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La caída del euro siembra más inflación en Europa a la vez que baja ya en EEUU

La debilidad de la divisa única retroalimenta el aumento de costes de los precios energéticos con lo que obligará al Banco Central Europeo (BCE) a salir en su defensa con una posición más agresiva.

Máquina para detectar billetes falsos.
Máquina para detectar billetes falsos.
ECB / Archivo

Todavía es pronto para que Jerome Powell cante victoria pero el trabajo de la Reserva Federal (Fed) para contener la inflación en EEUU parece prácticamente hecho. El diseño agresivo de subidas de tipos de interés desde marzo ha frenado su economía hasta el punto de situarla en recesión técnica -dos trimestres consecutivos en contracción-, pinchando su recalentado mercado inmobiliario y debilitando la creación de empleo. Al mismo tiempo ha fortalecido al dólar hasta vestirlo de aliado en pos de la estabilidad de precios, minorando el coste de las importaciones que en otro tiempo atraían presiones inflacionistas. La otra cara de la moneda de esa escena financiera es el euro, que atraviesa su momento más débil en los mercados desde 2002 cuando el símbolo europeo salió a la calle definitivamente.

La pérdida de la paridad frente al dólar tiene un alto componente psicológico para hogares, empresas e inversores, pero sobre todo destapa una consecuencia práctica: más inflación. El reinado del billete de EEUU como referencia en el mercado de materias primas provoca que para los importadores europeos sea cada vez más caro hacerse con petróleo y gas en un contexto de precios récord. Solo desde el pasado 7 de junio, la divisa europea ha perdido un 20% de su valor, echando así más gasolina al fuego a unos precios energéticos que ya estaban desbocados. La lectura de julio de los IPCs de ambas áreas económicas apunta en esa dirección. Mientras en EEUU el índice general de precios de consumo bajó del 8,9% al 8,5% en tasa interanual, la zona euro vio cómo escalaba del 8,6% al 8,9%.

“Con la inflación de EEUU cayendo en julio ha habido notas optimistas acerca de que se está alcanzando un pico en la inflación. Mes a mes, la inflación fue en realidad del 0%, lo que ha alentado a la gente a pensar que lo peor puede haber quedado atrás y que es posible un aterrizaje suave. No queremos adelantarnos sobre si la inflación de EEUU ha tocado techo o no, pero estamos muy convencidos de que la inflación de la eurozona todavía está lejos de ese punto de inflexión. Las diferencias siguen siendo significativas”, opinan Carsten Brzeski y Bert Colijn, analistas de ING.

Los precios de los carburantes acumulan 70 días consecutivos de descensos en EEUU, la racha más larga desde 2015, según Bloomberg. Desde junio, el precio en los mercados de la gasolina se ha desplomado cerca de un 30%. Los economistas comienzan a dar por sentado que la tasa de precios en la zona euro superará con creces los dos dígitos (más del 10%) en los próximos meses. Todavía está por ver el impacto que tendrá la escalada de precios del gas y la luz de julio y agosto en los mercados, periodo en el que se han multiplicado por dos y por tres. En cualquier caso, pase lo que pase, Alemania ha puesto fecha a ese escenario inédito desde la posguerra porque aplicará un recargo de 24 euros / MWh a partir de octubre en las facturas del gas, aunque a la vez rebajará el IVA del 21% hasta el 7% para compensar.

El euro se está viendo perjudicado por esta cuestión así como por la incertidumbre que provoca el posible corte total del suministro de Rusia a Europa, un movimiento que supondría la entrada en recesión automática en países como Alemania o Italia porque gran parte de industria tendría que recortar su actividad por los protocolos de racionamiento de gas y electricidad. Contracción económica e inflación son los peores compañeros de viaje de una divisa pero los expertos recuerdan que ese no es el principal factor de debilidad, sino el amplio diferencial de tipos de interés que se ha generado entre euro y dólar. De hecho, la Fed ha elevado hasta en cuatro ocasiones (0,25 en marzo, 0,5 en mayo, 0,75 en junio y 0,75 en julio) el precio del dinero mientras que el BCE apenas comenzó su ciclo al alza el pasado 21 de julio con un alza de 0,5 puntos que solo ha sacado la tasa oficial del territorio negativo en el que se ha venido moviendo durante seis años.

La celebración del tradicional encuentro de Jackson Hole marcará la evolución a corto plazo de ambas monedas. "Todas las miradas estarán puestas en el presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jay Powell. Esperan que los comentarios de Powell tranquilicen al mercado sobre el compromiso de la Fed de frenar la inflación, pero conservando la flexibilidad para ajustarse en consecuencia según lo permitan los datos. Es probable que Powell intente hacer hincapié en un ritmo más lento de subidas, pero también en un período de tiempo más largo en territorio restrictivo, quitando un poco de viento a la narrativa del pivote dovish", apunta Jack Janasiewicz, estratega de Natixis IM Solutions.

La posibilidad de que la Fed haga una pausa a partir de septiembre está abierta pero los inversores no las tienen todas consigo. "En los últimos días este escenario está comenzando a ponerse en duda, con los futuros descontando otra vez con una probabilidad superior al 50% que la Fed optará por subir sus tasas en 75 puntos básicos en septiembre cuando hace una semana esta probabilidad no alcanzaba el 40%. La reciente recuperación del dólar se explicaría en parte por este hecho”, señala Juan J. Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities. "Por tanto, habrá que esperar a la intervención de Powell el próximo viernes para hacernos una idea más precisa de lo que realmente piensa hacer. Existe el riesgo de que se muestre inflexible con la elevada inflación y priorice controlarla, aunque ello pueda conllevar la entrada en recesión de la economía estadounidense. Es este discurso el que mantiene tensionados a los inversores”, concluye.

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