Se diluirán un 97%

Salvad al 'soldado' Abengoa: el Estado acude al rescate y aniquila al accionista

Moncloa moviliza al ICO y Cesce para que se impliquen junto a la Junta de Andalucía en la nueva ronda de recursos financieros con los acreedores de la deuda a cambio de borrar otra vez el accionariado.

Instalación diseñada y construida por Abengoa en Arizona (EEUU).
Instalación diseñada y construida por Abengoa en Arizona (EEUU).
Archivo / ABG / L. I.

Abengoa, la problemática ingeniería sevillana, afronta en plena pandemia del Covid-19 su tercer rescate financiero en apenas cinco años para poder sobrevivir. Los intereses y voluntades de bancos, fondos, proveedores y Administraciones Públicas han vuelto a alinearse para salvar de la quiebra a una de las principales multinacionales españolas, con 14.000 empleados al cierre de 2019 (2.500 de ellas en España), con un coste en nóminas de 322 millones de euros anuales y una deuda neta de 3.900 millones que, de quebrar, hubiese provocado otro agujero en la cuenta de sus acreedores.

El impacto de haber dejado caer a Abengoa ha obligado al Gobierno de Pedro Sánchez y a la Junta de Andalucía de Juanma Moreno a arrimar el hombro para movilizar todos los recursos públicos del Estado para que la empresa pueda continuar con su actividad. La operación ‘Salvar a Abengoa’ involucra al Instituto de Crédito Oficial (ICO), que avala el 70% de una línea inmediata de crédito de 203 millones de euros. La aseguradora pública Cesce que cubrirá el 60% de una línea internacional de avales de hasta 300 millones vinculados al desarrollo de sus proyectos en diversos puntos del planeta. También participará la Junta de Andalucía, que aportará otros 20 millones en liquidez aunque todavía no ha firmado su adhesión, según los términos planteados en el acuerdo ‘in extremis’ para la reestructuración del grupo.

Fin de Abengoa SA y sustitución por Abenewco 1

Más allá de las líneas de crédito (203 millones) y avales (300 millones), el gran paso del acuerdo de reestructuración será visible en el accionariado, la deuda de la compañía y para los proveedores del grupo a los que no se estaba pagando. Estos recibirán el 80% de lo adeudado, es decir, 313 de 392 millones de euros. La actual Abengoa SA se encuentra en causa de disolución con un patrimonio negativo de 388 millones de euros, que todavía deberá reequilibrar para poder seguir activa. Para ello se requiere la conversión de deuda en préstamos participativos por valor 153 millones de euros y con un nivel de adhesión entre los acreedores que agrupe hasta el 96% de ellos.

A partir de diciembre, una vez completada la reestructuración, “se romperá” el actual grupo económico y fiscal. La empresa cotizada pasará a ser sustituida por Abenewco 1, la nueva cabecera dominante del negocio de ingeniería y renovables. Los actuales accionistas tendrán una participación de solo el 2,7% del capital en Abenewco 1, según la presentación a los inversores elaborada por la compañía. La cotización de Abengoa fue suspendida por la CNMV el pasado 14 de julio cuando subía más del 50% en sus acciones B, hasta 0,0062 euros; mientras que los títulos de clase A cotizaban a 0,016 euros. La capitalización bursátil de ambos títulos se situaba en torno a los 130 millones de euros que, de momento, seguirán congelados hasta que nuevo aviso del supervisor. Sin embargo, la dilución a la que se verán sometidos los viejos accionistas les diluye de forma casi total en la ‘Nueva Abengoa’, ya que solo tendrán un porcentaje inferior al 3%.

Los nuevos socios estarán encabezados por Banco Santander, BBVA, Caixabank y otros bancos que participan en los diferentes tramos de deuda que tiene el grupo con sede en Sevilla. Esta vez se unirán fondos como KKR, entre otros, a través de los distintos canjes de deuda por acciones y la propia estructura de Abenewco 1, además de la conversión de deuda en préstamos participativos -un híbrido que permite recibir un interés, la devolución de lo prestado o su equivalente en acciones- y otros instrumentos.

Los dueños de la Nueva Abengoa

El 14,5% de la propiedad de esta sociedad recaerá en el tramo de acreedores con bonos convertibles emitidos en 2019. El 4,3% de las acciones pertenecerá al subgrupo denominado New Money 2 que tiene bonos emitidos en 2017 y el 2,7% a los acreedores de los rescates anteriores que se vinculen de nuevo a esta reestructuración (New Bonding). Este subgrupo suma una deuda de 590 millones de euros en diferentes tramos, según la documentación de la compañía. En penúltimo lugar, el 23% de Abenewco 1 estará en manos de inversores que vinculados a la deuda del proyecto A3T, una planta de cogeneración de energía que Abengoa desarrolló en México.

Finalmente, el 52% de las acciones de la ‘Nueva Abengoa’ (Abenewco 1) y, por tanto, la mayoría, estará en manos de uno de los tres contenedores jurídicos que se creó en rescates anteriores y que se llama Abenewco 2 Bis. Esta sociedad agrupa a los fondos de inversión y bancos que aportaron la mayor parte del dinero en forma de capital y canjes de deuda en las reestructuraciones anteriores. Son los acreedores denominados por la compañía como SOM (Senior Old Money) y JOM (Junior Old Money), con un 95% y 5%, respectivamnte, de la propiedad del vehículo Abenewco 2 Bis.

El campeón caído de la deuda

Fue un ejemplo de éxito empresarial durante muchos años que resultó en 'fake' porque se basaba en tener el grifo de crédito abierto hasta que en 2015 este comenzó a cerrarse y provocó el colapso de la empresa que entonces gestionaba y controlaba la familia Benjumea. El modelo de negocio de Abengoa SA se convirtió en plusmarquista europeo del apalancamiento y el ‘project finance’ con una deuda directa de 9.000 millones e indirecta de 20.000 millones, cifras escondidas tras el gran crecimiento de la empresa.

El primer rescate de 2016 ya borró al lastimado accionariado anterior al diluirlo en un 95%. Después se actuó solo sobre la deuda, pero ahora el accionista de Abengoa volverá a ser borrado del mapa con la nueva reestructuración. El 19 de mayo de 2020 se publicaron las cuentas anuales de Abengoa SA del ejercicio 2019 con unas pérdidas netas de 517 millones de euros, que se unen a los 1.498 millones de 2018. “[En los resultados] se constató una situación de causa obligatoria de disolución al tener un patrimonio neto negativo (-388 millones) a 31 de diciembre de 2019”, justifica la empresa tras el anuncio de la reestructuración. ¿Misión cumplida? Los empleadores y acreedores de Abengoa todavía deberán esperar al proceso de mutación de deudas por acciones que se extenderá desde aquí a diciembre para poder cantar victoria… o salvados.  

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