Un viaje sin Calviño y sí con Ribera

España, paraíso del microchip: Sánchez pone alfombra roja a Intel y Qualcomm

El Gobierno aprueba el martes un Perte con el que espera movilizar 11.000 millones. El presidente se reúne en el Foro de Davos con CEOs del sector tecnológico para no quedar atrás en la transformación digital. 

Pedro Sánchez en Davos
Pedro Sánchez en Davos
EFE

El Foro de Davos más inusual ya está en marcha y Moncloa se va a volcar. Raro porque no es habitual ver a los principales dirigentes políticos y empresariales del mundo en este cónclave sin nieve en las calles. Pero la pandemia y la ausencia de reuniones presenciales ha llevado a celebrar este evento a finales de mayo. Pedro Sánchez volará el lunes hasta la ciudad suiza junto a una vicepresidenta. No será Nadia Calviño, que el martes presidirá el Consejo de Ministros donde se aprobará el Perte más ambicioso, sino Teresa Ribera. Y eso también es inédito ya que la agenda del presidente se ha centrado en asuntos tecnológicos, principalmente.

Sánchez siempre ha querido estar presente en Davos y este año volverá a un evento que estará marcado por la guerra en Ucrania. Zelenski intervendrá por vídeoconferencia. Pero a Davos se va a hacer negocios o, mejor dicho, a amarrar inversiones. Y ese es el objetivo principal de la delegación del Gobierno. Lunes, martes y miércoles de reuniones bilaterales, cara a cara, intercambio de papeles... El presidente y su equipo no esperan regresar a Madrid con una inversión millonaria amarrada, pero sí con algún avance, señalan fuentes del Ejecutivo.

La prioridad para Sánchez en esta edición del Foro de Davos serán las empresas tecnológicas y, en concreto, las de microchips. El jefe del Ejecutivo acudirá a varias reuniones con el Perte del sector, que aspira a movilizar 11.000 millones de euros -el más potente de los aprobados- y se lo presentará a los ejecutivos con los que se verá.

Sánchez tiene en agenda encuentros con los principales responsables de Intel, Qualcomm (la primera empresa en diseño de microchips del mundo), Micron y Cisco. Este próximo lunes participará también en Davos en una cena ofrecida para CEO del sector tecnológico.

La carpeta de Sánchez contiene propuestas y ofertas para invertir en España. El Gobierno pone recursos, vendrá a explicar, y ofrece una demanda importante de sectores como la automoción o la maquinaria de herramientas para poner hacer negocios. Sin olvidar otras apuestas, como Barcelona Supercomputing Center, el organismo pionero de la supercomputación en España.

El Gobierno prepara, además, un equipo especializado para dirigir el despliegue de las inversiones en microchips. Un comité de expertos que dependerá de Nadia Calviño y cuyos nombres de conocerán en los próximos días, concluyen fuentes del Gobierno.

España competirá en el terreno de los chips con otros países de Europa que llevan la delantera en este sector. Un escenario que nubla los planes del Ejecutivo, consciente de que las pocas empresas españolas que tienen cierta relación con los semiconductores son pequeñas y sin apenas potencial económico (de hecho se agrupan las cuatro en una asociación). Una precaria situación -la española- a la que se le une su debilidad ante los IPCEI, que en palabras de la ministra Maroto, son como los "Pertes a nivel europeo".

 Según los expertos, son "los instrumentos para canalizar la capacidad de fabricación" de un proyecto. Una de las ramas específicas del IPCEI es la microelectrónica, que es vital para la fabricación de los microchips. Es en este ámbito donde cuatro países de la UE -Francia, Alemania, Italia y Austria- están un escalón por encima del resto, con una presencia en este sector de hasta 32 compañías.

Los proyectos en microelectrónica de IPCEI se dividen en cinco campos, cada uno adueñado por diversas empresas especializadas: los chips energéticamente eficientes (donde destaca la alemana Globalfoundries y la francesa Cea-Lety), los semiconductores de potencia (cabe mencionar la austriaca AT&S o la alemana Semikron), los sensores inteligentes (con la italiana Fondazione Bruno Kessler y la francesa Lynred), los equipos ópticos avanzados (monopolizada por dos alemanas: Carl Zeiss y AMTC) y los materiales compuestos (donde está la francesa ST Microelectronics, entre otros). Aunque estas empresas son las que lideran el transcurso del proyecto, cooperarán, a su vez, con hasta 425 socios de forma indirecta, como organizaciones de investigación o pymes de otros países. España, por tanto, tiene aún camino por recorre.

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