Por encima de 40 euros

El gas se fuga a máximos y pone contra las cuerdas al mercado de la electricidad

Su cotización se multiplica por más de dos veces y media desde enero en el Title Transfer Facility (TTF) holandés (el mercado que afecta a Europa) hasta los 40,9 euros/MWh, en zona de máximos históricos

El fracaso de la Unión Europea en la geopolítica de las interconexiones
El gas se fuga a máximos y pone contra las cuerdas al mercado de la electricidad
Ángel Martínez | EFE

El precio del gas natural ha escalado en la última semana hasta niveles que no se veían desde finales de 2018 en Estados Unidos y han llegado a marcar máximos históricos en el caso de Europa. Su acelerón en lo que va de año y el de los derechos de emisión de Co2 (dióxido de carbono) están poniendo contra las cuerdas al mercado de la electricidad y son los principales responsables de que los hogares estén pagando precios récord en el recibo de la luz. En el caso concreto del gas, su evolución responde a la demanda creciente para hacer funcionar los ciclos combinados en Europa (generan energía eléctrica con gas) y a la fuerte demanda de los países asiáticos de cara a la temporada de invierno, así como las restricciones por parte de Rusia en el suministro a Europa. En España las centrales de ciclo combinado generan alrededor del 7% de la energía eléctrica que consumen las familias.

La cotización del gas en los principales centros de consumo se ha disparado desde principios de enero. Lo ha hecho alrededor del 59% en el Henry Hub, uno de los grandes mercados de referencia en el caso de Estados Unidos, y se ha multiplicado por más de dos veces y media en el Title Transfer Facility (TTF) holandés (el que afecta a Europa) hasta los 40,9 euros/MWh, si bien ha llegado a moverse por encima de 41 euros/MWh, una cifra inédita. El precio de la materia prima en el Mercado Ibérico del Gas (Mibgas) alcanza los 40,40 euros MWh.

Solo las importaciones chinas de gas natural licuado se han disparado más del 20% en el primer semestre en relación al mismo periodo del año previo. Es uno de los tres elementos que, según Bank of America (BofA), explican el comportamiento de la materia prima, unido a la fortaleza del precio del carbono en la UE con una economía que va prescindiendo de los combustibles fósiles y a las importaciones rusas, que se mantienen por debajo de los niveles promedio de los años 2018 y 19 mientras se espera la puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2 antes de finales de año. 

Esta megaestructura, construida bajo el fondo del mar Báltico y con una longitud de 1.230 kilómetros, permitirá a Rusia elevar de 55.000 a 110.000 millones de metros cúbicos su suministro anual directo de gas a Alemania. De momento, los volúmenes de exportación de gas ruso a Europa han aumentado hasta junio en comparación con el primer semestre del año pasado, y sin embargo se mantienen por debajo de los niveles promedio que se registraban entre 2018 y 2019, antes de que estallase la Covid. "Creemos que es poco probable que los acuerdos de tránsito existentes entre Rusia y Ucrania traigan mucho suministro adicional a través de Nord Stream 2 y rebajen los precios del gas", apuntan desde la entidad.

El proyecto genera dudas entre los socios europeos y Estados Unidos por el miedo a que aumente la dependencia energética de Rusia y la influencia geopolítica de Moscú, sobre todo en Ucrania, uno de los principales socios de Washington. Si Rusia deja de enviar gas a través de Ucrania, como hasta ahora, podría dejar al país sin millones de dólares en esas tarifas de tránsito y el Gobierno de Kiev teme que los rusos empleen la energía como arma política en su contra.

Europa reduce el consumo de gas... pero aún más la producción

El consumo europeo de gas ha ido disminuyendo de forma constante desde la crisis financiera de 2008 debido a factores como el aumento de las fuentes renovables, la recesión económica y el carbón barato. Sin embargo, la producción nacional en Europa ha descendido todavía más rápido (se ha reducido alrededor del 20% en la última década) y la dependencia de las importaciones ha crecido estructuralmente. La producción ha menguado notablemente en el Mar del Norte y también en los Países Bajos, sobre todo al irse eliminando gradualmente de la ecuación el yacimiento de Groningen por los terremotos que se estaban registrando en la zona que lo rodea. Noruega, el Reino Unido y los Países Bajos representan casi el 80% de la producción nacional de gas en Europa.

Lo anterior explica que la dependencia europea de las importaciones de gas haya alcanzado un nuevo máximo. La caída de la producción y el estancamiento del consumo han provocado que el déficit de gas en Europa alcanzase el año pasado un récord de 318 bcm (millardos o kilómetros cúbicos) el año pasado, lo que ha aumentado la dependencia de las importaciones. Este déficit se cubrió principalmente con gas ruso, que ha supuesto más de la mitad.

Un golpe al recibo de la luz

Con el fuerte incremento del gas y de los derechos de emisión de CO2, la rebaja del IVA del 21 al 10% en la factura de la luz no ha bastado para evitar que en julio el recibo se equipare al más elevado del año, el de junio, debido a unos precios de la electricidad desbocados en el mercado mayorista. La media ha estado en 92,41 euros/megavatio hora (MWh) en el mes, la más alta desde que hay registros. El hecho de que haya menos centrales de ciclo combinado funcionando ha permitido que el precio de la luz bajase el sábado un 36% hasta los 61 euros el megavatio.

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