Intrahistoria de casi dos horas a puerta cerrada

Así fue el consejo de la alarma: teléfono rojo con Sánchez y debate Calvo-Robles

El cónclave que decidió declarar volver a cerrar Madrid se desarrolló a medio camino entre Moncloa y Barcelona. El Rey estuvo informado en todo momento. Las dos llamadas a Ayuso no sirvieron de nada.

Consejo de ministros presidido por Carmen Calvo
Así fue el consejo de la alarma: 'teléfono rojo' con Sáchez y debate Calvo-Robles
Moncloa

"Presidente, empezamos el consejo de ministros". Este fue el mensaje que recibió Pedro Sánchez a las 12 en punto de este viernes 9 de octubre, un día que pasará a la historia después de que el Gobierno central, tras varias semanas de un tira y afloja con la Comunidad de Madrid, decidiera decretar un nuevo estado de alarma que devuelve a Madrid y otras ocho grandes localidades cercanas las restricciones aprobadas en el Consejo Interterritorial de Salud de la semana pasada. El cónclave fue totalmente inusual ya que es la primera vez que se declara, vía real decreto, una medida excepcional que restringe la movilidad en una parte del país sin la presencia del jefe del Ejecutivo. Pero la decisión estaba tomada antes de que los veinte ministros presentes se encerraran en la Sala Barceló de Moncloa.

Sánchez abandonó Moncloa este viernes a primera hora de la mañana con el Rey informado de los pasos que iba a dar. Ambos volaron a Barcelona para un acto que el Gobierno nunca dudó en suprimir y que supone la confirmación de que el jefe del Estado va a seguir visitando Cataluña. El consejo de ministros extraordinario no estaba, sin embargo, oficialmente convocado a la espera de una última llamada de Isabel Díaz Ayuso para adoptar una de las dos decisiones que Sánchez le puso sobre la mesa el jueves por la noche: orden o estado de alarma. Fue una mañana de calma chicha en el Ejecutivo central hasta que recibieron la llamada del gabinete a las 11:30. Todos convocados al complejo mientras el teléfono de Sánchez seguía sin sonar.

La vicepresidenta primera Carmen Calvo presidió un cónclave al que acudieron diecinueve ministros más. Solo estuvieron ausentes, además de Sánchez, Arantxa González Laya, titular de Exteriores y de visita en Chad, y José Luis Escrivá, de Inclusión y Seguridad Social, por un viaje de varios días a Canarias. Moncloa no quiso esperar más y por eso activó la maquinaria con Calvo, como responsable jurídica del consejo de ministros, como encargada de pilotar la redacción del decreto, como ya había hecho con la normativa que aprobó el mismo cónclave en marzo para confinar toda España.

Las puertas se cerraban a las 12 para la veintena de ministros. Sánchez estuvo informado en todo momento de la situación, del minuto y resultado, a través de un 'teléfono rojo' que estableció con Iván Redondo. El jefe de gabinete del presidente permaneció junto a un selecto grupo de colaboradores en una sala anexa al cónclave ministerial. En ella han permanecido también Félix Bolaños, secretario general; Francisco Salazar, director adjunto del gabinete; y Manuel de la Rocha, director del Departamento de Asuntos Económicos. Ellos son el 'core' de Moncloa y quienes estuvieron en ese 'backoffice' este viernes. El Gobierno no descartaba tener que frenar la declaración del estado de alarma si Ayuso aceptaba la primera o incluso segunda opción que le dio Sánchez: adoptar las restricciones vía orden o pedir la Comunidad un estado de alarma. De ahí esa vía de comunicación entre Barcelona y el complejo presidencial. El jefe del Ejecutivo siguió manteniendo informado en todo momento al Rey.

En el 'backoffice' de Moncloa, mientras se celebraba el consejo de ministros extraordinario, estuvieron Redondo, Bolaños, Salazar y De la Rocha

Minutos después de las 12 y con el consejo de ministros empezado sonaba el teléfono. El nombre de Isabel Díaz Ayuso se reflejó en la pantalla del móvil antiespias del presidente del Gobierno. Hablaron durante unos minutos. Fuentes de ambos bandos explican que fue una conversación formal, sin tensión, pero en la que se demostró que ambos mandatarios no se iban a poner de acuerdo. Ayuso pidió "más tiempo" a Sánchez y él le respondió que no podía ser. Le transmitió que "hay que proteger la salud pública ya" y le confirmó directamente que se iba a aprobar el estado de alarma. No había vuelta atrás. Sánchez y Ayuso sí que acordaron establecer un mecanismo de comunicación a lo largo de los próximos quince días para acordar medidas conjuntas porque, si la situación sanitaria sigue igual, a Moncloa no le temblará el pulso para ampliar el estado de alarma en Madrid, aseguran.

Un debate entre los ministros juristas

Sánchez contactó inmediatamente con Moncloa. "Adelante". El mensaje llegó a la misma sala Barceló donde, con el presidente ausente, se había iniciado un debate. Allí, a puerta cerrada y ante la tenta mirada de L'atelier aux sculptures, la obra de Barceló que secunda al presidente en cada consejo de ministros, se había organizado un interesante debate. Cuentan fuentes cercanas al cónclave que a un grupo de ministros no les gustó el decreto que había preparado Calvo. Creían que tenía alguna debilidad y que debían puntualizarse algunos aspectos para argumentar jurídicamente el porqué de la decisión. Engloban en este debate con Calvo a dos jueces, como son Margarita Robles, titular de Defensa, y Juan Carlos Campo, de Justicia.

De hecho estaba previsto que el consejo de ministros extraordinario durará apenas treinta minutos pero se prolongó hasta el rozar las dos horas. Las fuentes consultadas explican que fue por el intercambio de opiniones que se produjo internamente. Finalmente el decreto de estado de alarma se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) pasadas las 16:45. Alguna fuente apunta que la intención era hacerlo sobre las 14 horas para activar todo el mecanismo de seguridad y controles por parte del Ministerio del Interior.

No fue el único debate que se produjo en el consejo de ministros extraordinario que declaró el estado de alarma en la capital y ocho ciudades más, siempre según fuentes cercanas al mismo. Hubo un grupo de ministros que puso sobre la mesa de explicar de una forma clara por qué el Gobierno se veía obligado a tomar una decisión tan excepcional. Aseguran que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias; y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, fueron los primeros en referirse a esta cuestión. El titular de Transportes, José Luis Ábalos, se mostro de acuerdo en reforzar el marco comunicativo del Ejecutivo. Incluso Nadia Calviño, vicepresidenta de Asuntos Económicos, lo consideró importante. 

El Gobierno, una vez tomada la decisión de decretar el estado de alarma, decidió emplear argumentos duros contra el Gobierno de la Comunidad de Madrid: "Hoy, la presidenta de Madrid ha decidido no hacer nada", "no podemos cruzarnos de brazos o luchar contra el virus", "la paciencia tiene un límite" y "no hay más ciego que el que no quiere ver", explicó Illa en la comparecencia de prensa posterior al cónclave. El argumentario está claro. 

Fue, en definitiva, un consejo de ministros "muy coral", con más de una decena de intervenciones en esas prácticamente dos horas de duración. No fue una decisión fácil de tomar, de hecho se intentó evitar hasta el final, pero sí contó con el apoyo unánime de todos los ministros.

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