Menos de 5.000 millones, un 8,8%

BBVA achica la ventaja del Santander por tamaño en bolsa al mínimo desde 2002

La reacción de los inversores a los resultados anuales de ambas entidades, la incertidumbre por el caso de la cuenta iraní en la filial británica y la amortización de acciones reducen la brecha entre los dos mayores bancos.

Gráfico depósitos Santander y BBVA
BBVA achica la ventaja con Santander por tamaño en bolsa al mínimo desde 2002.
Nerea de Bilbao (Infografía)

Menos de 5.000 millones de euros, apenas un 8,8%. BBVA esta cogiendo otra vez el rebufo a Banco Santander en términos de tamaño sobre el parqué. La distancia se ha vuelto a estrechar de forma acusada en dos últimas semanas debido a dos eventos que han hecho mella en la capitalización bursátil de la entidad que preside Ana Botín, después de que la reacción a la presentación de los resultados anuales también favoreciese más a la Carlos Torres

En los últimos cinco días de bolsa, Santander cayó algo más del 5% semanal golpeado por el potencial recorrido del caso de la cuenta iraní en Reino Unido vinculada a una empresa estatal del régimen de Teherán, objeto de sanciones en el ámbito bancario en EEUU. Pese a que la entidad descarta cualquier incumplimiento del marco normativo en ese sentido, la cotización bajó por esa incertidumbre. 

A esa caída por un imprevisto externo, hay que añadir un factor técnico planificado por el banco: la amortización de 358 millones de acciones que tenía en autocartera y su eliminación. Tras el escriturado en el registro, Banco Santander pasó a tener menos acciones en circulación y, por tanto, su capitalización bursátil (resultado de multiplicar títulos y cotización- se redujo de forma automática por ese motivo. Al cierre del viernes, Santander terminó en 3,675 euros por acción y 58.159 millones de euros de valoración; BBVA en 9,152 euros y 53.428 millones.

En paralelo, BBVA se apuntó un 2% de subida, con lo que sacó más de siete puntos de ventaja. La semana anterior, con la presentación de cuentas, el banco azul se revalorizó más del 10% frente al 6% de su rival, otros cuatro puntos porcentuales a su favor que dejaron el viernes la tabla bursátil con una situación que no se veía desde los tiempos previos a la fusión en acciones del Santander y Abbey National en 2004, cuando el banco cántabro dio su gran salto internacional. Tomando como referencia los cierres anuales, BBVA no están tan cerca desde 2002.

Desde que BBVA anunció la venta de su filial en Estados Unidos en noviembre de 2020, su cotización se ha multiplicado por más de cuatro veces (+366%), mientras que Santander ha subido un 215% en el mismo tramo temporal. La desinversión de BBVA USA (Compass) se completó al inicio del verano de 2021 y generó entonces más sombras que luces pero cambió por completo el perfil del banco, con un colchón de capital de cerca de 10.000 millones de euros.

El comité de dirección optó por dedicar una parte a terminar de controlar su filial en Turquía con una opa, pero la mayor parte se ha destinado mejorar los ratios de capital, las recompras de títulos propios y a la entrega de dividendos. BBVA ha recomprado y destruido 837 millones de acciones, el 12,4% de su capital, tras cuatro amortizaciones de junio de 2022 a diciembre de 2023. 

Los planes esbozados por Torres a finales de 2020 obligaron a su competencia a mover ficha. Santander se adelantó incluso con una amortización en diciembre de 2020, seguida de otras cinco en abril y julio de 2022; marzo y junio de 2023; y la realizada la semana pasada. Entre la seis reducciones de títulos, el banco ha eliminado 1.515 millones de acciones, el 8,7% de su capital. Caixabank, Sabadell y Unicaja también han amortizado títulos pero de forma menos visible.

Qué beneficios tienen las recompras

El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, ha criticado hasta en dos ocasiones las recompras de acciones "especialmente intensas" de las banca española porque considera que no generan valor y se camufla como remuneración al accionista, cuando no lo son según su opinión. También dijo que facilitan la consecución de objetivos financieros y bursátiles que dan derecho a cobros de bonus entre las cúpulas directivas de las entidades. El sector defiende que las operaciones son beneficiosas para los accionistas porque ayudan a poner en valor la cotización de la entidades, como aseguró en octubre el consejero delegado del Santander, Hector Grisi.

Más allá del debate, las recompras son una herramienta usada por las empresas cotizadas para dotar de una mayor estabilidad a su cotización en tiempos turbulentos o para lanzar un mensaje de la propia compañía sobre su acción. En la Bolsa española ha sido un práctica minoritaria durante las últimas tres décadas, debido a que se considera que es una manera de distorsionar y elevar artificialmente el precio de las acciones. En cambio, los gestores de empresas cotizadas han optado por el dividendo en su lugar. En Wall Street tienen superado ese debate. 

Las recompras de títulos se han convertido en un fijo obligatorio en la hoja de ruta de la mayoría de empresas en beneficio en EEUU y son un factor de atracción de inversores, aunque también han surgido las críticas desde estamentos políticos. Las empresas cotizadas estadounidenses redujeron en 2023 el volumen de recompras en un 15%, hasta 800.000 millones de dólares, según datos de Goldman Sachs, pero se prevé que este año vuelvan a la barrera récord del billón (trillion americano).

El efecto de las recompras de acciones puede ser analizado desde múltiples ángulos, pero hay tres principales. El hecho principal es que la propia compañía se incorpora al parqué como inversor comprador de sus propios títulos. Salvo que en el lado vendedor se coloque un accionista con una gran participación, el resultado suele empujar al alza la cotización. Posteriormente, si la empresa decide finalmente amortizar o eliminar esos títulos que están en su autocartera, automáticamente se produce un cambio en las métricas de la empresa o banco que lo realiza. 

En segundo lugar, al tener menos acciones en circulación, el reparto de los beneficios es mayor para cada una de ellas. Es el ratio clave del Beneficio por Acción (BPA o EPS en inglés), una de las referencias principales a la hora de valorar a futuro una empresa. Si sube de forma recurrente, las expectativas de los inversores también son más favorables. A su vez, la métrica de valoración PER (Price Earning Ratio) baja y mejora porque el aumento del BPA se relaciona con la cotización en bolsa.  Finalmente, si la empresa paga dividendos, el pago por acción suele verse elevado pese a que decida repartir el mismo importe que antes de la amortización.

Mostrar comentarios