marroquí ONCF (Office National des Chemins de Fer) tiene pendiente de lanzamiento un concurso público valorado en 839 millones de euros para incorporar hasta 120 nuevos trenes a la red ferroviaria del país norteafricano. El director general adjunto de la sociedad, Mohamed Semmuni, desveló el pasado mes de junio que entre las empresas que manifestaron su interés por este concurso se encontraban las españolas Talgo y CAF, además de Alstom y otras siete firmas de todo el mundo, entre las cuales estarían compañías chinas y japonesas. 

El ganador del concurso deberá poner en marcha una fábrica en Marruecos para llevar a cabo la construcción de estas unidades con mano de obra local. Los trenes, que sustituirán a medio centenar que han llegado al final de su vida útil, deberán ser capaces de alcanzar velocidades próximas a los 200 kilómetros por hora. Los restantes permitirán aumentar la capacidad operativa de la red marroquí. 

La deseada expansión de la alta velocidad

En la actualidad, Marruecos tiene operativa una única línea rápida entre Tánger y Casablanca, que costó 2.800 millones de euros y que cerrará 2023 con 5 millones de pasajeros, si se cumplen las estimaciones previstas por el operador estatal ONCF. El plan del ejecutivo marroquí contempla construir otros 1.300 kilómetros de alta velocidad que permitirían expandir la línea actual (Al Boraq) hasta  Marrakech y Agadir y construir una nueva transversal este-oeste entre Oujda y Rabat. 

Además, prevé hacer crecer el ferrocarril convencional en 3.800 kilómetros adicionales para duplicar el número de ciudades a conectar (de 23 a 43) y la población a la que dar servicio (del 51% al 86%). A falta de conseguir la financiación necesaria, cifrada en 35.000 millones de euros hasta el año 2040, el gobierno marroquí ha acordado destinar 130 millones para desarrollar los primeros estudios hasta 2027. Las primeras estimaciones desveladas por la ONCF apuntan a un gasto aproximado de 8.200 millones de euros sólo en las ampliaciones de la línea actual hacia Marrakech y Añadir, a lo que habría que sumar la segunda transversal, todavía sin valorar económicamente. 

Francia, Alemania y China, los grandes rivales

La histórica relación que une a Francia con Marruecos facilitó que las empresas galas fueran las encargadas de poner en marcha la primera línea de alta velocidad del país en 2018. El ejecutivo francés concedió 1.000 millones de euros en créditos para financiar su construcción a cambio de que su operadora estatal SNCF se encargase del diseño, y abrió el camino para que Alstom se adjudicase los trenes que hoy prestan servicio en la ruta. 

Pero estas relaciones no pasan por su mejor momento debido a las tensiones diplomáticas con el Ejecutivo de Emmanuel Macron, algo que ha provocado que la propia SNCF no presentase oferta para diseñar la nueva línea de alta velocidad. Pese a estas dificultades políticas, Alstom anunció en julio una inversión de 16 millones de euros para poner en marcha una nueva planta de producción, la segunda en el país, para fabricar cabezas motrices para trenes regionales y metros, un movimiento que podría servir de preámbulo a la adjudicación del concurso que debe lanzar la ONCF. 

También Alemania tiene sus ojos puestos en Marruecos. Su operadora estatal Deutsche Bahn firmó el pasado mayo un acuerdo de asociación para desarrollar la infraestructura ferroviaria de la principal economía del norte de África. Este pacto contemplaba la renovación de la red existente o la construcción de nuevas líneas de transporte urbano, regional, larga distancia y alta velocidad, así como labores de consultoría e ingeniería. 

Pero si hay un país interesado en avanzar en su conversión a socio comercial clave de Marruecos, ese es China. El gigante asiático, que controla buena parte de las economías africanas, se adjudicó en julio los estudios preliminares de la segunda línea de alta velocidad marroquí a través de la empresa China Railway Design Corporation. Este movimiento y la cada vez mayor relación política entre ambos países deja vía libre para que sea la constructora China Railway Construction Corp, que ya ejecutó el puente Mohammed VI en Rabat, la que se acabe llevando la gran obra, también deseada por las constructoras españolas. 

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