Calviño da una mano de maquillaje a las cifras macro para atraer a los inversores

El Tesoro construye una selección de indicadores macro sobre España para inversores que exacerba las virtudes de la economía doméstica y disimula sus defectos.

La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Bruno Pérez | EFE

España, como motor europeo de crecimiento y creación de empleo; España, como economía de servicios con un relevante sector industrial, que ha dejado atrás la dependencia del ladrillo; España como economía exportadora y abierta al exterior, que ha logrado reducir drásticamente su déficit externo; España, como país con un sector financiero ya saneado tras el zarandeo de la Gran Crisis y España como país fiable, que se financia con solvencia en el exterior y que ha sabido reducir el desequilibrio estructural de sus cuentas públicas. Así es la luminosa fotografía sobre la economía española que la Vicepresidencia de Asuntos Económicos ha compuesto a partir de miles de cifras macro y 200 gráficos sobre indicadores económicos para las primeras rondas de contactos que el Tesoro va a mantener con inversores en esta extraña etapa de 'nueva normalidad' posterior al golpe de la Covid-19.

El Tesoro aclara en el 'disclaimer' del documento - el 'chart pack' en terminología anglosajona - que se trata de una información elaborada a partir de datos públicos y que su finalidad es meramente informativa y no constituye una oferta formal de suscripción de títulos de deuda para los inversores. A lo largo de 76 páginas y 200 gráficos el documento ofrece una perspectiva singular tanto de la situación actual de la economía española como de los avances conseguidos en los últimos años, en la que se ignora la última información disponible sobre el impacto del coronavirus en la economía española y se varían de forma sistemática las fechas de referencia utilizadas en los cuadros - que utilizan como base desde el recorrido desde el año 1990 hasta la actualidad, a únicamente los últimos 12 meses - buscando ofrecer el mejor perfil posible del desempeño de la economía doméstica. 

Para ilustrar el mejor desempeño comparativo de la economía española respecto a sus pares de la zona euro en los últimos años, Economía ha optado por ejemplo por poner el punto de inicio de la comparación en 1999, año de arranque del 'boom económico patrio' que llevó a la economía española en volandas a lomos del ladrillo hasta el 'crash' de 2009. Nuestro diferencial de crecimiento en este periodo con el resto de las economías del euro aún se explica por ese prolongado periodo de 'doping económico'. Otro ejemplo. Para ilustrar el supuesto cambio de patrón de la economía española hacia un modelo más basado en los servicios y menos en el ladrillo, comparan el mix de valor añadido al que se llegó en dos ejercicios concretos (1995 y 2006) no con el año 2019 sino con una extraña referencia a los últimos cuatro trimestres que no aclara a cuáles exactamente hace referencia.

El suavizado impacto de la Covid-19 en la economía

A la hora de ilustrar el impacto de la Covid-19 en la economía, el asunto de más rabiosa actualidad en las últimas semanas por las referencias del Banco de España, la Autoridad Fiscal y el Fondo Monetario Internacional al impacto diferencial que la crisis ha tenido en la economía española, a cuenta de su particular perfil sectorial y también de la dureza de las medidas de confinamiento decretadas en España, Economía ha optado por pasar de puntillas por el asunto y ofrecer la versión más suave posible. Aunque el documento ha empezado a circular el pasado viernes 26 de junio, dos días después de la publicación del último informe del FMI, éste no refleja la renovada y más negativa previsión para España del organismo, de una caída del 12,8%, sino el 8,1% que el organismo previó en abril. Para ilustrar la caída del primer trimestre, se ha optado por utilizar el dato interanual, que ofrece una caída del 4,1% y no el trimestral, que revela un desplome del 5,2%. No hay más referencias al contexto más actual: una página sobre 76 y tres gráficos sobre dos centenares.

Hay más intereses por 'poner en el escaparate' otras fortalezas. Los funcionarios de Economía se remontan a 1990, 1995, 2003 o 2005, según lo requiera el caso, para mostrar de la forma más evidente posible a los inversores cómo se ha avanzado en capítulos como el reequilibrio de la balanza de pagos o como han crecido las exportaciones de bienes y servicios. Por ejemplo, 1990 es el año que se ha escogido como referencia para hacer ver a los inversores que mientras otras grandes economía como Reino Unido, Estados Unidos, Francia o Alemania han perdido cuota de mercado exportadora en estos años de desarrollo de la globalización, España la ha mantenido. Recordatorio: en 1990 España llevaba cuatro años en lo que entonces se llamaba Comunidad Económica Europea y empezaba a aprovechar las ventajas de un mercado común, cuyas puerta había tenido cerradas hasta el año 1986.

La aprovechable herencia de la reforma laboral

España tiene que mirar al futuro sabiendo que no puede competir por sus bajos costes salariales sino por su productividad. El relato está asentado en el discurso del Gobierno y opone el supuesto modelo de la reforma laboral de 2012 con otro modelo de salarios dignos y competitividad por capacitación. A la hora de tratar con inversores, sin embargo, la página que ilustra de manera evidente la ventaja competitiva que suponen para España sus bajos costes laborales es un 'must' de las presentaciones del Tesoro desde hace tiempo. La construcción de la presentación relaciona además un nivel de productividad bajo en relación a las principales economías del euro - salvo Italia - pero cerca de la media, con un nivel de costes salariales unitarios significativamente más bajos y que apenas han repuntado desde el año 2013. Un 'caramelito' para cualquier inversor que quiera aterrizar en España, según los analistas que observan los costes laborales unitarios como uno de los principales indicadores de la competitividad de una economía

Otro de los efectos no deseados por algunos actores políticos y económicos de la reforma laboral fue la flexibilización de la contratación a tiempo parcial y su fomento respecto a la contratación a tiempo completo. Desde el banco sindical y en el relato de la izquierda política se ha identificado ese mayor recurso a la contratación a tiempo parcial como un signo de la precarización de las relaciones laborales en España, por muchos que países avanzados como Países Bajos (50%) o Alemania (27%) tengan niveles de contratación a tiempo parcial elevados. Los inversores, sin embargo, ven ese indicador como un ejemplo de la flexibilidad del mercado laboral y tal vez por eso la presentación de Economía destaca que mientras en 2015 estábamos en un nivel de contratación a tiempo parcial del 12,1%, durante el año pasado esa tasa repuntó hasta el 14,4%.

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