Restricciones de crédito

El cambio de ciclo en la liquidez, ¿señal funesta para la marcha de los mercados?

El endurecimiento de las políticas monetarias de los bancos centrales trae consigo estrés financiero y una retirada de la liquidez masiva de la que han disfrutado los inversores después de la pandemia

Paneles del Ibex
Paneles del Ibex
EDUARDO PARRA/ Europa Press

Las nuevas políticas monetarias de los bancos centrales están dañando la liquidez de los mercados. La era del dinero a espuertas con un coste muy bajo se ha acabado. El ciclo es ya muy distinto al registrado entre 2020 y 2022. Solo hay que ver cómo la masa monetaria –medida por la M2– en Estados Unidos se está reduciendo al nivel más acelerado desde la crisis financiero de 1929.

Están apareciendo señales de restricción del crédito en el sistema bancario estadounidense, impulsadas por las contracciones anualizadas de los préstamos comerciales e industriales y de los préstamos inmobiliarios comerciales, al mismo ritmo que durante la crisis financiera mundial. Es cierto que queda por ver si la cautela de los prestamistas se mantiene y se extiende a los préstamos al consumo.

Más preocupante podría ser la perspectiva de un cambio de tendencia en la liquidez a nivel mundial. Desde noviembre de 2022, la expansión de los balances de los bancos centrales ha proporcionado un respaldo temporal a la renta variable mundial y a los activos de riesgo. 

Con el BCE a punto de retirar más de 700.000 millones de euros en liquidez a través de los vencimientos de TLTRO y el endurecimiento cuantitativo, y el Tesoro de Estados Unidos potencialmente retirando entre 200.000 y 400.000 millones de dólares a medida que reponga sus arcas una vez que se eleve el techo de deuda, el viento de cola de la liquidez se convertirá en un viento en contra en el segundo semestre de 2023.

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“Todo esto debería producirse en un momento en el que el crecimiento de la economía estadounidense, en particular, parece que continuará avanzando lentamente hasta mediados de año, creando la perspectiva de una recesión total a mediados de año”, argumenta Norman Villamin, responsable de Estrategia de Inversión de UBP.

También entre junio y agosto se producirá el punto álgido de la crisis del techo de la deuda estadounidense de 2023. Aunque el consenso espera que se resuelva in extremis, los inversores pueden fijarse en la experiencia de la crisis del techo de deuda de 2011 para ver la estabilización y posterior aumento de la volatilidad de la renta variable y la renta fija en 2011, que parece proporcionar una hoja de ruta para la volatilidad de 2023.

Por ejemplo, el S&P 500 descendió un 17% en las últimas negociaciones para ampliar el techo de endeudamiento del país norteamericano y se terminó por recuperar un año después. “Eso puede dañar la movilidad de la liquidez en el sistema porque, ahora, no estamos ante un ciclo expansivo como en 2011, donde estaban puestas en marcha políticas de QE por parte de la Fed”, señala Jefferies en una nota.

Es decir, el valor que tiene ahora la liquidez puede marcar la tendencia de los mercados y de las decisiones de inversión. Con la crisis bancaria en Estados Unidos iniciada por la quiebra de Silicon Valley Bank, la retirada de depósitos principalmente hacia fondos del mercado monetario evidencia un sesgo aún más defensivo del que estábamos acostumbrados años atrás. El paradigma es distinto.

Posicionamiento más defensivo

Es por eso por lo que Villamin opina que, a medida que se perfila el final del ciclo de subidas de tipos en Estados Unidos., esperan que la fortaleza de las divisas distintas del dólar ofrezca un motor de rentabilidad adicional, especialmente “en las carteras referenciadas a la divisa norteamericana”. Asimismo, apunta a que el oro debería seguir beneficiándose “a medida que el ciclo de subidas de tipos llegue a su fin”.

Mientras que la preocupación por el sector bancario ha impulsado este primer tramo de interés por el oro entre los inversores y la diversificación de divisas para el oro entre los banqueros centrales, el próximo catalizador del interés por el oro podría estar en el techo de deuda estadounidense. El techo de la deuda es el límite autoimpuesto a la cantidad de dinero que el gobierno estadounidense puede pedir prestado para pagar servicios como la seguridad social, Medicare y el ejército.

Hace más de tres meses, el Tesoro advirtió de que el Gobierno estadounidense había alcanzado su límite de endeudamiento, también conocido como techo de la deuda. Desde entonces, el Tesoro estadounidense ha estado tomando "medidas extraordinarias" para garantizar que el Gobierno pueda seguir pagando sus facturas.

“Sin una previsión de consenso sobre el sentimiento del oro, reducimos el posicionamiento especulativo a un moderado 124.000, que se acerca a la media a largo plazo, desde el elevado nivel de más de 200.000 de finales de abril de 2023”, comentan desde WisdomTree en un último informe.

El riesgo sería claramente alto este año para estos expertos si se materializa una recesión o una crisis financiera. “El oro es un activo muy codiciado en épocas de tensión económica y financiera, por lo que una recesión podría impulsar aún más el sentimiento por el metal”, aseguran.

El metal dorado es conocido por asumir el papel de activo refugio ante los cambios de ciclo de liquidez. De este modo, en la situación de consenso, el oro alcanzaría, según WisdomTree, los 2.285 de dólares estadounidenses/onza en el primer trimestre de 2024, superando los máximos nominales históricos (2.061 dólares estadounidenses/onza el 7 de agosto de 2020) en el cuarto trimestre de 2023, con 2.260 dólares estadounidenses/onza.

Por último, otro refugio claro parece ser tener exposición a compañías que históricamente pagan dividendos elevados. Según el Janus Henderson Global Dividend Index, los dividendos mundiales se dispararon un 12% en el primer trimestre, hasta alcanzar la cifra récord de 326.700 millones de dólares, impulsados por la mayor contribución de los dividendos extraordinarios en nueve años. Es la evidencia de que las empresas están buscando pescar a los inversores más defensivos y consolidar a los accionistas que ya están posicionados dentro de la compañía.

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