Foco en el estrecho de Ormuz

El petróleo amenaza con un 'shock' tras el llamamiento iraní a las sanciones a Israel

El recrudecimiento del conflicto tras el ataque a un hospital en Gaza rompe los puentes sobre conversaciones para la pacificación de la región y exacerba el riesgo de represalia de los países árabes con el crudo como arma.

Imagen satelital del estrecho de Ormuz.
Imagen satelital del estrecho de Ormuz.
NASA-Zuma vía Europa Press

Tras la guerra de Ucrania, los países europeos denunciaron el uso que Rusia había  hecho de sus exportaciones de gas natural como arma al cortar el suministro a Europa. El conflicto bélico de Israel contra Hamas en Gaza e Hezbolá en Líbano se recrudece tras los llamamientos desde Irán a aplicar sanciones y represalias después del ataque a un hospital palestino el martes cuya autoría se quitan de encima ambos bandos. El viejo fantasma de un potencial embargo energético contra Occidente reaparece como riesgo real por el temor a un nuevo  'shock' petrolífero y gasista que trasladaría su onda expansiva a la electricidad y transporte (gasolina, diésel).

Desde el ataque e incursión de los grupos terroristas palestinos en territorio israelí hace dos semanas, el barril de Brent, de referencia en Europa, ha escalado un 8,3% desde los 84 a los 91 dólares en que cerró este miércoles. El West Texas Intermediate, de seguimiento en EEUU, ha subido en esa proporción hasta los 88 dólares. Ha sido la cotización del gas la que más se movido al alza con un salto del 38% desde los 36 a 50 euros/MWh según la referencia del TTF neerlandés. Pese a que Israel es autosuficiente y poco relevante en la exportación, el cierre del yacimiento de Tamar por motivos preventivos ante un potencial ataque ha tensionado los precios desde el 6 de octubre al coincidir con el sabotaje al gasoducto del Báltico.

La visión de analistas e inversores no descarta una escalada del conflicto en la región cuya principal preocupación se cierne sobre los pasos que dé Irán en su política de respaldo oficioso a Hamas e Hezbolá. "Nos encontramos en vísperas de una posible invasión terrestre de Gaza, lo que aumenta el riesgo de una escalada en la tensión que podría extenderse a otras regiones, particularmente a Irán, un país que busca ser un actor político relevante en la región y controla el estrecho de Ormuz, a través del cual se transporta aproximadamente un tercio del petróleo mundial. Además, unas hipotéticas sanciones al país reducirían la oferta de petróleo en un mercado ya deficitario", apunta Mario Catalá, director de gestión discrecional en Portocolom.

"Por ahora es demasiado pronto para saber si el precio de la gasolina y el diésel volverá a coger la senda de los 2 euros por litro”, advierte el director general de Grupo Moure, Manel Montero, quien destaca la importancia de que el conflicto no crezca a nivel geográfico para evitar nuevas subidas de precios en los combustibles. "Por eso es muy importante la figura de Irán, pues si se escala el conflicto a otros países la contención del precio será más complicada", señala. Para las economías occidentales, una nueva inyección de inflación energética puede tener efectos impredecibles una vez que los tipos de interés ya han alcanzado niveles restrictivos por encima del 4% y 5% en EEUU, Reino Unido y zona euro.

Tres escenarios para el crudo

"El foco se ha trasladado al petróleo, que es el vínculo que convertiría este conflicto militar regional en un desafío económico global. Rápidamente han surgido temores sobre una escalada y interrupciones en el suministro de crudo, lo que ha elevado los precios por encima de los 90 dólares por barril. El guion estándar es imperturbable", recuerda Norbert Rücker, economista de Julius Baer, pero analiza la situación actual para dibujar tres escenarios sobre lo que está por venir

El peor de todos, una crisis petrolera, tiene en su opinión menos del 5% de probabilidades de darse y supondría un conflicto generalizado con los precios del crudo por encima de 150 dólares. "En este escenario, el conflicto militar se extiende más en la región, es decir, Irán y otros se involucran directamente, y las acciones políticas y los ataques interrumpen el comercio y los flujos (...) La geopolítica se convertiría en un masivo shock exógeno que resetearía la economía y los mercados financieros para mediados de 2024", subraya la firma suiza.

El escenario central, en opinión de Julius Baer con un 65% de probabilidad, es un shock temporal en los precios con el conflicto militar centrado alrededor de Israel, impacto menor en la región más allá de la retórica inflamada de los países expuestos a la causa palestina. "El ruido y la incertidumbre desaparecerían y el aumento en el precio del petróleo se revertiría en cuestión de días y semanas. Los precedentes para este guion geopolítico estándar de un shock temporal son la Guerra del Líbano y las guerras anteriores en Gaza, reconociendo que el conflicto actual es más intenso. Hasta ahora, los esfuerzos de la diplomacia de Estados Unidos y las reacciones de los estados árabes parecen respaldar este escenario", expone Rücker.

Por último, hay otra línea temporal a futuro en el plano político que tendría consecuencias más duraderas e implicaría sanciones contra Irán por su apoyo a Hamas o Hézbola, un estancamiento en la normalización de relaciones diplomáticas en la región, además de una división entre aliados como EEUU y Arabia Saudí. "Los flujos de petróleo podrían ser limitarse parcilamente, o al menos la política de recortes de las naciones petroleras podría durar más de lo esperado. Sin embargo, el gobierno estadounidense teme el aumento de la inflación, China también es frágil y el mercado del petróleo ha desarrollado formas de comerciar petróleo sancionado fuera del alcance de Occidente en el último año", concluyen en Julius Baer.

Daños colaterales para los bancos centrales

En todo caso, la principal derivada para la estabilidad financiera de la zona euro vendría de los movimientos de tipos del Banco Central Europeo (BCE) en reacción a un nuevo repunte de la inflación por esta nueva crisis. "Estas tensiones podrían alejar a los bancos centrales de sus objetivos de inflación establecidos, lo que podría obligar a alguna subida adicional de las tasas de interés, en un momento en el que el consenso daba por sentado que habíamos alcanzado el punto máximo, y ya se empezaban a descontar próximas bajadas de tipos en primavera de 2024", comentan a este respecto desde la sociedad de valores Portocolom AV.

El panorama se empieza a emborronar justo cuando parecía que la economía empezaba a mejorar. "A medida que transcurre el año, aumentan los paralelismos con la década de 1970. Los paralelismos son sorprendentes", expone en un informe la gestora Muzinich & Co. "Mientras la actividad económica se ralentiza en EE.UU. y la inflación se mantiene obstinadamente por encima del objetivo, la estanflación, al igual que en los años setenta, sigue siendo un riesgo de cara al futuro". 

No es descartable que los inversores se pongan nerviosos si cambian las expectativas de tipos, según esta firma: "Si persiste la inflación, creemos que los bancos Centrales se encontrarán en una situación difícil durante un tiempo. Las señales de advertencia de una próxima recesión -especialmente en Europa- están ahí, pero una inflación obstinadamente alta puede exigir un mayor endurecimiento en los próximos meses y, como mínimo, podría retrasar cualquier relajación de la política monetaria. Actualmente, el mercado no espera nuevas subidas por parte de la Fed ni del BCE y está aceptando el mensaje de 'higher-for-longer'". 

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