La crisis catalana 'centra' al PSOE y le permite marcar distancias con Podemos

  • El adalid del 'no es no' reconoce una relación más fluida con Rajoy y apoya al Gobierno en la crisis de Cataluña con su cara más constitucional.
Pérez Tapias critica que Pedro Sánchez use la bandera y Elorza señala la falta del puño en alto
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"Yo era el que iba a romper el PSOE y España y aquí estamos, echando una mano al presidente del Gobierno", ironizaba Pedro Sánchez estos días en una entrevista. La última comparecencia de Pedro Sánchez respaldando las medidas del Gobierno ante el desafío independentista y señalando como único responsable de las mismas a Puigdemont marcan un antes y un después en las relaciones entre el PP y el PSOE. "El dedo que presionará el botón del 155 es el de Puigdemont”, ha dejado claro Sánchez. "Será el responsable de todo lo que ocurra". 

Los que en mayo se entristecieron porque el adalid del 'no es no' ganó las primarias le han reconocido el 12-O un sentido de Estado que no esperaban. Y los que se alegraron de su victoria porque veían más cerca el final de un Gobierno de Rajoy, ahora aseguran que ha vuelto "el PSOE de Susana Díaz".

Lo cierto es que para algo ha servido la deriva catalana ha sido para descongelar la frialdad existente entre el presidente del Gobierno y el líder del principal partido de la oposición. Ya ocurrió en su primera reunión tras la victoria del socialista. De no aguantar cara a cara más de media hora a reunirse durante más de dos horas y media.

Esa relación, no sólo se ha descongelado, sino que ha mejorado sustancialmente. Desde hace tiempo Rajoy también sabe que la principal alternativa a su Gobierno es el PSOE, y eso se percibe en las sesiones de control al Gobierno y en los debates parlamentarios. El presidente obvia a Podemos, al que atacaba duramente hace unos meses. Ahora ataca a Margarita Robles. Es un reconocimiento a los socialistas a los que antes ninguneaba.

Sánchez ha admitido que ha hablado "muchísimo" en las últimas semanas con Rajoy a raíz de la convocatoria del 1-O hasta crear "un espacio de confianza" con el presidente. El acercamiento se iba produciendo según avanzaba la gravedad del órdago del soberanismo y las exigencias de anteponer los intereses del país. En palabras de Sánchez, eso le ha permitido tener "conversaciones francas" con Rajoy. El reto independentista parece haber provocado un 'efecto boomerang': que el PSOE y el PP intenten volver al espíritu del 78. No por altruismo. Por necesidad.

Ambos han puesto en marcha la célebre Teoría de Juegos, por la que las dos partes quieren tener éxito teniendo en cuenta las opciones del otro. Los dos han ganado.En esas conversaciones francas ambos han negociado y obtenido sus recompensas. Rajoy obtiene el apoyo de Sánchez para aplicar el artículo 155 y el socialista se anota el tanto de la reforma de la Constitución. Con este movimiento Rajoy ha contentado a casi todos. Los moderados quedan contentos porque devuelve la pelota al tejado de Puigdemont, hasta Iceta aplaudió la decisión, y el ala dura está tranquila porque ve cómo se ha activado el 155. En palabras de portavoces del PP "ha sido capaz de dar una respuesta a la vez contundente, prudente y dialogada".

El viejo socialismo, con el Gobierno

El líder del PSOE también ha logrado un doble efecto. Por un lado ha calmado a las viejas glorias socialistas que pedían unidad con el Gobierno y la vuelta a la legalidad, y por otro lanza un guiño a la sociedad catalana y a la juventud con la reforma constitucional. Y con las dos, además Sánchez parece que ha logrado unir al partido. En la Fiesta Nacional estuvieron todas las grandes caras del socialismo de la democracia. Acudieron los dos expresidentes socialistas, Felipe González y Zapatero, además de Rubalcaba y otros 25 altos cargos de sus Gobiernos. También los presidentes de las CCAA socialistas.

"Esto va a ser así por un tiempo largo. Es una buena señal que el PSOE opte por la estabilidad y que el PSC le acompañe para encontrar su sitio lejos de Colau y de Podemos. Se necesita gente ahora más política", confirma Ramón Marimon, profesor de Economía del European University Institute (Florencia) y de la Pompeu Fabra (Barcelona).

La muestra de la unidad reinante en las filas socialistas es que Sánchez parece haber olvidado el apoyo de Zapatero y Rubalcaba a Susana Díaz en las primarias. El secretario general del PSOE se ha apoyado en el expresidente, que ha sido el mediador con Cataluña tanto entre ambos partidos como entre el Gobierno y la Generalitat. En cuanto anunció el acuerdo con Rajoy para renovar la Carta Magna, Sánchez no tuvo reparo en reivindicar a Rubalcaba, que tanto insistió en esa reforma y marcó la hoja de ruta del partido con la declaración de Granada.

Pero si dos ganan alguien tiene que perder. Y electoralmente, si ha servido para algo la posición del PSOE es para marcar distancias con Podemos sin necesidad de abandonar la izquierda. Los socialistas, con su posición de Estado, hacen notar que han estado más de veinte años en el Gobierno: "Podemos se ve ahora como una parte del problema y no de la solución. Ha pasado de apoyar un referéndum pactado a estar más cerca de los independentistas con su no rotundo a aplicar el 155 que del Gobierno y el orden constitucional y eso puede alejarle de una parte de su electorado blando, que les apoyó como rechazo a la corrupción, por la crisis", destaca Jordi Virgili, profesor titular de comunicación política en la Universidad de Navarra.

"El tema catalán, con un Podemos ambiguo le ha dado espacio al PSOE, que además es vital para descentralizar el Estado. Podemos y Colau no son interlocutores de cara a una reforma constitucional. Pablo Iglesias ha sido errático en Cataluña. C's sí puede ser un aliado en ese sentido dado su carácter más liberal. Además no tuvo participación en el 78 y eso le puede dar más libertad", afirma Marimon.

Por su parte, C's, "ha sido fiel a sus esencias en el tema catalán, no hay que olvidar que su germen de nacimiento nace de unos intelectuales desde Cataluña cercanos al centro izquierda, pero contrarios al nacionalismo y su opresión. En este sentido, C's puede parecer más a la derecha del PP, aunque no lo esté en otros temas. Su postura en relación al órdago catalán siempre ha sido clara", añade Virgili. Una advertencia más. "Las reformas que en principio van a iniciarse a lo largo del próximo año deben ser profundas y no cosméticas. Es hora de reactivar la democracia en España y de más participación a nivel europeo", sentencia el experto.

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