Las 50 amenazas de la nueva normalidad

Vuelve el miedo: los rebrotes ponen a España otra vez contra las cuerdas

Epidemiólogos denuncian que la falta de información precisa sobre los focos impide atajar la transmisión comunitaria, cuyo efecto más drástico es el confinamiento.

Varios Mossos d'Esquadra realizan un control de carreteras en la comarca del Segrià
El miedo vuelve: los rebrotes ponen a España otra vez contra las cuerdas
EFE

"Veíamos la punta del iceberg, pero la Covid ha venido para quedarse". Las palabras de Gabriel Reina, especialista en Microbiología de la Clínica de la Universidad de Navarra, ilustran el escenario que ha vuelto a impregnar de miedo los pasos de los españoles. Los rebrotes salpican el país de norte a sur. Pocas autonomías se libran del azote del virus, después de una aparente tregua que, al amparo de la 'nueva normalidad', lanzó a los españoles al disfrute de un verano que podría tocar a su fin antes del cambio de estación. Siendo optimistas, el gran rebrote podría aguantar hasta el otoño. Las CCAA así lo esperan y urgen a los sanitarios a cogerse vacaciones, ahora o nunca, sin perder de vista las localidades con más casos aún activos. Medio centenar de 'puntos calientes' han puesto contra las cuerdas a un país que teme la vuelta del confinamiento y sus consecuencias.

El repunte ha sido muy desigual y la respuesta de las autoridades, también. La comarca de Sagrià (Lleida) cerró el martes con más de 800 afectados y la zona de A Mariño (Lugo), superó los 130. Ambas viven ya un confinamiento "perimetral" de dos semanas que, en el área lucense, se ha aplicado a un total de 14 localidades, donde residen unas 70.000 personas. Sus ciudadanos no podrán traspasar las fronteras de sus municipios y, en ningún caso, se ha descartado endurecer la medida a un aislamiento domiciliario si la situación no remite. La estrategia choca con lo ocurrido en las comarcas aragonesas de La Litera, Cinca Medio y Baja Cinca (Huesca) donde, al brote de más de 400 afectados, no ha seguido ninguna restricción de los movimientos de sus habitantes, aunque sí una vuelta a la fase 2 de todas ellas.

"En este momento se hacen los test a todo tipo de pacientes. En los peores momentos del brote solo conocíamos el estado de los grupos de riesgo", explica Reina, "Es normal que los rebrotes llamen la atención, pero hay que matizar que ahora estamos haciendo el doble o triple de pruebas, lo que nos da cierta ventaja respecto al virus". Cercar a la Covid es ahora el gran reto y, el confinamiento, se plantea como el escenario más crítico en un momento donde el panorama internacional no avala descuidos. "Desde la eclosión del SARS-CoV-2 pasaron cien días hasta sobrepasar la barrera del millón de casos... ahora cada seis o siete días el balance mundial de positivos se eleva en un millón".  La barrera a los viajes internacionales -Exteriores incluyó solo quince destinos seguros-, es fundamental para evitar la transmisión exterior, pero ¿cómo cortarle el paso al virus dentro de nuestras fronteras?

La información es poder y, a los servicios de epidemiología, no llegan los datos suficientes para llegar al foco de la transmisión. Por el momento, todo apunta a que los episodios que desencadenaron cada uno de los cincuenta brotes  aún activos son tan diversas como su localización. Algunos brotes -de menor alcance- eclosionaron a partir de comidas familiares. Una barbacoa en el Valle de Arán (10 casos) y una reunión en Navarra (60). Otros,  han tenido su origen en casos importados desde el exterior. El contagio en un grupo de marineros, que arrivó a las costas españolas tras estar embarcados en Senegal, ha derivado en el cierre de parques infantiles y el aislamiento de 140 personas, para prevenir que la decena de positivos detectados acabasen expandiendo la cepa. En la misma línea se puede analizar el brote de Murcia, que se ha cobrado una víctima mortal, que tuvo contacto con positivos que viajaban desde Bolivia. 

El territorio que más 'zonas rojas' ha identificado hasta el momento es Lleida, donde se concentran 14 focos activos y más de 200.000 personas a las que, desde este fin de semana, no se les permite salir de sus localidades. El brote de la región catalana se tiene por el origen del brote que más preocupa a las autoridades vascas, en Ordizia (Guipúzcoa), que se sospecha que se inició a raíz de un contagiado que acudió desde Lleida a un local nocturno. La  Región de Murcia acumula cinco focos de infección menores -el mayor cuenta 38 cuadros y los otros apenas tres-. Mientras que Andalucía es la región que ha notificado más brotes durante la nueva normalidad, con 15 'puntos calientes', cinco de ellos en Granada, de los cuales solo uno acumula 33 enfermos, mientras que los demás no superan la decena. Las cantidades desagregadas parecen inofensivas a simple vista, pero el potencial infectivo del virus podría llevar fácilmente a un aumento significativo en los próximos balances de Sanidad y obligar a las autoridades a endurecer las medidas.

