Caída por el coronavirus

Así llegan las telecos a la crisis: con gran deuda... pero con el aval de servicio clave

  • Las operadoras tienen en el cajón importantes operaciones corporativas, pero se reivindican como esenciales ante la importancia de la conectividad.
Pallete aparca medidas financieras
Pallete aparca medidas financieras
José González

"Vivimos uno de los mayores desafíos a los que la humanidad se ha enfrentado". Este resumen de la crisis causada por el coronavirus es del presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Tanto su compañía como el resto de rivales del sector tienen ante sí el momento más decisivo de su historia reciente. Tras años reivindicándose como un servicio esencial, por encima de gigantes de internet, ha tenido que ser esta pandemia la que supusiera su particular reválida. A este punto llegan cargadas de deuda, tras años de fuertes inversiones en la infraestructura que hoy es calificada como "imprescindible", y con muchas operaciones corporativas y planes de acción aún en ciernes.

Este mismo viernes, el Gobierno ha subido la apuesta por el sector arrancándole algunos compromisos más con el objetivo de que se consoliden como empresas sistémicas en un momento tan delicado. El teléfono de emergencias 061 será gratuito y los clientes contarán con algunos servicios y contenidos audiovisuales extra sin ningún coste adicional. Es un nuevo blindaje a sus productos que se suman al que ya representó el decreto ley de medidas económicas. "El carácter cada vez más imprescindible y estratégico que revisten las redes y servicios de comunicaciones se hace más patente aún en situaciones tan excepcionales", rezaba en el texto. Era el espaldarazo que llevaban mucho tiempo reclamando.

El otro espaldarazo viene también del Gobierno. Primero en forma de escudo 'anti-OPA' con el que ningún inversor extranjero podrá hacerse con el control de compañías como  Telefónica aprovechándose del desplome del valor de estos días. Y, después, con el freno de las portabilidades fijas y móviles que permite, al menos a las grandes, estabilizar su cartera de clientes y enfriar la guerra de precios desatada especialmente en el 'low cost'.

Esos son los apoyos. En el otro lado están las dificultades. Esta dura crisis, que ha obligado a grandes paquetes de medidas de las instituciones financieras y los gobiernos, llega con una abultada deuda financiera. Tras años de esfuerzo inversor precisamente para levantar esas redes de conectividad, todas cuentan con ratios de deuda relativamente altos y pasivos que pesan de manera importante en sus balances y que son un quebradero de cabeza. Telefónica tiene 37.700 millones de pasivo neto (2,4 veces su resultado bruto), mientras que Másmóvil, el cuarto operador, suma 1.655 millones (3,5 veces) a lo que hay que sumar los 370 millones pagados por el operador móvil Lycamobile. ¿La ventaja frente a otros? Precisamente por ese carácter indispensable, el desplome de ingresos de otras industrias no se verá aquí. La duda: cómo impactarán la caída en la demanda o los impagos en las próximas semanas o meses.

En esa batalla por reducir la deuda y optimizar sus balances, las empresas iniciaron hace meses un paquete de operaciones corporativas. Y muchas de ellas están aún pendientes en un momento del mercado golpeado por el pánico. En el caso de Telefónica, había contratado a varios bancos de inversión para buscar socios que compraran total o parcialmente su negocio en Latinoamérica -cuya segregación financiera está aún en curso, para tratar de endosar precisamente parte de la deuda corporativa- o que invirtieran en su división de servicios digitales Telefónica Tech.

Las otras operaciones corporativas que el sector tiene entre manos están relacionadas con las torres de telecomunicaciones. Y todas las grandes operadoras tienen movimientos pendientes en este área. Telefónica estaba en plena búsqueda de potenciales socios en su nueva división Infra, mientras que Vodafone y Orange llevaban meses enfrascados en las gestiones para creación de divisiones específicas para alojar estos activos, con el objetivo de buscar socios. En este terreno de juego, Cellnex tiene pendiente de autorización por el regulador británico la 'megacompra' de Arqiva por 2.500 millones por 7.400 emplazamientos.

En el plano laboral, dos de ellas, Telefónica y Vodafone, llegan con la plantilla recién adelgazada. La primera, con un plan de bajas incentivadas para 2.600 empleados en España; y la segunda, con un ERE a principios de 2019 para 1.000. Tanto estas dos como el resto descartan, al menos por el momento, llevar a cabo algún recorte en este país ante esta crisis, aunque sí lo harán las empresas que tienen subcontratadas para el 'telemarketing' (contact centers)  y para la venta en tienda e instalación de redes en el hogar.

El 5G, a la espera

El otro gran frente que tenían abierto era el de las redes ultrarrápidas 5G. Y ese queda en suspenso por el momento. Las empresas confirmaron estos últimos días que el segundo dividendo digital (la reubicación de las frecuencias de la banda de 700 megahercios) debía retrasarse más allá del 30 de junio, fecha que se había fijado como límite. Eso implica que la subasta de ese espectro, que servirá como base para los despliegues masivos de estas redes en fase comercial, también deberá posponerse. Las pujas tendrán que esperar.

Con todo, la bolsa ha dado un cierto respiro a las telecos en esta última semana, gracias en parte a la cierta euforia vivida en los mercados tras los paquetes de medidas de las instituciones financieras tanto en Europa como en Estados Unidos y de los gobiernos. Pese a la caída de este viernes, Telefónica ha subido más de un 13% en esta semana. Másmóvil se ha dejado un 9%, mientras que Vodafone y Orange se han revalorizado un 7,5% y 16%, respectivamente. Son, en términos generales, un respiro tras el pánico de la semana anterior. Pero no ha hecho más que empezar. Queda aún mucho por delante.

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