Atentos al empleo

El Sur de Europa vela armas para intentar frenar otra ofensiva de tipos de Lagarde

Los expertos sostienen que cuando la inflación caiga al 3% y el paro supere el 7% de media en la Eurozona, la presión de los mensajes de los políticos al BCE se enfocará en la salvaguardia del empleo y no en el alza de precios 

Christine Lagarde, presidenta del BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCE
DPA vía Europa Press

El año 2023 va camino de convertirse en otro ejercicio duro en términos de política monetaria a la luz de los últimos movimientos de los bancos centrales, con la única excepción de la Reserva Federal, que en su última reunión ha optado por 'parar y ver' los efectos sobre la economía de la subida de tipos vertiginosa que ha materializado hasta la fecha. En el caso de la Eurozona, donde tanto la región en conjunto como su principal economía (Alemania) muestran síntomas evidentes de debilidad tras haber entrado en recesión técnica en el primer trimestre -después de acumular dos consecutivos de contracción de su PIB- la resiliencia del resto de países y la persistencia de la inflación no permitirán, en principio, al Banco Central Europeo (BCE) cambiar el rumbo en el segundo semestre.

Y esto mismo es válido para otros grandes emisores, que seguirán en principio elevando el tipo de interés terminal hasta que la dinámica de recesión se refleje de forma incontestable en los datos. No obstante, su determinación encontrará resistencias desde el ámbito político a medida que nos acerquemos a 2024. Prevemos que cuando la inflación caiga al 3% y la tasa de desempleo supere el 4,5% en EEUU y el 7% de media en la Eurozona, "la preferencia percibida del votante medio, reflejada en la presión de los políticos sobre los banqueros centrales, pasará de la lucha contra la inflación a la salvaguardia del empleo", explica a 'La información' Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac. Actualmente, el paro permanece en zona de mínimos históricos entre los países del euro en el 6,5%.

En el contexto europeo, este movimiento se produciría en principio en los países de la periferia o del Sur del continente, donde la mayor bolsa de economía sumergida impedirá a muchos ciudadanos beneficiarse de las redes de protección social, y donde además el limitado espacio fiscal impedirá grandes medidas anticíclicas. No en vano, la Unión Europea se encuentra a las puertas de desactivar la cláusula de escape que ha permitido a los estados contar con más margen para responder a los efectos de la pandemia primero y de la crisis energética e inflacionaria agravada por la guerra en Ucrania, después. A partir de enero de 2024 los socios deberán ajustarse al objetivo de déficit del 3% y a una senda de deuda descendente, si bien la vuelta a las nuevas normas presupuestarias no será en principio total, a la espera de que pueda entrar en vigor la propuesta de reforma del Pacto de Estabilidad en la que ha venido trabajando la Comisión Europea

Resulta paradójico recordar ahora los comentarios sobre las presiones inflacionistas y la merma en el crecimiento que trae consigo la respuesta monetaria para hacerles frente de quien en 2008 era destacado miembro del gobierno francés: "Si tenemos que elegir entre inflación alta y crecimiento alto, o inflación estable y crecimiento más bajo, sin duda prefiero una inflación temporalmente más alta y un crecimiento más alto. Espero que esta opinión sea compartida por algunos de nuestros socios europeos y comunicada al Banco Central Europeo". Las palabras las pronunciaba la entonces la ministra de Economía Christine Lagarde, a la que la vida ha puesto ahora en el lugar 'del otro'.

La reunión anual de Sintra del BCE, clave

Los próximos días pueden ofrecer algunas pistas sobre los siguientes movimientos del BCE, dado que a partir del lunes celebra su reunión anual en la ciudad portuguesa de Sintra, un encuentro que muchos consideran el 'Jackson Hole' de la entidad europea. El evento reúne a banqueros centrales de toda Europa y de otros países para debatir la evolución de la política monetaria. En particular, las palomas (o representantes del ala moderada de la entidad) "han estado muy calladas en los últimos días, por lo que será interesante ver si en los eventos de la próxima semana surgen fisuras entre los ponentes del BCE, ya que se cree que el banco central está cerca del final de su ciclo de subidas", apuntan desde Monex Europe. 

Con una inflación todavía elevada cabe esperar nuevas subidas de tipos "pase lo que pase" añaden desde la agencia europea de calificación EthiFinance, que contempla un alza adicional de otros 0,25 puntos en la próxima reunión de la entidad en julio. Así y ante el retorno a las reglas fiscales y manteniéndose los tipos en un nivel elevado (en relación a la última década) la tensión en los mercados financieros podría arreciar el próximo año para grandes economías como la italiana, cuya deuda sobre PIB escaló al cierre de 2022 hasta el 144% del PIB, frente al 113% en el que se situó la española. 

Los riesgos económicos con una inflación al alza a final de año

En el caso de nuestro país y, si bien la situación macro muestra signos positivos, existen desafíos y riesgos que podrían afectar al desempeño económico en los próximos trimestres. Eduardo Miranda Sancho, analista económico y financiero de Ibercaja incide en que una inflación en tasas históricas altas más persistente de lo previsto impactará en el poder adquisitivo de los consumidores y pondrá presión sobre los precios y costes de producción para las empresas. En principio está previsto que la tasa anual de IPC haya seguido moderándose en junio y que despida el mes en el entorno del 2% (desde el 3,2% al que se situó en mayo), si bien también es igualmente cierto que se espera un repunte de la inflación en el segundo tramo del año entre otras cosas por el conocido efecto "escalón" o "base", que esta vez jugará en contra en la comparativa con el año pasado. 

Al mismo tiempo, España como otras economías de su entorno, tendrá que encarar el impacto de ese intenso endurecimiento de la política monetaria que, como recordaba el Banco de España en su último informe trimestral, será más acusado el año que viene por el desajuste entre las decisiones del banco central y su traslado a la economía, así como por las señales de desaceleración en el área euro (también en China) y en ramas de actividad como las manufacturas. A estos factores se añaden, además, la evolución de tensiones geopolíticas globales -como la guerra en Ucrania- o los potenciales efectos de segunda ronda sobre la inflación.

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