"Cuando no se cuenta con equipos preparados, no consigues apagar el foco"

El temor pesa y ciertas autoridades regionales han asegurado que no les temblará el pulso a la hora de colocar un 'cordón sanitario' que, según los especialistas, podría evitarse si llegasen los refuerzos apalabrados. Uno de los epidemiólogos que cubre la pandemia en las filas de una de las CCAA explica la cruda realidad de la Salud Pública en España: "Somos pocos y muchos de los puestos de las autonomías no se cubren con especialistas". En su transitar por las fases de la desescalada, las autoridades regionales firmaron ciertas garantías que no han llegado a cristalizar. "En muchas de las autonomías especialmente afectadas, algunos de los contratos de los servicios de epidemiologia se reforzaron con MIR y solo temporalmente".

"Se están tomando medidas efectistas, como los PCR masivos, pero no hay cribado sin encuesta". El epidemiólogo explica que, cualquier estrategia que busque controlar un brote  controlar un brote deben cumplir tres fases: el registro del positivo, el rastreo del caso y sus contactos, y la investigación epidemiológica de los casos vinculados al brote. La primera se cumple, la segunda se salva y a la tercera no se está llegando. "Sin este último paso, a nuestras manos apenas llega información sobre positivos y negativos, pero solo con esto no se ataja un foco. Que haya rebrotes es algo inevitable, pero la transmisión secundaria sí se puede cortar".

Falta personal formado que pueda interpretar la información que aporta cada caso de forma individual, para detectar la raíz y evitar una transmisión comunitaria que ya es mayor de la esperada. "Invertir en epidemiología ahorra costes porque, entre otras cosas, puede evitar llegar a una situación de cordón sanitario. Cuando no se cuenta con equipos preparados que guíen la investigación del brote, se recurre a cribados y es entonces cuando afloran grupos de casos positivos sin un vínculo claro, se satura el sistema y no consigues apagar el foco".

La balanza ha cambiado de orientación y, ahora, las regiones donde la situación parece estar más controlada son las que antes fueron epicentro: Madrid y Barcelona. La capital solo cuenta con dos focos donde hay 30 casos y la ciudad condal suma 43 positivos. Del rebrote, por ahora, solo se salvan aquellas provincias que no reportan focos activos: Sevilla, Córdoba, Jaén, Ciudad Real, Toledo, Cuenca, Alicante, Guadalajara, Soria, Salamanca, Ávila, Zamora, Segovia, Teruel, Tarragona, León, Palencia, Burgos, La Rioja, Soria, Asturias y Ourense. Si ampliamos el cerco, por CCAA, solo La Rioja, Asturias, Ceuta y Melilla no han reportado contagios múltiples. Como las PCR, cada recuento del mapa de los rebrotes muestra una foto fija que puede variar en cuestión de horas.

El tiempo de incubación del virus-cuyo periodo aceptado habla de dos semanas-, implica un retraso en las cuentas que obliga a esperar, al menos, 14 días, para conocer el impacto real de los nuevos picos que ahora se reportan. La importancia del rastreo se dispara. "Para montar un sistema no solo se necesitan manos. Hace falta gente que sepa interpretar no solo los positivos, también los negativos", incide en una llamada con La Información el epidemiólogo que prefiere guardar el anonimato. Existe un periodo presintomático, en el que los pacientes también son transmisores, pero que, a menudo, no se tiene en cuenta en las ecuaciones de la evolución del brote.

En plena alerta y sin protocolos (otra vez)

Los españoles pasaron más de once semanas sin salir de sus hogares para frenar el avance de la Covid-19. Durante este tiempo, el Ejecutivo echó mano del mando único para controlar, de forma drástica, los desplazamientos y las aglomeraciones. El país logró rebajar sus estadísticas a niveles que, por un tiempo, parecieron inalcanzables. El último día del estado de alarma, las tablas de Sanidad dieron cuenta de 141 casos nuevos en 24 horas, todo un logro si se tiene en cuenta que, en el punto álgido de la crisis, el termómetro sobrepasó los 2.000. Apenas han pasado dos semanas de entonces y la oleada de brotes amenaza con resquebrajar los frutos de todo ese esfuerzo. ¿Volverá el confinamiento? Sin la 'hoja de ruta' de Sanidad, predecirlo es imposible.

Las CCAA recuperaron competencias tras el 21 de junio y se rompió lo que quedaba de unidad. El Gobierno puso la pelota en el tejado de las autoridades regionales que, durante la desescalada, ofrecieron como salvaguarda los informes de capacidades que, sobre el papel, avalaban su capacidad de respuesta. La gestión vuelve a estar en manos de las instituciones regionales y autonómicas, mientras que el Ejecutivo trabaja para elaborar un protocolo que ofrezca cierto marco común.  Por el momento, no hay un consenso sobre el número máximo o el tipo de contagios que debe sufrir una región para volver a imponer restricciones. Aunque el análisis de situación es más complejo que los números, los primeros pasos demuestran que cada CCAA marcará su ritmo.

 Solo así se explica que el foco activo de Lugo, con 131 casos, haya impuesto un cordón sanitario a 70.000 personas, mientras que los oscense de las cuatro comarcas en fase 2 -con más de 400 positivos-, pueden entrar y salir de sus áreas con libertad. Ante las preguntas de La Información, el Ministerio de Sanidad ha sido tajante: "En la nueva normalidad son las CCAA quienes tienen plena gobernanza. A ellas les corresponde identificar y hacer el seguimiento diario de cualquier nuevo caso, así como tomar las decisiones correspondientes para la contención de los posibles brotes".  Caiga en quién caiga, las competencias no atajarán el contagio si no aseguran más recursos.

Mostrar comentarios